EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 119 – Julio de 2008
Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata – Argentina
"El Dragón Invisible"
http://correo.hispavista.com/Redirect/dragoninvisible.com.ar
Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.
La parapsicología y la ovnilogía: ¿Son estas profesiones?
Miguel Jordán
Santiago – Chile
Muchas veces se reciben consultas y comentarios en cuanto a si la parapsicología así como la ovnilogía (ufología) son o no profesiones. En este sentido quisiera explayarme un poco más.
Yo considero a la ovnilogía así como a la parapsicología dos profesiones, porque en el sentido técnico de la palabra, los que la realizamos con esfuerzo dedicando tiempo precioso a estos temas incluyendo dejando de lado vacaciones y otras cosas, si la sentimos una profesión y no un hobby (ver en http://correo.hispavista.com/Redirect/es.wikipedia.org/wiki/Pasatiempo – Pasatiempo puede referirse a un puzzle, juego de ingenio, conocimiento del lenguaje, resolución de problemas espaciales, etc., habituales en muchos periódicos y revistas de información general). En cambio en Wikipedia (sólo a modo de ejemplo) aparece para http://correo.hispavista.com/Redirect/es.wikipedia.org/wiki/Profesión ..."ya que existe una frontera difusa entre lo que es una ocupación y una profesión" y sigue "el uso común del concepto tiene diferentes acepciones, entre ellas: empleo, facultad u oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente. Las profesiones son ocupaciones que requieren de un conocimiento especializado, una capacitación educativa de alto nivel, control sobre el contenido del trabajo, organización propia, autorregulación, altruismo, espíritu de servicio a la comunidad y elevadas normas éticas".
Por eso, resumiendo, la ovnilogía así como la parapsicología (como toda otra ciencia, pseudociencia o protociencia) es una actividad, en el cual uno "emplea" su tiempo y sus capacidades (o sea, la "facultad", inteligencia, dones, etc.) y conocimientos. Por ello deja de ser un pasatiempo para transformarse en una especie de oficio o trabajo.
En este sentido, podemos decir que estas actividades (las nuestras) son en algunos casos profesiones en sí. Este oficio uno lo ejerce privada y públicamente y como en cualquier otra profesión ocupamos conocimientos especializados para poder discriminar los objetos de estudio entre sí y para ellos existen clasificaciones distintas y métodos para discriminar o contrastar o diferenciar. Para ello se necesita algún tipo mínimo de capacitación educativa, sea de alto nivel o no, pero al menos una capacitación progresiva y en especial adaptativa puesto que existen ciertos conocimientos de fenómenos contra los cuales se contrasta el caso estudiado, y el saber discriminar en el contexto de lo OVNI y lo paranormal es una aplicación de conocimientos (o sea una adaptación) de herramientas y de cosas que se conocen para verificar si existe alguna coincidencia con fenómenos conocidos así como si existen diferencias importantes en cuanto a calidad y cantidad para decidir si el fenómeno estudiado corresponde a una naturaleza u otra (análisis inter-disciplinario) y cuando ya se le ha adscrito dentro de un grupo determinado de una naturaleza específica, decidir a cuáles de todos los grupos pertenece dentro de esta familia de casos (análisis intra-disciplinario).
Esta profesión muchos no la podríamos llevar a cabo si es que no tuviésemos cierto control sobre el contenido del trabajo y si además no supiéramos tener un mínimo de organización propia. Es cierto que nos cuesta autoregularnos porque no tenemos el ejemplo clásico y universal de algún investigador conocido o referente del tema pero lo intentamos en el camino.
En relación al altruismo creo que es queda a criterio de cada uno, porque algunos tratamos de servir a la sociedad con nuestros estudios mientras que otros (aún tan profesionales como nosotros) tienen un altruismo deformado en donde han visto en la ovnilogía y la parapsicología modos de servirse de la gente. He aquí que el espíritu de servicio a la comunidad varía entre grupos de investigadores y por ello es que siempre nos toparemos en un problema subjetivo y a veces incluso muy objetivo que se relaciona con las normas éticas, cosa que es de mi interés pues por aquí va uno de los meollos del problema de nuestra profesión ya que una persona que no tiene ética le da lo mismo pasar a llevar la confidencialidad de un caso o incluso le da lo mismo que el caso no sea investigado (ni menos derivado a otro colega) con el solo propósito de apropiarse de los casos, sin tener la consideración de que en algunos casos los potenciales testigos necesitan una ayuda (como en el caso de los abducidos o de los que viven "visitas a dormitorio" o los que viven experiencias de "tiempo perdido" (http://correo.hispavista.com/Redirect/es.wikipedia.org/wiki/Tiempo_perdido).
En el fondo lo más extraño de la parapsicología y la ovnilogía es el hecho de que son en parte profesiones autodidactas, pero eso no es razón para no considerarla de manera correcta y seria. Eso no significa que todo el que se llame parapsicólogo u ovnílogo (ufólogo) efectivamente cumpla con estas condiciones para que se le considere un parapsicólogo profesional u un ovnílogo profesional. El problema aquí es que casi no existen escuelas que permitan formar a este tipo de profesionales, y peor aún, no hay cómo evaluarnos entre nosotros pues no existen objetos patrones de referencia, es decir, por ejemplo en la física que se dedica al estudio de las masas existen masas patrones (en Paris, Alemania e Inglaterra) que son referencias de lo que se conoce como kilogramos o gramos (unidades de las dimensiones físicas) pero en la ovnilogía no existe aún un OVNI patrón o un fenómeno paranormal patrón que uno pueda pedir a algún laboratorio para poder calibrar los dispositivos de medición, y del mismo modo tampoco existen patrones o muestras de OVNIs o fenómenos paranormales que se puedan adquirir en un supermercado o en un museo para tener cierta aproximación perceptiva más adecuada. Aquí hablamos en general de experiencias o encuentros con entidades inteligentes autónomas o independientes, o experiencias con fenómenos desconocidos, o experiencias en estados alteraos de conciencia (incluyendo la percepción). Por ello es que no se puede lograr cumplir la condición de replicabilidad del fenómeno, pero eso no significa que no exista un fenómeno o una manifestación desconocida real e independiente.
Por otro lado, además, con todo lo mencionado sobre las condiciones de una profesión tenemos que considerar que al igual que en toda ciencia, existen ciencias especializadas, o sea, en la ovnilogía existe la ovnilogía científica que por así denominarlo de cierta forma, considera el estudio de pruebas y/o evidencia científica bajo el método científico estricto (el que se usa para poder analizar las pruebas objetivamente físicas aunque no siempre replicables en laboratorio). Aparte existen otras ovnilogías, así como especialidades dentro de la parapsicología. Cada una cubre una necesidad o se basa en el desarrollo de una actividad en base a ciertos condicionamientos que la naturaleza del fenómeno inusual investigado impone y no al revés, como algunos piensan, de meter al fenómeno en el cuadro limitante que ofrece el método, cosa que siempre lleva a los típicos problemas de considerar al fenómeno OVNI y paranormal materias concretas a ser "analizables" por el método científico, lo que de hecho es así aunque muchas veces el mayor problema está en la replicabilidad del fenómeno y de las condiciones. Hay que aprender a dimensionar el fenómeno y entender el fondo inteligente de este antes de suponer aquella idea errónea de que si no se puede aplicar el método científico entonces el fenómeno carece de interés, y algunos incluso hasta llegan a decir que por este asunto el fenómeno no existe. ¡Faltaba más!
Ahora bien, si aceptamos lo que dice ese artículo de Wikipedia en cuanto a que "generalmente se acepta que una profesión es una actividad especializada del trabajo dentro de la sociedad, y a la persona que la realiza se le denomina: profesional" entonces nos queda claro que entre los ovnílogos y los parapsicólogos los hay profesionales y los hay no profesionales. Aquí la pregunta que siempre surge es: ¿Cómo lo hace un profesional que se dedica a tiempo semicompleto o completo, para poder sobrevivir? ¿Cómo se financia esta profesión?
Yo creo que aquellos que somos o nos autoconsideramos (autoreferentemente a veces) profesionales de estas materias, consideramos que uno se hace cada vez más profesional cuando ocurren una serie de sucesos y experiencias y asimilaciones:
1) Sabemos que el tema es cierto, real, verdadero, sea por experiencias propias que nos permiten verificar al menos para nosotros mismos que el fenómeno (un caso particular digo yo) es real, o en caso de no haber vivido una experiencia se cree en ella porque nuestra inteligencia y capacidad cognitiva e intuición nos indican que efectivamente algo tiene que haber de real en este tipo de experiencias sea que se trate de un auto-fenómeno (por ejemplo una experiencia perceptiva como las así denominadas "alucinaciones" con explicación en base a un trastorno orgánico o psicofisiológico, o las autoinducciones y trances, etc.) o experiencias inducidas por agentes externos (insumo de psicotrópicos, influencia de campos electromagnéticos, reacción inusual ante la presencia de entidades desconocidas, etc.). Por ello, lo importante de los verdaderos profesionales no está tanto en si el fenómeno que están estudiando (que consiste en varios casos y no sólo en uno necesariamente) sea más o menos cierto desde la hipótesis que ellos consideran como más probable, sino en el hecho de no dar el caso por aclarado sólo porque hasta la fecha no se cuentan con todos los conocimientos o pruebas necesarias para aclararlo, cosa que por lo general es un asunto que requiere de mucho tiempo y no una sola visita como algunos suponen. Por ello hablo de la vocación, de sentirse llamado a seguir investigando casi como que uno estuviera convencido de que lo que hace está correcto y no sólo eso, sino que es necesario y que incluso en algunos casos, vidas humanas dependen de los resultados de nuestras investigaciones, como por ejemplo en el caso de personas "poseídas" o "personas que viven episodios de alucinación" o personas que "están dentro de una secta coercitiva" o "personas que están siendo sujeto a experimentaciones biológicas prohibidas" hasta casos mucho más simples como por ejemplo una experiencia alucinatoria producto de la ingesta de algún alimento en descomposición o con algún alcaloide alucinatorio o que el cuerpo del testigo esté en un estado psicofisiológico alterado que le ha llevado a ver esas cosas (producto de un aura epiléptico, un cáncer, etc.).
2) Descubrimos que a pesar de que el tema es real aunque difícil de lograr vivirlo por cuenta propia (a no ser por ejemplo los trances inducidos), existe en el mundo una campaña de desprestigio grande que toma tantas horas que si estas se hubiesen ocupado para investigar adecuadamente los casos se habría llegado a algunas conclusiones a favor y otras en contra, pero nunca completamente en contra. De hecho uno descubre que existe cierta capacidad ociosa o interés mórbido de algunos escépticos y creyentes en validar o denostar estos fenómenos. En parte creo que aquí hay un círculo vicioso que enferma a las personas y las envicia en cuanto a orientarse y objetivizar al tema OVNI y tema paranormal de una manera casi similar a una consideración emocional de ciertos seres como si se tratase de seres angelicales benignos o seres endemoniados, o en su defecto en testigos que sufren de locuras y crean a estas entidades.
Este afán por defender incluso casos que uno sabe que son difícil de comprobar por parte del creyente. En este sentido doy como ejemplo el caso Roswell, un caso lejano en el tiempo, lejano en espacio con respecto al lugar de origen y de emplazamiento actual de investigador así como en cuanto a la suciedad y espectacularidad que se le ha dado al caso. Pero lo que más me sorprende es que mucha gente se queda estancada en pocos casos que podrían ser falsos o inexistentes o con una explicación totalmente distinta a la que ellos esperaban o creían (tanto para los creyentes como para los escépticos) aunque las argumentaciones de ambos lados pudieran ser más o menos correctas o acertivas. Esto me indica que mucha gente se basa en casos ajenos y no en casos propios y he allí según yo la raíz del problema del apasionamiento en cuanto a la defensa de casos de fenómenos particulares (basados en supuestos hechos e interpretaciones), no necesariamente de fenómenos propiamente tal.
Ahora bien, otro de los puntos críticos es el hecho de que como en toda profesión se necesita no solamente aprender sino que también enseñar a las otras generaciones y eso implica la necesidad de la existencia de una escuela de oficios (o escuela de artes u oficios) y eso implica que teóricamente deberían impartirse cursos. El problema acá es que estamos hablando de cursos basados en suposiciones o en repetición de testimonios, o en exhibición y análisis de evidencias empíricas (fotos, videos, etc.) o en explicación de los fenómenos a contrastar con los fenómenos estudiados, o en entender el proceso de la percepción (todo parte con el hecho de que un testigo dice haber visto algo que el define de cierta forma que a la vez los investigadores lo asociamos a un fenómeno distinto), pero nunca tenemos el fenómeno de fondo en la mesa pero si podemos tener aproximaciones de ella como ocurre en profesiones tales como la filosofía, o la religión, por ejemplo, que en el fondo no sólo hablan de cosas aunque a veces recurran a abstractos o conceptos, sino que aluden a la existencia de otras inteligencias así como de sus fenómenos asociados. Pero el mayor problema es que técnicamente hablando, en relación a algunos fenómenos o experiencias estamos hablando de encuentros de testigos con estos seres desconocidos y todo ello conlleva en parte a una interpretación en donde la componente más importante es la espiritual, ya que estos seres no se suponen sólo inteligentes ni en parte autónomos sino que además espíritu, o con un espíritu que al igual que a los seres humanos y los animales, nos diferencia y nos individualiza a cada uno. Este aspecto espiritual es el que hace que nuestra profesión esté relacionada en cierto modo con consideraciones espirituales (no necesariamente religiosas pero no las niega tampoco como hipótesis).
Pero a continuación creo no puede dejar de surgir la siguiente pregunta: ¿Podemos cobrar por desarrollar una profesión en la cual estamos tomando en consideración a almas, a seres? ¿Acaso no somos nosotros los que aprendemos cosas trascendentales para nosotros mismos a través de las experiencias y la misma investigación de la existencia de estos seres, que en parte nos hace entender que nuestro modelo de la realidad en cuanto a seres inteligentes es mucho más amplio y rico que el que suponemos o que incluso negamos? ¿Acaso la existencia de estos seres no nos sirve en parte para tener una nueva verificación de la existencia de un ser que los creo a ellos al igual que a nosotros, a saber DIOS, en el cual muchos creemos?
Yo no estoy queriendo decir necesariamente que seamos sacerdotes o una especie de ello, pero ¿podemos cobrar a otros por estar nosotros mismos descubriendo cosas esenciales de la vida? Obviamente la pregunta de fondo es quizás que no deberíamos cobrar, pero el punto es, ¿cómo mantener nuestro oficio y nuestra actividad siendo que hay mucho aún que investigar al igual que en cualquier otra ciencia, aunque en el fondo ya se llegó a un tope claro aunque inalcanzable pero si real? ¿Acaso muchos de nosotros no queremos tener además familias y poder sostenerlas como cualquier otro investigador o profesional, como por ejemplo un médico o un artista o un carpintero?
Por ello es que yo tendría cuidado en criticar la búsqueda natural por parte de algunos colegas, como por ejemplo el caso de los hermanos Roldán, en cuanto a buscar una "profesionalización" (por no decir "conversión o status serio socialmente hablando") de nuestra actividad, lo que obviamente no puede dejar de considerar las clases, sea que se haga a nivel universitario o a nivel idealista filosófico a la manera de Platón o incluso a través de medio virtuales como los que ofrecen internet. ¿Acaso no existen ya esos cursos, pagados o gratuitos?
El gran problema obviamente es el hecho de saber quiénes pueden impartir clases o conocimientos siendo que no podemos saber la calidad de conocimiento que nuestro colega puede realmente tener. ¿Cómo sé yo si por ejemplo algunos colegas no han vivido una experiencia falsa (como asumen algunos escépticos en cuanto a las autosugestiones o los fenómenos convencionales mal reconocidos (incluso ilusiones) o interpretados desafortunadamente)? ¿Cómo sé yo si la base de las experiencias de ellos y los consecutivos análisis y asimilaciones que progresivamente ellos han realizado, no están basados en una consideración de un fenómeno que no es el que suponemos por "OVNI" y/o "paranormal"? ¿Quién define qué es paranormal o qué es OVNI? Asimismo, ¿quién define lo que no es OVNI así como lo que no es paranormal? ¿Acaso se puede, seria y objetivamente hablando, llegar a saber efectivamente qué es lo que una persona vivió en un momento y en un lugar y en unas condiciones en las que nosotros mismos no hemos sido testigos simultáneos?
Creo que el tema es complejo, y uno no puede llegar y dudar ni creer "completamente" en lo que a los otros colegas les ha pasado para que ellos hayan llegado a desarrollar su vocación por estas temáticas hasta estas instancias. Creo que aquí juega un rol importante la intuición, el saber que sin decirle nada a los demás en relación a lo que uno ha vivido personalmente en cuanto a este tipo de experiencias, el otro colega no lo podrá siquiera adivinar ni suponer, no sólo en cuanto a fenómeno vivido sino en cuanto a su presentación, comportamiento, variación, secuencias, intensidades, mensajes directos o indirectos advertidos, etc., vale decir, lo que conforma la riqueza fenomenológica de cada caso. Creo que pueden haber muchas publicaciones en el mundo que resumen estadísticamente la calidad y cantidad de cada caso, pero las experiencias paranormales (entre ellas las OVNI) no son tan obvias ni repetitivas ni clásicas como comprarse una botella de Coca-Cola, es decir, cada experiencia tiene su aspecto especial, su variedad, no necesariamente porque sea distinta a otras experiencias sino porque la componente subjetiva, el modo de percibir y reaccionar ante la presencia de algo desconocido, varía de un testigo a otro.
Por ello creo que por mucho que sí tenga sentido la creación de una difusión de estos temas casi a nivel de escuela profesional, no obstante será muy difícil ponerse de acuerdo a menos que en nuestra agrupación y gremio (inexistente) hayan ciertas convenciones, reuniones, y modos de compartir la investigación así como el trazado de ciertos propósitos (aunque finalmente muchos de estos no se cumplan necesariamente). Obviamente los que sabemos que el tema de fondo no hay como concretizarlo porque en los casos genuinos no corresponde a un producto generable o a un fenómeno replicable en laboratorio, sino a la simple y llana existencia de seres desconocidos, o al menos ya no tan desconocidos pero poco accesibles a una gran parte de la sociedad, incluso a grupos sociales más reducidos como la misma familia del testigo. Reconocer esto, tenerlo en consideración y valorarlo como tal es quizás una de las cosas que más nos ayude a la hora de descubrir las limitaciones naturales que nuestra actividad, profesional o no, nos impone.
Ahora bien, la búsqueda de una profesionalización de estas ciencias no implica necesariamente la consideración única de teorías o explicaciones paranormales puesto las explicaciones más racionales también tienen que ser consideradas puesto que así como no todo caso es paranormal, tampoco todos los casos tienen explicaciones racionales, sino esta profesión no habría existido nunca.
Creo que un ejemplo a seguir por parte de una escuela o variante de colegas en la búsqueda de nuestra ansiada pero quizá por ahora imposible profesionalización sea ver cómo se han desarrollado las profesiones y las escuelas de psicología, filosofía, sociología, religión y otras ciencias no 100% concretas en donde no se estudian solamente objetos y fenómenos físicos a estudiar por el método científico.
Yo creo que en parte la parapsicología así como ovnilogía-ufología (como rama de la parapsicología) efectivamente se enseña (de manera directa (clases) o indirecta (por mensajería de correo)) y se hace a veces de manera inconsciente aunque no siempre con un modo sistemático como algunos pretenden. Incluso hay gente que enseña estas materias sin haber experimentado necesariamente alguna de esos fenómenos pero lo importante es que así como en la filosofía o en la religión o en la psicología se hablan de hechos, o episodios o experiencias con algo, con una realidad sea cual sea, aún así a veces es necesaria la imaginación y creo que en muchas profesiones abstractas la imaginación es parte sustancial de sus actividades. Por eso no critico a los investigadores que aún no hayan vivido lo que ellos hubieran querido definir verdaderamente como una experiencia inusual genuina.
Personalmente entiendo el punto de vista que algunos proponen en cuanto a que seguiremos siendo meros observadores de experiencias ajenas, pero la gran diferencia que marca a unos investigadores de otros, y que en parte genera la diferencia entre lo profesional y lo no "tan profesional", radica en el hecho de que algunos salimos al encuentro del fenómeno, sea en primera persona (experiencias personales con esta fenomenologías, esto es autotestigos) o en segunda persona (a través de otros testigos) o en tercera persona (lo que otros dicen de otros). En este sentido, algunos no queremos ser sólo observadores pasivos sino que en muchas ocasiones vamos en busca de personas que hayan vivido este tipo de experiencias aún sin ellos saber qué es lo que vieron o que sus experiencias pueden ser clasificadas dentro de una clase de fenómenos u otra.
Respecto a la existencia de una lógica ufológica, creo que habría que definir qué es lógica pues este concepto tiene acepciones a veces diametralmente opuesta, según qué sea lógico para uno o qué sea lógico para otro, pero claramente la palabra "lógica" es muy relativa según el contexto en el cual se la use y considere como herramienta ordenadora de sucesos. En este sentido me pregunto si es que se puede usar el concepto de lógica tradicional en casos de las experiencias de "abducción" o de "tiempo perdido".
Aparte de las experiencias de los testigos, una de las fuentes más importantes con que cuenta cada investigador, ciertamente las filmaciones y/o fotografías también son un elemento de investigación, y para cada prueba o indicio o huella se necesita la participación de distintos investigadores, muchas veces incluso no ovnílogos o no parapsicólogos, pero profesionales en sus campos específicos.
El caso Bariloche
(Cuarta parte)
Juan Pablo Gómez
Oscar Adolfo Uriondo
Buenos Aires - Argentina
Análisis general del caso Bariloche
I) La Evaluación de Confiabilidad
La confiabilidad otorgable a un determinado testimonio sobre OVNIs puede definirse, de acuerdo con el analista estadounidense Thomas M. Olsen, como el valor de probabilidad de que dicho informe refiera, de modo preciso, la percepción de un hecho real y no responda a una acción fraudulenta o a un fenómeno alucinatorio.
Por supuesto que la confiabilidad de un caso depende esencialmente de la credibilidad que se asigne a los testigos del mismo, en virtud de sus aptitudes y cualidades (tales como profesión, conocimientos científico-técnicos, nivel cultural, objetividad narrativa, amén de otras circunstancias personales); también, claro está, de su número, sitios de observación, visibilidad, lapsos de visualización, etc.
Pero, igualmente, la labor y actitud de los investigadores posee muy alta relevancia, cuando se trata de evaluar la confiabilidad de un informe. Es fundamental que los detalles aportados de un caso hayan sido documentados correctamente y con la mayor exactitud posible, y que los mismos, confrontados y correlacionados con fenómenos conocidos (naturales o resultantes de la tecnología humana), no encuentren explicación razonable en dichos términos.
Concerniente al episodio de Bariloche, examinaremos dos factores de importancia para la estimación aproximada de su nivel de confiabilidad, dentro del contexto de los datos hasta ahora disponibles. Son ellos: la calificación de los testigos, por un lado; y por otro, el rigor con que se cumplimentó la tarea de investigación.
Factor 1: Credibilidad de los testigos
En las observaciones del 31 de julio de 1995, se da una notable conjunción de testigos cuya idoneidad profesional implica amplios conocimientos adecuados para la segura identificación de cualquier fenómeno convencional que se mueva en el espacio aéreo. Ese grado de competencia técnica es absolutamente necesaria para la seguridad de vuelo, ante la eventual interferencia de algún tránsito imprevisto. El conjunto de personas a que hicimos referencia incluye a pilotos comerciales y militares, operadores de torres de control y meteorólogos del aeropuerto.
La supuesta incompetencia relativa a los aviadores, en comparación con la de otros profesionales -v.g. astrónomos- para reconocer fenómenos aéreos ortodoxos y naturales, a los que se refiere el Dr. Hynek sobre datos proporcionados por el Project Blue Book Special Report nº 14, nos merece las siguientes reflexiones críticas: a) las pretendidas "ïdentificaciones" del Project Blue Book son reconocidamente tendenciosas, en sentido negativo, y más aún cuando se trata de casos que involucran como testigos a pilotos aéreos civiles y comerciales; b) las confusiones atribuidas a los pilotos conciernen preferentemente a observaciones astronómicas, como bien lo subraya el propio Hynek. Por consiguiente, dichos juicios no son válidos para avistamientos ocurridos en el espacio aeronáutico, sustentados en muchas ocasiones por excelentes condiciones de visibilidad, distancia y duración.
A nuestro entender, la opinión sostenida en el clásico The UFO Reference (R. Hall, NICAP, 1964), conserva plena vigencia: "Los pilotos de aerolíneas y los militares -expresa- están entre los más experimentados observadores del cielo. Su profesión requiere que ellos permanezcan cientos de hora por año en el aire, pocas profesiones exigen un conocimiento práctico del tiempo meteorológico, de otras aeronaves y de actividades inusuales, tales como pruebas de misiles".
Todos los aviadores implicados en el caso Bariloche poseen vasta experiencia técnico-profesional que otorga a sus relatos un elevado nivel de credibilidad. Así, por ejemplo, el comandante Jorge Polanco lleva 25 años de vuelo, con 10.000 horas en aviones comerciales; es comandante de Aerolíneas Argentinas desde 1983. Los otros tripulantes del Boeing 727-200, el copiloto, primer oficial Daniel Dortona (17 años en la empresa y 9.000 horas de vuelo); el ingeniero de vuelo Jorge Allende (15 años de vuelo) y el primer oficial Roberto Luis Benavente, con sólida competencia en materia aeronáutica. Y lo propio sucede con los pilotos del GN-705, de la Gendarmería Nacional, comandante principal Rubén A. Cipuzak (20 años de vuelo) y comandante Juan Domingo Gaitán (15 años de vuelo). En cuanto al personal técnico del aeropuerto, su experiencia es indudable: el suboficial principal Daniel García tiene 23 años de antigüedad en su profesión; el suboficial ayudante Alfredo Blanco, 6 años; y el operador meteorológico Nicolás Araya, y también 6 años.
Prima facie, el caso Bariloche parecería constituir un típico avistamiento con testigos múltiples. En efecto, hay hasta el presente, por lo menos 24 observadores distribuidos en 4 agrupamientos independientes, separados entre sí, y desde 4 lugares diferentes y 3 planos de altitud.
Casi todos los testigos incluidos en el incidente han podido ser identificados con nombre y apellido. Además, la vinculación existente entre ellos, en la mayoría de los casos es de índole estrictamente laboral, siendo la excepción más notoria el matrimonio Cabral. Por añadidura, muchos de los protagonistas no se conocían entre sí, con anterioridad a la ocurrencia de los hechos.
Agreguemos que durante las observaciones, tanto los operadores del aeropuerto, como los aeronavegantes, no descuidaron en ningún momento sus respectivas obligaciones profesionales. Además, inmediatamente luego de los sucesos, sus actores prosiguieron con sus labores de rutina: el GN-705 procedió a la evacuación sanitaria de emergencia para la que había sido enviado, sin dar mayor importancia ulterior al incidente. Recién al día siguiente, al sintonizar un canal de televisión conocieron un reportaje al comandante Polanco. Este aviador, por su parte, una vez elaborado el informe escrito, de carácter interno, solicitado por el jefe de turno del aeropuerto, prosiguió con su rutina de vuelo de regreso a la Capital Federal. Una filtración informativa permitió a los medios de Bariloche tomar conocimiento del antedicho documento oficial y, a la mañana siguiente, muy temprano, Polanco comenzó a recibir llamadas telefónicas requiriéndole confirmación y detalles del avistamiento.
Factor 2: Calidad de la investigación
Este factor posibilita valorar la probabilidad de que los encuestadores hayan registrado documentalmente, de la manera más correcta, objetiva e imparcial posible, un avistamiento reportado que no admite solución en términos convencionales.
La investigación que sustenta el presente informe incluye, como núcleo principal, una suma de fuentes de primera mano, encuestas directas, realizadas independientemente (muchas de ellas in situ) mediante entrevistas prolongadas con la mayoría de los testigos identificados. Dichas encuestas fueron reiteradas, después de un lapso superior al año, con el objeto de confrontar las narraciones de los mismos testigos y de sumar nuevos datos. Todas ellas estuvieron respaldadas por grabaciones y fotografías para una pormenorizada revisión y ulterior documentación. A fin de recabar información complementaria que coadyuvara al esclarecimiento de ciertos aspectos confusos del caso, se efectuaron además llamadas telefónicas a diversos declarantes.
Otros documentos de primera mano a los que se tuvo acceso fueron la transcripción de la cinta magnetofónica del grabador de la Torre, con las conversaciones entre la torre de control Bariloche y los vuelos AR-674 y GN-705, el informe escrito presentado por el comandante Polanco, rubricado por los otros tripulantes de la aerolínea, señores Dortona y Allende; los informes del suboficial principal Daniel García, del suboficial ayudante Alfredo Blanco y del operador meteorológico Nicolás Araya; y las cartas aeronáuticas con las trayectorias de los aeromóviles, la noche del 31 de julio de 1995.
Completando esta fase investigativa de primer nivel, se recurrió también a otras fuentes secundarias indirectas, tales como casetes con numerosas entrevistas televisivas y radiofónicas.
Sobre la base de todos estos elementos de juicio así reunidos, finalmente se buscó correlacionar esa documentación con categorías de fenómenos conocidos, tanto naturales como artificiales.
Fuentes Directas:
Entrevistas personales a los testigos:
Entrevistas telefónicas a los testigos:
No se trató, pues, de fuentes anónimas o secretas que por su condición de tales tornan muy difícil su corroboración por parte de otros investigadores.
Condiciones complementarias de las observaciones.
Situación meteorológica:
A pesar de la nocturnidad de los avistamientos, las circunstancias del tiempo atmosférico eran favorables: en ese momento no había perturbaciones de importancia, como lluvia, nieve, granizo o fuertes vientos, que dificultaran la visión. El cielo estaba despejado, con una delgada capa de estratos dispersos con dos octas (dos octavas partes del cielo), a unos 30º`de altura sobre el horizonte Oeste; la nubosidad aparecía recostada, como es habitual en esa región, hacia las montañas. La luna se hallaba en creciente (fase 0,18) y, por tanto, con poca luminosidad, de modo que la noche, extremadamente oscura, permitía una clara percepción de las fuentes de luz. En consecuencia, puede inferirse que las condiciones de visibilidad existentes en el lapso de las observaciones fueron positivas.
Tiempos de visualización:
1. El parámetro duración en el vuelo formado del AR-674 con el OVNI, fue calculado por los pilotos en aproximadamente 3 ó 4 minutos, desde las 12 millas DME, hasta el instante en que ocurre el apagón del sistema eléctrico autónomo del aeropuerto.
2. A partir del momento en que la aerolínea divisa el tránsito desconocido -el avión estaba a unas 2 ó 3 millas de la vertical del aeropuerto- hasta que se inicia el viraje de procedimiento, a unas 13 millas DME, tiene siempre la "luz" a la vista y a su frente, ligeramente a la izquierda de su proa, "a las 11". Vale decir, en su trayectoria por el radial 120, el Boeing 727 mantuvo una visualización casi constante por otros 4 minutos aproximadamente.
3. En cuanto al GN-705, de la Gendarmería, sus pilotos estimaron la duración en 10 a 15 segundos, a partir de que la luz ámbar los pasa por debajo, realiza sus maniobras y regresa en sentido convergente, cruzándolos nuevamente bajo su nivel de vuelo, hasta su alejamiento definitivo con rumbo S.SO.
Distancias estimadas al fenómeno:
En su máxima cercanía al avión comercial, el OVNI (según el testimonio del comandante Polanco) se ubica a menos de 50 m de la cabina de comando -tal vez 100 m, en otra estimación- a poca distancia de la puntera del ala derecha, tomada como punto de referencia. El prolongado tiempo de observación, la buena visibilidad, sumadas a la innegable capacidad de los pilotos para identificar objetos en vuelo, confieren validez a estos cálculos de distancia y permiten definir el caso como un verdadero "encuentro cercano" en medio aéreo.
A su vez el GN-705 alcanza su distancia mínima a la luz en el instante en que ésta los supera en vuelo, con una diferencia de altitud entre 1.000 y 1.500 m, por debajo del avión.
Evaluación cuantitativa de confiabilidad:
Para obtener tal valor numérico se apeló a la formulación de Olsen implementada en su obra The Reference for Outstanding UFO Reports. Según el mencionado analista los informes sobre OVNIs se califican, en cuanto a su fiabilidad, entre un mínimo de 0, y un máximo de 1; vale decir, similar a la escala de probabilidad. La confiabilidad absoluta, por supuesto, representada por el valor 1.0, es teóricamente inalcanzable.
Ecuación de confiabilidad total (Pr).
Pr = [1 – (p)m] Pi.21-n
Donde p = factor de confiabilidad promedio de los testigos
m = numero de testigos
Pi = factor de confiabilidad de la investigación
n = n-sima mano del informe
Aplicando los valores numéricos obtenidos para los sucesos de Bariloche y considerando en forma separada las observaciones efectuadas desde el ARG-674 y el GN-705, arribamos a los resultados siguientes:
p = 0.125 (experiencia extensiva con fenómenos aéreos)
m = 4 y 3 respectivamente
Pi = 0.850 (se ubica entre los llamados niveles intermedios -0.750- y
elevados -0.999-.
n = en nuestro caso es igual a 1
Por consiguiente, para el incidente del ARG-674 se alcanza un índice de confiabilidad igual a 0.8497, y en cuanto al GN-705, el coeficiente es de 0.8483. Lo cual conforma, en ambos casos un nivel numérico difícil de subestimar. En cuanto a la observación de Dina Huapi, el valor Pr desciende a 0.6375, sensiblemente inferior, en razón del menor número de testigos y de la escasa experiencia de los mismos con fenómenos aéreos (0.500).
A modo de comparación, acotemos que otro sistema de evaluación, v.g. el de los españoles Ballester Olmos y Guasp, introduce la siguiente tabulación:
Hasta 0.4 : credibilidad baja
Desde 0.5 a 0.6: credibilidad normal
De 0.7 a 1.0: credibilidad excelente
Como se advierte, las observaciones efectuadas por las tripulaciones de las dos aeronaves tienen muy elevado índice de credibilidad. En cambio, el avistamiento de Dina Huapi se ubica dentro de lo que se califica de credibilidad normal.