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jueves, septiembre 07, 2006

Huellas misteriosas y ovnis

El día 10 de diciembre de 1997, por la tarde, fueron descubiertas unas huellas circulares en unos terrenos de Jarandilla de la Vera (Cáceres). El lugar preciso donde aparecieron fue en “La Berrocosa” y los descubridores, unos niños de 11 y 9 años de edad, hijos del dueño de la citada finca. Una información más detallada del asunto pueden encontrarla ustedes en la obra que hemos mencionando en las dos últimas entradas: Huellas de otra realidad, de Gonzalo Pérez Sarró. El autor del libro vio las trazas dos días después de su aparición. Repasa varias causas normales que pudieron provocarlas pero no le convence ninguna de ellas y concluye: “Aquella tarde del 12 de diciembre la relación entre las marcas que tenía ante mí y los avistamientos ovni que en esos días se produjeron, a diez kilómetros escasos de allí, se estrechó definitivamente.” (pág. 138)

El Sr. Pérez, examinando las huellas “in situ” hace las siguientes reflexiones: “En el interior de aquella extraña circunferencia, la emoción me embargó. Ahora estaba convencido. Tan solo unas horas antes, en ese trozo de tierra tal vez hubiera estado posada una de esas naves cuyo rastro tantas veces persigo.”

"...entonces...comencé a imaginar. ¿Qué clase de máquina sería aquella? Y sus tripulantes, si los tuvo, ¿cómo serían? ¿Donde estarían en esos momentos en los que yo pisaba el rastro dejado por ellos días antes?"... (pág. 138)

De momento, dejamos las marcas y pasamos a estudiar los avistamientos ovni que coincidieron, temporal y geográficamente, con las aludidas trazas. El Sr. Pérez Sarró relata, en su obra, dos casos que, según él, pueden estar relacionados con las huellas. Uno ocurrió en Jarandilla de la Vera, el 7 de febrero de 1996 y el otro en Cuacos de Yuste, el 1 de diciembre de 1997.

En la primera observación (Jarandilla de la Vera) fue visto, por la noche y durante más de una hora, un objeto luminoso estático, silencioso y a baja altura.

A las 21:30 horas locales (GMT+1) del 7 de febrero de ese año era visible, por el Oeste, el planeta Venus (azimut 82º 47’). Estaba ubicado a baja altura (unos 7º sobre el horizonte) y su ocaso se produjo hacia las 22:12 horas. A pesar de la escasa información que se ofrece sobre el caso, ésta apunta claramente a una confusión con el brillante astro.

Sobre la segunda observación (Cuacos de Yuste), la prensa local publicó una breve nota informando del suceso: “La información recogida por el periódico Extremadura hablaba del avistamiento, por parte de varias personas, de una potente luz en los cielos de Cuacos de Yuste. Sin querer profundizar, se apuntaba la posibilidad de que aquello pudiera ser un ovni.” (pág. 117)

El Sr. Pérez recoge el testimonio del corresponsal de la zona F. M., que precisamente escribió la noticia en el diario cacereño. Hacia las 20:15 horas observó, junto a otras personas y desde la gasolinera de Cuacos de Yuste, una potente luz en el cielo entre el monte San Simón y el cementerio alemán.

“El tamaño de aquel misterioso objeto era mucho mayor que el de las estrellas y, desde luego, no tenía nada que ver con un avión. Su forma, luz, dimensiones y velocidad no se asemejaban en nada a la de alguna aeronave conocida.” (Pág. 122)

El avistamiento duró más de una hora y el periodista asistió al final del mismo. El ovni fue observado, por otras personas, con prismáticos.

“...Se apreciaba una silueta oscura. Algo parecido a lo que ocurre cuando la luna no está completa. Si la miras con detenimiento, logras adivinar su forma real, pues eso es lo que se observaba, un efecto parecido al de la luna. Después, el objeto fue alejándose y pareció perderse tras el denominado monte de San Simón.” (pág. 123)

Aquí tenemos otra indudable confusión con el planeta Venus. El día 1 de diciembre del citado año a las 20:15 horas locales (GMT+1), el mencionado astro estaba situado hacia el SW (azimut 51º) y tenía una altura de unos 6º sobre el horizonte. Como se puede apreciar en el mapa (Cartografía militar de España, escala 1:50.000. Serie L hoja 13-24, Jaraiz de la Vera), desde el punto de vista de la gasolinera (ubicación de los testigos) el monte San Simón (lugar por donde se alejó el “ovni”) está situado hacia el SW.

Azimut de Venus a las 20:15 h del 1-12-1997

Como vemos, el ovni y Venus estaban en la misma dirección. Si realmente había esa noche un ovni en el cielo de Cuacos, los testigos tenían que haber visto dos luces potentes (el ovni y Venus). Sin embargo, éstos sólo hablan de una luz por lo que es fácil deducir que estaban viendo al referido planeta que, esa noche, lucía un brillo espectacular (magnitud –4.6).

Venus, como la Luna, tiene fases y suelen ser visibles con un instrumento óptico sencillo. En el relato del avistamiento se dice que la “extraña luz” fue observada con prismáticos. También se hace una descripción, citada anteriormente, sobre la fase que presentaba el “ovni”. A continuación les muestro el aspecto que tenía Venus la noche de la observación.

Aspecto de Venus el 1-12-1997


Como hemos comprobado, los avistamientos que el Sr. Pérez Sarró pretende relacionar con las huellas tienen una explicación perfectamente normal y ¡no fueron la causa de las mencionadas improntas! Entonces, ¿Qué provocó la aparición de esas “misteriosas” marcas?

No las he visto sobre el terreno y, por lo tanto, no voy a adelantar una explicación. Sin embargo, y aprovechando la ocasión, voy a mencionar una forma sencilla de hacer huellas circulares sobre la hierba.

Un día apareció en el jardín de mi casa un círculo de aproximadamente 1,5 metros de diámetro (Ver fotografía). A primera vista parecía que había aterrizado un ovni. Sin embargo, la explicación apareció muy pronto. El viento colocó sobre la hierba un plástico redondo (perteneciente a una piscina portátil infantil) y allí estuvo varios días, dejando en el suelo la marca que se muestra en la foto.



viernes, agosto 25, 2006

"Encuentro cercano" y pérdida de la orientación

Vamos a examinar, a continuación, otro de los casos que se relata en el libro mencionado en la entrada anterior (Huellas de otra realidad, de Gonzalo Pérez Sarró). Como tiene información suficiente, vamos a intentar explicarlo. La observación ocurrió un día indeterminado del mes de noviembre de 1993, hacia las diez de la noche, entre las poblaciones cacereñas de San Vicente de Alcántara y Valencia de Alcántara.

El avistamiento, como veremos, tiene todos los elementos clásicos de una “persecución” lunar. Sospechando la participación de nuestro satélite en el incidente, he comprobado las posiciones del astro (a las 22:00 horas locales) durante el mes de noviembre del citado año y he localizado una noche donde la Luna se encontraba en la ubicación oportuna para provocar la confusión. Ese día es el: ¡18 de noviembre!

El cielo mirando hacia WSW a las 22:00 horas

En mi opinión, esa fecha es la más probable del avistamiento puesto que nuestro satélite se encontraba cerca de la fase de cuarto creciente, a poca altura del horizonte y en la dirección señalada por los observadores.

A las 22:00 horas (GMT+1) del 18 de noviembre de 1993, nuestro satélite tenía un azimut de 60º 53’ (ubicado hacia el WSW) y una altura sobre el horizonte de 8º 30’. El ocaso del astro se produjo a las 22:56 horas. Como se puede comprobar en el mapa de la zona, la Luna estaba situada a la izquierda de los observadores.

Azimut de la Luna al inicio y final de la observación

Éstos se dirigían en coche, por la autonómica 110, hacia Valencia de Alcántara. A unos dos kilómetros de San Vicente de Alcántara, a la hora indicada anteriormente, el conductor observó: “...a muy baja altura, una estrella situada a su lado izquierdo.” (Huellas de otra realidad, pág. 97).

El acompañante: “...tras inclinar su cuerpo todo lo que pudo para ver por la ventanilla de Mariano, observó algo extraordinario.

--¡Joder, si eso no es una estrella! ¿Cómo va a ser una estrella si va pegado al suelo y es enorme? (pág. 97).

El conductor, cuando tuvo oportunidad de mirar, vio lo siguiente: “Allí descubrió una luz anaranjada, nebulosa, tenue, que cerca del suelo, como a unos seiscientos metros de él, se desplazaba en el mismo sentido que su vehículo.” (pág. 98).

El insólito fenómeno les acompañó durante todo el trayecto de vuelta a casa: “Aquel chisme parecía estar atado a nosotros, porque hacía lo mismo que nuestro coche –me comentaba Antonio-. Cambios de velocidad, giros en las curvas, desniveles del terreno, todos, absolutamente todos los movimientos que realizaba el Ford los efectuaba él, pero no con un cierto retraso, esto es lo más extraño, sino exactamente al mismo tiempo. Parecía unido a nosotros.” (pág. 98).

El acompañante pudo fijarse en más detalles: “Afirma que volaba a unos ocho metros del terreno, tenía forma de zeppelín con una longitud aproximada de 15 ó 20 metros. Parecía estar formado en su mayor parte por una especie de materia gaseosa, “como niebla”, según lo definía el de Valencia de Alcántara. En su base pudo apreciar con nitidez un cuerpo también ovalado, pero este de clara naturaleza sólida.” (pág. 98)

Aspecto de la Luna el 18-11-1993

Cuando llegaron al cruce con la Nacional 521, el ovni se colocó frente al automóvil: “...el ovni abandonó la actitud de realizar nuestros mismos movimientos y se elevó colocándose delante del coche, pero seguíamos él y nosotros en movimiento.” (pág. 100)

Los testigos circulaban en ese momento por una gran recta y se cruzaron con una moto: “Entonces, aquel “chisme” pareció advertir la presencia del motorista y se elevó, sin ningún ruido, alejándose...” (pág. 100)

“El objeto no se marchó, permaneció estático frente a ellos sobre una ermita que se mantiene iluminada toda la noche. Mientras, los testigos lo observaban desde fuera de sus coches. Transcurridos unos diez minutos, el ovni se puso de nuevo en movimiento, perdiéndose en la lejanía, en dirección a Portugal.” (pág. 100. El resaltado en negrita es mío).

En principio, la experiencia puede parecer una asombrosa persecución por parte de un extraño objeto volador. Sin embargo, como hemos visto, en el relato de la observación aparecen los componentes típicos de una confusión con la Luna. Resaltados en negrita podemos ver los más evidentes. Al inicio del avistamiento, los testigos ven el ovni hacia su izquierda (la Luna se encontraba, el día 18, a la izquierda de los observadores: WSW). El “insólito” objeto les acompaña hasta el cruce con la N-521, imitando sus movimientos (paralaje del movimiento). Se producen, también, los clásicos errores de percepción de distancias y tamaños.

Al llegar al citado cruce con la N-521 el “ovni” se sitúa delante de los testigos. Como se puede apreciar en el mapa, desde el citado cruce hasta Valencia de Alcántara la carretera tiene una orientación aproximada de NE-SW, coincidente con el azimut de nuestro satélite. Por lo tanto, en ese tramo, tenían a la Luna delante de ellos y sobre la carretera.

La casual aparición de un motorista en sentido contrario, que coincidió con la aparente elevación del “ovni”, es interpretada por el autor del libro como algo extraño: “Algo me dice que este motorista que apareció de la nada, en pleno tramo recto, es “mucho” motorista. Existen nuevas vías de averiguación que iniciar, serios indicios para interrogarse acerca de la verdadera naturaleza de este “espantaovnis”. De momento he de dejarlo en este punto. La investigación continúa.” (Pág. 101)

También, se menciona cierta desorientación de los testigos en parte del trayecto. Hay que decir que los observadores estaban muy alterados: “El ambiente en el interior del automóvil ya era muy tenso, al borde de la histeria...” “...El pánico se adueñó de aquellos dos hombres que ya hablaban con gritos...” (pág. 99). En esas condiciones es muy fácil perder la orientación y no saber cuanto falta para llegar al destino.

El “ovni” desapareció en dirección a Portugal. Como se puede comprobar en el mapa, el azimut de la Luna apunta hacia el citado país.

Este es otro caso más para incluir en la larga lista de confusiones con nuestro satélite natural. En esta ocasión, la falta del día de la observación no ha sido un obstáculo serio a la hora de explicarlo ya que, los numerosos elementos descriptivos que contiene el relato revelan claramente la naturaleza real de lo observado.

lunes, agosto 14, 2006

Ambulancia "perseguida" por un extraño fenómeno aéreo

Con el presente artículo doy un salto hacia adelante en el tiempo y me sitúo en el año 1984. El motivo, un libro que encontré curioseando en una librería donostiarra. Se titula: Huellas de otra realidad. Crónicas de hechos inexplicables (Edaf, Madrid 2006). Autor: Gonzalo Pérez Sarró. La obra pertenece a la colección: “El archivo del misterio de Iker Jiménez”.

Ojeando el citado libro encuentro un capítulo (el 3) dedicado a los ovnis: “Valencia de Alcántara: 18 años de oleada ovni”. De los temas que trata el citado trabajo sólo tocaré lo relacionado con el asunto ovni. He revisado algunas de las observaciones que incluye, donde la información es suficiente, y me he encontrado con las clásicas persecuciones o escoltas cercanas. Por lo tanto, no he podido resistir la tentación y he realizado un examen más exhaustivo (hasta donde dejan los datos proporcionados por el libro) de esos avistamientos. Lo que he hallado lo iré mostrando en esta bitácora.

El autor del libro dice en varias ocasiones: “caminar en busca de la Verdad”. Sin embargo, el título de la obra ya nos da una pista de por donde se dirigen los pasos del buscador de lo misterioso. Considero que no hay “hechos inexplicables”. A mi juicio, unos sucesos por muy extraños que sean siempre tendrán alguna explicación. Que, en el caso que nos ocupa, estén sin explicar no significa que sean inexplicables. Serán unos incidentes inexplicados hasta que venga alguien con un dato nuevo o que no se había tenido en cuenta hasta ese momento y los explique.

Volviendo a los avistamientos del libro, comenzaré con el ocurrido el día 20 de junio de 1984 entre Valencia de Alcántara y Cáceres. En un listado de casos resumidos (pp 81-87) se dice lo siguiente sobre el suceso (caso 31):

“20-06-1984 Objeto anaranjado con forma de media luna que voló delante de una ambulancia durante el recorrido de unos ocho kilómetros. Su luz fue aumentando de intensidad a medida que avanzaba. Llegó a estar a unos sesenta metros de distancia del automóvil y casi a ras del suelo. De repente desapareció.” (pág. 84)

A continuación voy a transcribir los pasajes más importantes del hecho:

“Era el 20 de junio, sobre las tres de la madrugada. Ángel trasladaba en su ambulancia a una familia desde Valencia de Alcántara hasta el hospital de Cáceres, un matrimonio y su hijo de corta edad que precisaba atención en aquel centro...” (pág. 92)

“El viaje continuó con normalidad hasta llegar a las proximidades del pueblo de Aliseda. En un paso a nivel del tren, Ángel vio algo extraño que no quiso comentar...” (pág. 92)

“...María, que ahora viajaba al lado del chófer, gritó mientras lo golpeaba en la rodilla: “¡Mira, mira aquello!”. Se trataba de una enorme “luna” anaranjada que los acompañaba en el viaje. Ángel, azarosamente, intentaba explicar que él, aunque fugazmente, ya había notado su presencia momentos antes.” (Pág. 93)

Desde ese momento y durante ocho kilómetros fueron escoltados por el insólito objeto. Al coronar un cambio de rasante se toparon de frente con el “ovni”:

“...Aquel inoportuno acompañante se encontraba ahora en medio de la calzada, casi tocando el suelo, pero gracias a Dios, desplazándose en el mismo sentido que el vehículo de Ángel y conservando la misma distancia siempre. Ahora su color era diferente, había cambiado del anaranjado a un blanco resplandeciente. Desprendía tal luz que iluminaba toda la carretera y se podían ver perfectamente los campos adyacentes. El tamaño de la esfera, aunque difícil de precisar, Ángel afirma que superaba claramente el metro de diámetro...” (pp. 93-94)

Sobre la distancia a que estaba el “ovni” en esos momentos se dice:

“...Los sesenta metros de separación, a Ángel Garlito se le antojaban escasos y peligrosos...”(Pág. 94)

Comentarios de Ángel Garlito:

“...Con el objeto luminoso delante, intenté mantener la velocidad en 80 km/h, sin embargo, era difícil porque en ocasiones tenía que frenar ante la existencia de curvas peligrosas, y esto era lo sorprendente, la extraña luz hacía lo mismo, con exacta medida y a la par que la ambulancia.” (Pág. 94)

“Cuando alcanzaron el cruce de la carretera de Arroyo de la Luz, el objeto comenzó a distanciarse, elevándose, hasta desaparecer...” (Pág. 94)

El día 20 de junio de 1984, a las 3:00 horas locales (GMT+2), la Luna era visible hacia el ESE (azimut 291º), tenía una altura sobre el horizonte de unos 7º (el orto se produjo hacia las 2:18 horas) y estaba cerca de la fase de cuarto menguante (fracción iluminada: 0.636). Como podemos comprobar en un mapa de la zona, la carretera tiene, en el tramo donde apareció el “ovni”, una orientación aproximada de Oeste-Este. Por lo tanto, la ambulancia miraba hacia el Este y los observadores tenían a nuestro satélite o un poco a la derecha o frente a ellos, dependiendo del trazado de la carretera. Sin embargo, los testigos no vieron a la Luna. Vieron un objeto extraño que les escoltaba. No se indica el estado del cielo durante la observación. Probablemente, nubes bajas o bruma dieron a nuestro satélite un aspecto insólito que confundió a los observadores.


20-6-1984, el cielo mirando hacia el ESE a las 3:00 horas

La posición y las descripciones que se dan del “ovni” no dejan lugar a dudas: Objeto ubicado en el mismo punto del cielo que nuestro satélite, con forma de media luna (Luna casi en fase de cuarto menguante), color anaranjado (el clásico cuando nuestro satélite está cerca del horizonte), que imita los movimientos de la ambulancia (paralaje del movimiento), etc. El tamaño y distancias indicadas por los observadores se explican desde los errores de percepción e ilusiones.


Azimut de la Luna y posición de los testigos al inicio del caso

La desaparición del "ovni" pudo ser provocada por la orografía de la zona o por probables nubes que fueron ocultando a nuestro satélite hasta hacerlo desaparecer.


Fase de nuestro satélite el día 20-6-84

Conclusión: Como estamos viendo a lo largo de los artículos publicados en este blog, en este tipo de avistamientos aparecen invariablemente los mismos elementos y características que revelan la naturaleza real de lo observado. En el caso que hemos visto hoy resulta, en mi opinión, bastante clara la explicación lunar y es otra muestra más de esta clase de confusiones.

viernes, julio 28, 2006

Un "ovni" entre Irurzun y Pamplona

Volvemos a la “década dorada”, concretamente a octubre de 1975. El día 7 del citado mes, La Gaceta del Norte publicaba un pequeño artículo dando cuenta de la aparición de un “ovni” entre estas dos poblaciones, que se mantuvo a la vista durante más de dos horas. Como veremos, el avistamiento puede incluirse en los casos del Tipo I o aterrizajes puesto que el “ovni” fue visto despegando del suelo. Como oportunamente comprobaremos, se trata de otra típica confusión con el planeta Venus.

Se desconoce quién fue el testigo, ya que no quiso dar su nombre cuando relato la historia al periódico. El hecho ocurrió en la madrugada del domingo (hacia las 5:15 h) día 5 de octubre. El observador se encontraba en la primera gasolinera que hay saliendo de Irurzun dirección Pamplona:

“...Al salir de la misma, hizo algunos destellos con las luces de su coche para avisar a quien pudiera acercarse. En ese momento, y sobre los pinos que hay al otro lado de la calzada, vio elevarse desde el suelo un objeto brillante...”

“...Me asusté y eché a andar con el coche, a toda la velocidad que pude. Vi que me seguía a unos trescientos o quinientos metros. Paré y él también lo hizo.”

“Seguí con el coche hasta un hotel de las afueras de Pamplona. Allí paré y salté del coche.
-¿Qué hizo el aparato?
Se quedó inmóvil sobre el tejado de unas casas que había enfrente. El vigilante de la gasolinera también lo vio. Cuando salimos fuera, él se acercaba y al meternos se alejaba un poco.
-Entonces lo pudieron ver perfectamente. ¿Qué forma tenía?
Era como un sombrero de un picador, de unos tres metros de diámetro y tenía dos antenas con una bola en la punta. Giraba sobre si mismo y lanzaba destellos.

-¿Cómo cuánto tiempo estuvieron viéndolo?
Hasta que llegó el vigilante de día de la gasolinera; sobr
e las siete de la mañana. Conforme se acercaba el día se iba elevando hasta que desapareció.”


A las 5:15 horas locales (GMT+1) el planeta Venus estaba en el cielo, ubicado hacia el Este (azimut 273.59º) y tenía una altura sobre el horizonte de unos 15.55º. El orto se produjo hacia las 3:49 horas. El despegue de la luz pudo ser una ilusión provocada por un movimiento hacia abajo del coche al entrar a la carretera. El observador tenía al citado planeta a baja altura, delante y un poco a la izquierda, según el sentido de la marcha. Las distancias, persecuciones e inmovilizaciones del “ovni”, imitando los movimientos del vehículo, son ilusiones debidas a errores de percepción y a la paralaje. El “ovni” o el astro fue contemplado (¡durante más de dos horas!) hasta que empezó a amanecer. Al despuntar el día el planeta, poco a poco, dejó de verse lo que fue interpretado como que desapareció.

Azimut de Venus al comienzo y hacia el final de la observación.

Si realmente estuvo en el cielo, todo ese tiempo, un artefacto volador extraño resulta inaudito que nadie más lo viera. La duración de los bólidos (más brillantes y espectaculares que las estrellas fugaces) suele ser muy breve y sin embargo aparecen cientos o miles de testigos.


Llama la atención, y puede ser muy instructivo a la hora de estudiar otras observaciones similares, la percepción de distancias, tamaños, formas, maniobras, persecuciones y hasta despegues del suelo atribuidas a una luz en el cielo que, como hemos visto, resulta ser un astro brillante.

jueves, julio 06, 2006

Un "huevo volador" aterroriza a una persona

Dejamos, brevemente, la “década dorada” de la ufología hispana para examinar un cuasi-aterrizaje ocurrido durante la famosa oleada de 1968. El encuentro con un “enigmático objeto volador” se produjo en la localidad asturiana de Noreña el día 31 de agosto de ese año, hacia las 23:00 horas locales. El caso se dio a conocer por el diario La Nueva España, de Oviedo, el domingo día 1 de septiembre. En esta ocasión se realizó una encuesta directa del avistamiento, poco después de ocurrir, por Fernando de Silva y Jaime F. Sendín. En diciembre de 1976, Ignacio Blanco y varios colaboradores reconstruyeron toda la investigación del evento y el resultado del estudio fue esencialmente igual al de la primera encuesta.

Una información detallada de estas pesquisas se puede leer en la obra de Vicente-Juan Ballester Olmos, OVNIs: el fenómeno aterrizaje, Plaza & Janes, Barcelona (versión revisada), pp. 77-84 (desde aquí agradezco a Manuel Borraz el envío de la información publicada, sobre el caso, en el mencionado libro). También tenemos un resumen en la obra del mismo autor y Juan A. Fernández Peris, Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis, Plaza & Janes, (Barcelona 1987), pp. 139-140. A continuación reproduzco el relato de la observación tal y como se publicó en este último libro:

Sábado, 31 de agosto de 1968 (23:00 h). Noreña (Asturias).

José Antonio Rodríguez Trabanco, transportista de 48 años, conducía su automóvil por la carretera comarcal de Noreña a su domicilio en Oviedo, tras la jornada laboral, cuando a la salida de Noreña observó en el cielo, como a unos 1000 m de distancia, un punto luminoso que descendía a gran velocidad y que dejó de verse al quedar tapada su trayectoria por los árboles que en ese tramo bordean la carretera. Continuó su camino, hasta que al llegar al puente sobre el río Noreña comenzó a ver una luminosidad enfrente, sobre la carretera. Pensó que sería la Luna y siguió unos 400 m más, hasta que se dio cuenta de que en realidad se trataba de un objeto luminoso situado a unos 5 ó 6 m de altura sobre la misma vertical de la carretera. Tenía forma de huevo truncado por su parte superior y su tamaño era de 1,5 m de altura por 1,3 m de anchura, con bordes definidos.

Poseía una luz fija y uniforme en toda su superficie de color anaranjado-rojizo, “como una colada de hierro”, que no iluminaba la carretera ni molestaba al testigo. Dicha luz le impidió observar cualquier detalle del objeto, aunque tuvo la impresión de que no era totalmente opaco, sino de una cierta transparencia, “como la de un cristal translúcido”. Entonces se aterrorizó y detuvo su vehículo a la derecha de la carretera, junto al muro de una finca de pradería, a unos 10 m (En la prensa se señaló que fue a 100 metros) del objeto. El lugar se halla aproximadamente a 1.000 m de Noreña, en las cercanías de una fábrica de muebles y un depósito de “Gas Butano”, habiendo una línea de alta tensión a unos 300 m. Apagó las luces y quitó el contacto. Pasados unos segundos, el OVNI comenzó un desplazamiento lento hacia atrás y hacia la izquierda. Tras unos instantes de inmovilidad, siempre a la misma altura, el objeto se desplazó hacia el auto, por lo cual y presa de gran miedo, el testigo lo puso en marcha, dio la vuelta, y se dirigió hacia Noreña “despavorido”, no atreviéndose a mirar atrás. El OVNI mantuvo en todo momento la posición vertical, siendo su extremo curvado el que estaba más próximo al suelo. No se apreció sonido alguno, durando la observación en total unos 2 minutos.

Al llegar a Noreña encontró a un brigada de la Guardia Civil, conocido suyo, quien le sugirió regresar juntos al lugar. Al llegar, el objeto ya no estaba, no encontrando tampoco rastro de ningún tipo. La noche era clara, siendo visibles las estrellas, y la temperatura era agradable.
(Primera mano, Fernando de Silva y J. Sendín. Primera mano, Ignacio Blanco e
t al. V.-J. Ballester Olmos, OVNIS: fenómeno aterrizaje (r), 77,84.)
(El resaltado en negrita es mío)



Fotografía publicada en Enciclopedia de los encuentros cercanos con ovnis

Aquí tenemos el clásico encuentro cercano con un ovni. Después de leer el resumen de la observación, que fue elaborado después de realizarse una investigación pormenorizada, se podría pensar que el observador vio verdaderamente un fenómeno aéreo insólito. Sin embargo, si se hace un examen detenido de los datos comprobaremos que no es así.

Manuel Borraz en “OVNIs: Anotaciones a la luz de la Luna”, Boletín Informativo del Colectivo Cuadernos, nº 13 (junio 1995), pp. 56-62, ya indicaba que el avistamiento podría explicarse como una confusión lunar. Si hacemos las comprobaciones astronómicas pertinentes, veremos que nuestro satélite se ubicaba, precisamente, donde estaba el ovni. El 31 de agosto de 1968, a las 23:00 horas (GMT+1), la Luna tenía un azimut (origen del azimut el Sur) de unos 38º 49’ (visible hacia el SO) y una altura sobre el horizonte de unos 6º 46’.



La visión, al inicio de la observación, de una estrella fugaz pudo ser el desencadenante del incidente posterior. Me parece oportuno recordar el contexto en el que se produjo el caso. Éste aconteció en plena oleada ovni de 1968 donde la prensa informaba, casi a diario, de las apariciones de extraños objetos aéreos y la televisión española emitía la serie americana “Los invasores”.

En un mapa de la zona se puede ver que la carretera comarcal que va de Noreña a la N-634 tiene una orientación, aproximada, de NE-SO.

La observación tuvo lugar en la carretera C-142, que va desde Noreña hasta la carretera N-634, a la que alcanza a la altura del km 199... (OVNIs: el fenómeno aterrizaje, pág. 77).

Si el ovni se ubicaba en la vertical de la vía, desde el punto de vista del testigo se veía en dirección SO y a baja altura. Si trazamos el azimut de la Luna, citado anteriormente, veremos que pasa por encima de la carretera comarcal, precisamente por donde estaba situado el ovni.


Por otra parte, en el relato encontramos los elementos típicos de una confusión lunar: color anaranjado rojizo (el clásico cuando la Luna está cerca del horizonte), inmovilidad, ausencia de sonido, etc. Resulta muy ilustrativa la siguiente descripción que hace el testigo sobre la intensidad de la luz del ovni: ...Su intensidad no era muy grande –como la de la Luna, aproximadamente- (Pág. 82). En un primer momento, el observador pensó que era nuestro satélite: Al principio creí que era la Luna, pero luego me di cuenta que era algo bien distinto... (publicado en la prensa). Después de que el ovni comenzó a acercarse (maniobra explicable desde las ilusiones) al testigo, éste se aterrorizó y el astro se convirtió en un objeto volador insólito y cercano. Hay que señalar que el declarante dijo que ¡no había Luna! cuando ocurrieron los hechos:

La noche era clara (el testigo cree recordar que eran visibles las estrellas aunque no así la Luna) y había una temperatura agradable. (Pág. 83)


Como hemos podido comprobar, nuestro satélite estaba en el cielo en el momento de la observación. Al volver el observador, acompañado, al escenario de la aparición el ovni ya no estaba allí. La Luna, durante el avistamiento, se ubicaba cerca del horizonte y de su ocaso. Éste se produjo hacia las 00:04 horas pero teniendo en cuenta la orografía de la zona se ocultó antes y, por lo tanto, ya no era visible en el firmamento cuando volvieron el testigo y su acompañante.

martes, junio 13, 2006

¿Una "nave portadora" sobre Arrecife?

Según La Gaceta del Norte del día 23 de septiembre de 1975, desde la isla de Lanzarote fue divisado un “gigantesco ovni”. La observación se efectuó hacia las 5 de la mañana del 9 de octubre de 1974 y desde varios puntos diferentes de la ciudad. En total, siete observadores.


“-Era todavía de noche y el cielo aparecía limpio, sin nubes. De pronto –prosiguió uno de los inspectores que en aquel momento aguardaba en la punta del muelle Comercial- vimos un objeto con forma de puro en la lejanía. Tenía un color anaranjado y marchaba en dirección Norte-Sur...”

Con unos prismáticos de 7x50, de visión nocturna, uno de los testigos observó el fenómeno luminoso y comprobó que no se trataba de un avión comercial.

“...-¿Observó con claridad la forma de puro?
-Por supuesto. Terminaba en punta y dejaba una estela corta menos brillante que el propio objeto. Su trayectoria era un poco descendente.
-¿Y su velocidad?
-Mucho más rápida que la de un avión, aunque algo más lenta, po
r poner un ejemplo, que la de una estrella fugaz. Apareció y desapareció por tres veces consecutivas durante los segundos que pudimos verlo...”

El relato del caso concluía así:

“...Todos, desde distintos ángulos, habían tenido la suerte de presenciar el paso de lo que, posiblemente, podría tratarse –dadas sus dimensiones y características- de una de las denominadas “naves portadoras” o“nodrizas”...”

En la descripción del avistamiento he resaltado en negrita algunas partes del texto que se corresponden perfectamente con los elementos característicos de las apariciones de ¡bólidos! En este caso, todo apunta a una observación del mencionado fenómeno que, por lo general, suele ser muy espectacular.

En el mismo artículo de La Gaceta del Norte se menciona otra observación de un “ovni” en la ciudad de Arrecife efectuada por uno de los testigos del caso anterior. En esta ocasión no se da la fecha del avistamiento y se dice:

“-Fue en el invierno de ese mismo año. Mi mujer, Araceli de la Fuente, los observó a muy poca altura de una de las montañas próximas a la ciudad...
Allí pude ver una luz fuerte, como fluorescente, que permanecía inmóvil. Tenía un tamaño algo menor que la Luna...
-¿Qué hora podía ser?
-El atardecer. De aquella luz salieron otras dos más pequeñas, que parecieron “descolgarse” del objeto, que continuaba inmóvil sobre la montaña. Y desaparecieron.
Al rato los vimos regresar. Y entraron o se “fundieron” con la gran luz de la misma forma que habían salido...

-¿Cree usted que podía tratarse de algún helicóptero o de algo conocido?
-No, desde luego. Nada de helicóptero o avión. No hacían ruido y la luz era muy intensa. Yo sé distinguir muy bien cuando se trata de un reactor o de un helicóptero...”
(La letra en negrita es mía)

Aunque faltan la fecha y la hora de la observación, datos fundamentales para poder iniciar un análisis de un caso ufológico, la poca información que se da en la noticia de prensa (he resaltado en negrita el texto más evidente) apunta a la clásica confusión astronómica. Como se puede comprobar, en los atardeceres de ese invierno (del 21 de diciembre de 1974 hasta el 20 de marzo de 1975) estaba en el cielo, a poca altura sobre el horizonte, el planeta Venus. Acompañaban al lucero vespertino Júpiter y Mercurio que, probablemente, eran los otros dos ovnis más pequeños. A continuación pueden ver ustedes el cielo que se veía en Arrecife el día 11 de enero de 1975 a las 18:53 horas (GMT) mirando hacia el WSW.


lunes, mayo 22, 2006

Una de las "pruebas" más importantes de la llegada de los extraterrestres

Aunque solo sea brevemente, quiero mencionar el célebre caso de aterrizaje ocurrido en Sanlúcar la Mayor (Sevilla), el 13 de marzo de 1975. Ese día, sobre las seis de la tarde, Manuel Mora Quesada, un joven de 16 años, fotografió un ovni que aterrizó cerca de un chalet y dejó huellas en el terreno.


La Gaceta del Norte, 30-9-1975

La Gaceta del Norte dedicó un par de sendos artículos al avistamiento (sólo dispongo del segundo, publicado el día 30 de septiembre de 1975). En 100.000 kilómetros tras los ovnis (realismo fantástico nº 72, Plaza & Janés, Barcelona 1980) J.J. Benítez escribe a propósito de este caso:

“...La más importante prueba –repito- de los últimos años sobre la tremenda y abrumadora presencia de estos seres del espacio en nuestro viejo planeta...” (Pág. 201-202)



Sobre esta observación no me voy a extender porque en su día ya se realizó una encuesta detallada que reveló lo que realmente ocurrió. Una información completa del evento pueden encontrarla ustedes en: Investigación ovni, “Una farsa en cuatro actos: Las fotos de Sanlúcar la Mayor”, pág. 171-186 (Plaza & Janés, Barcelona 1984) de Vicente-Juan Ballester Olmos.


En el citado trabajo se concluye que el ovni fotografiado era la tapa de un cubo de la basura lanzada al aire y las huellas, que dejó la “nave” en el suelo, fueron hechas por el joven testigo.

Este caso resulta muy ilustrativo y da una idea de cómo eran realizadas las pesquisas que publicaba el diario bilbaíno, sobre los ovnis, en aquella época.