A raíz de los comentarios
realizados sobre los Annunakis (que últimamente están de
moda), y sus actividades sobre el planeta Tierra, parecería
que todo quedaría esclarecido en torno a la tan traída y
llevada supuesta presencia en nuestro mundo de seres del
espacio, es decir, de seres extraterrestres.
Algunos
investigadores han buceado en las Escrituras Sagradas de la
Civilización Sumeria, donde los redactores de la Biblia han
bebido de sus fuentes, registradas en cientos de tablillas de
arcilla en escritura cuneiforme, (cuneiforme=forma de cuña,
pues son grabaciones con palitos en forma de cuña, que se
presionan sobre el barro o arcilla, formando los caracteres de
esa escritura).
Según estos investigadores, parecería
claro que los Annunakis, también llamados Nephillim en la
Biblia, procedentes del planeta NIBIRU, (también llamado
MARDUK) serían los creadores de nuestra raza, pues una parte
de los Annunakis, llamados IGIGI, encargados de las faenas y
trabajos manuales más duros y agotadores, cansados de ese
trabajo se rebelaron y amenazaron con destruir alguna de las
dinastías "divinas" y destronar a su dios o rey.
Ante
esto, mediante ingeniería genética, se realizaron una serie de
manipulaciones partiendo de la sangre y la carne de uno de los
IGIGI, sacrificado para este menester, y que unido al barro
permitió la creación de 14 matrices (7 hombres y 7 mujeres),
del humano actual, (seguramente la cosa fue más compleja que
lo que narran las tablillas), convertidos en una raza de
vulgares esclavos, sin valor alguno como seres humanos.
Nosotros haríamos las faenas que los IGIGI no querían
realizar.
Las dinastías reales procederían de los reyes
originarios, los dioses, por lo que se les atribuía un
carácter divino a estos gobernantes.
Hasta aquí todo
parece correcto y algunos historiadores avalarían esta
tesis.
Todos los relatos en los que se hacen
referencias a las idas y venidas y a los tejemanejes de estos
dioses, están basados en historias y epopeyas supuestamente
ocurridas en la antigüedad.
Pero tal vez las cosas no
sean como parece.
La línea divisoria entre la leyenda y
la realidad es tan sutil que se hace muy difícil, (a veces
imposible), separar una cosa de la otra. Los antiguos tenían
un defecto: Eran demasiado poéticos y demasiado idealistas, de
forma que cuando hacían un relato sobre algo o alguien,
tendían a adornarlo de atributos de toda índole, divinizando a
los personajes o presentando escenarios, ciudades, paisajes,
de una fantasía a veces exacerbada
El idealismo y la
poesía a veces, (con excesiva frecuencia), se alejan de la
verdad o la disfrazan.
Siguiendo este razonamiento
podemos llegar a descubrir que determinados dioses son
realmente planetas, satélites y otros cuerpos celestes, y sus
hazañas, sus heroicidades, son en realidad la manifestación de
las características de esos cuerpos celestes, así como ocurre
también con los fenómenos naturales.
Es lo mismo decir:
"Un viento fortísimo causó grandes estragos" que decir: "El
dios Eolo, enfurecido por la maldad de los humanos, arrasó la
zona y castigó con la muerte a los inicuos habitantes de la
ciudad".
Es lo mismo decir: "Nibiru penetró en el
Sistema Solar, originando cambios en las órbitas de los
planetas", que decir: "Y llegó el Día del Señor. Y el Señor
puso en orden a los demás dioses, y entre ellos hubo gran
espanto".
Así pues, no tenemos muy claro quiénes son
los dioses reales y cómo diferenciarlos de los dioses de la
fantasía o idealización.
Si para afirmar la procedencia
extraterrestre de estos dioses, (los de carne y hueso), nos
apoyamos en sus máquinas volantes y sus hechos
"sobrenaturales", nos arriesgamos a llamar extraterrestres a
seres supervivientes de anteriores civilizaciones, destruidas
y desaparecidas, confundidos con dioses (lo cual les venía muy
bien e hizo que se preocupasen, los supuestos dioses, muy
mucho de mantener esta creencia), cuya evolución técnica
llamaría poderosamente la atención de los antiguos, que
considerarían mágico o milagroso cuanto hicieran estos
seres.
La Civilización Sumeria es la que irradió el
conocimiento de estas historias, que se hicieron comunes
posteriormente a toda la Humanidad, con las variantes que se
producen con el tiempo y la distancia.
Lo que parece
claro es que los que se presentan como dioses no lo serían en
absoluto, tal y como entendemos la divinidad, pero si a ellos
debemos nuestra existencia, evidentemente son nuestros amos y
dioses a fin de cuentas.
Pero este tipo de dioses no
son los que nos interesan, (como tales dioses), seres que
poseen la misma malignidad que nosotros, pues fuimos hechos a
su imagen y semejanza.
Pero sí nos interesan como
seres, extraterrestres o no, y saber si su existencia continúa
siendo una realidad, y cuál puede ser el futuro que nos tienen
reservado a los habitantes de este planeta
prisión.
Había, y seguramente sigue existiendo, una
enemistad terrible entre dos grupos de dioses, capitaneados
por ENKI (Yaveh), y su hermano ENLIL, (Baal). Ambos eran hijos
de ANU, (Caín), aunque a este tal Caín se le veía poco por
aquí, pues estaba ocupado con los asuntos del
Cielo.
Entre los dioses no era Caín el asesino, sino su
nieto MARDUK, también llamado RA. Este tal Ra, o Marduk fue
desterrado por dos veces. Marduk corresponde al Merodach
bíblico.
Enki fue el que propuso la creación de los
humanos, partiendo de la sangre de un dios deshonrado, llamado
KINGU.
A Kingu se le asesinó, y su sangre fue
utilizada para la creación de la raza humana.
Así pues,
habría existido un Creacionismo, (creados por los dioses), en
contraposición al Evolucionismo (evolución humana a partir de
formas inferiores de vida), aunque yo me inclino más por la
palabra Intervencionismo, que es una mezcla de las dos
anteriores.
Existe una versión en la que se afirma que
fuimos creados por la unión de dos razas, una de Nibiru y otra
de Sirio.
Sea como fuere, ENLIL no estaba en absoluto
de acuerdo con la creación de los humanos, y su mayor
determinación estaba en conseguir su destrucción. (Enlil es
Baal). Esa destrucción la consiguió con el Diluvio Universal,
aunque los propios dioses quedaron espantados del resultado.
(¿Manipulación climática?).
Entre unos y otros, los
humanos estábamos siempre en medio de los enfrentamientos
habidos entre los dioses, llegando a guerras civiles, algunas
de las cuales se tornaban en tormentas climáticas.
Lo
que no tengo claro es si los ANNUNAKIS llegaron a la Tierra
por su voluntad, o fueron expulsados de su planeta de origen y
confinados a la Tierra, por protagonizar una rebelión, que me
recordaría a la protagonizada por Lucifer, según la Biblia.
(Se dice que "los dioses fueron confinados en el mundo
subterráneo", mientras que a Lucifer "se le arrojó al Abismo",
y se dice también que "Lucifer es el Rey de este mundo"). En
los textos sumerios sobre el descenso de INNANA al Mundo Bajo,
se identifica a los Annunakis como los "siete jueces del Mundo
Bajo".
¿Mundo Bajo?. ¿A qué se refieren con ese
nombre?. ¿Al interior de nuestro mundo o es que se le llamaba
Mundo Bajo o Abismo a la Tierra?.
En cuanto a Lucifer,
ENKI escogió como emblema el de las serpientes entrelazadas.
Durante mucho tiempo, la serpiente ha sido identificada como
el símbolo del Mal, el Diablo. (Ahora bien; ¿Enki = Yaveh
=Lucifer?).
Sin embargo, en la más remota antigüedad,
la serpiente era un símbolo de la dualidad, siendo al mismo
tiempo creadora y destructiva, así como la representación de
la Sabiduría.
Y los Annunakis son llamados en la
Biblia, los NEFILIM, es decir "los caídos".
O sea, ni
dioses ni ángeles, sino demonios. Claro que eso depende del
punto de vista, y del bando donde se alinee cada
uno/a.
Y nosotros hemos sido creados a imagen y
semejanza de estos "demonios".
Total, que entre los dos
hermanos y sus partidarios y esclavos, se libraron una serie
de batallas que traían a nuestro mundo a mal traer:
a)
Guerra de las Pirámides: Marduk contra Horus, (vencedor
Enki).
b) Guerra de la Cresta del Zafón: Baal contra
Yaveh, o sea Enlil contra Enki, (vencedor Enki).
c)
Guerra de los Dioses Antiguos: Kumarbi contra Teshub,
(vencedor Enlil).
d) Guerra de Atra-Asis: Zu contra
Ninurta, (vencedor Enlil).
e) Guerra de ER-RA:
Inana-Isthar contra todos los dioses, (vencedor Enlil, con
Marduk).
¿Y cómo eran estas guerras entre dioses?. Pues
eran guerras aterradoras, adecuadas al grado de evolución
técnica de estos seres, al lado de los cuáles éramos (¿y
somos?), simples animalitos sin importancia.
El Diluvio
no fue, pese a su nombre, Universal, pues no abarcó a todo el
planeta, sino a una amplia zona, particularmente a la zona del
Mediterráneo.
Los sumerios relatan que Enki, sabedor de
la catástrofe que se avecinaba, advirtió a Utnapishtim, o Noé,
de lo que debían hacer él, sus familiares y sus servidores,
para salvarse.
El resto de la Humanidad y todo ser
viviente, fallecerían por las aguas de ese
Diluvio:
"Una nube negra se elevó desde los confines
del cielo.
Todo lo que era claro se volvió
oscuro.
El hermano no ve a su hermano.
Los
habitantes del cielo no se reconocen.
Los dioses temían
al Diluvio.
Huyeron y ascendieron al cielo de
Anu".
Efectivamente, los propios dioses quedaron
espantados de los efectos devastadores del cataclismo. Antes
de que éste ocurriera, despegaron con sus naves, y desde el
cielo observaron horrorizados el desastre que debía acabar con
la raza humana, según los planes de Enlil.
¿Dónde
estaban ahora sus palabras?:
"Produciré un sumiso
primitivo: Hombre será su nombre. Crearé un obrero primitivo.
En él recaerá el servicio de los dioses, para que ellos (los
dioses) puedan descansar tranquilos".
Sólo Enki
(Yaveh), se apiadó de la Humanidad, y encargó a Noé la
construcción de un barco para ponerlo a salvo a él y a su
familia.
Después del Diluvio, los dioses se fueron de
la Tierra, regresaron a su mundo y no volvieron jamás...o ¿tal
vez sí?
Las Escrituras Sagradas de todas las culturas,
nos hablan de la presencia de esos seres en tiempos
posteriores al Diluvio. Concretamente Enki /Yaveh es
mencionado como el Dios de Israel, y lo acompaña a través de
toda su historia, si hemos de creer lo que nos relatan esos
textos, lo que nos confirma que todo continúa después del
cataclismo.
En otras partes del planeta se hace
referencia a los dioses y sus relaciones con la Humanidad,
para bien o para mal.
Al mismo tiempo, en el continente
americano, las culturas mayas y otras razas nos hablan de la
presencia de seres que ellos llaman dioses, procedentes de los
cielos, que se relacionan con ellos.
Así en el
Popol-Vuh, la Biblia Maya, podemos leer: "Y los Maestros
Gigantes hablaron, así como los Dominadores, los Poderosos del
Cielo: Es tiempo de concentrarse de nuevo sobre los signos de
nuestro hombre construido, de nuestro hombre formado como
nuestro sostén, nuestro nutridor (?), nuestro invocador,
nuestro conmemorador. Haced pues que seamos invocados, que
seamos adorados, que seamos conmemorados por el hombre
construido, el hombre formado, el hombre maniquí, el hombre
moldeado". POPOL -VUH, (Libro del Consejo de los indios
Quichés).
Está claro que no podemos esperar mucho de
estos dioses, que tienen todos los defectos conocidos y por
conocer, y muy pocas virtudes, y teniendo en cuenta que sólo
somos para ellos sus esclavos.
Sólo Enki parece
apoyarnos algo. ¿Será este tal Yaveh un dios
fiable?.
De la mala idea que tenían los dioses en las
guerras que se traían entre sí, o contra sus esclavos,
(nosotros los humanos), tenemos buenos ejemplos registrados en
esos relatos antiguos. No paraban en medios a la hora de
destruir, de matar, de arrasar.
De lo ocurrido en
Sodoma y Gomorra, porque uno de los dioses fue sodomizado por
los humanos, todos tenemos una ligera idea. Los dioses podían
sodomizar a los humanos, los humanos podían sodomizarse entre
sí, pero los humanos no podían sodomizar a los dioses, a menos
que ellos lo pidiesen. Era una práctica común en la
Antigüedad.
Cuando los dioses peleaban entre sí, o nos
atacaban, eran espantosamente crueles. Como lo somos nosotros,
hechos a su imagen y semejanza.
Se han registrado en la
zona que conocemos como el Mar Muerto y sus aledaños, grandes
dosis de radiación, que evidencian un enfrentamiento nuclear
en torno al año 2.040 antes de Cristo. Las partículas
nucleares, las anomalías radiactivas son muy
fuertes.
La explosión nuclear acabó con la civilización
sumeria.
Un texto sumerio relata los hechos así: "En la
Tierra (KI) cayó una calamidad, una desconocida para el
hombre, una que no se había visto nunca antes... una gran
tormenta del cielo... una tormenta que aniquiló toda la
Tierra... un viento diabólico como un torrente enfurecido...
acompañada de un calor abrasador... durante el día robó a la
Tierra de su sol reluciente, por la noche las estrellas no
brillaban... la gente aterrorizada, no podía apenas
respirar... las bocas se llenaron de sangre... hizo que las
casas se abandonaran... los ríos de Sumeria afluían con aguas
amargas... los pastos crecían con hierba marchita... Los
dioses evacuaron Uruk, se escondieron en las montañas,
escaparon más allá de las lejanas llanuras..."
A partir
de este punto, las tablillas sumerias ya no vuelven a hablar
de los dioses llegados del cielo a la Tierra, así que
deberemos seguir el rastro de los "dioses" en otra parte, en
otros relatos.
Los supervivientes de esta destrucción,
que se nos antoja nuclear, sufrieron un tremendo retroceso,
confusos, desorientados, desamparados, aterrorizados y sumidos
en el caos.
Esas mismas salvajadas que realizaban los
dioses, (Yaveh, Baal, y otros), las repetimos hoy día sus
esclavos, los humanos, poseedores de armamento nuclear, y
capaz de emplearlo contra nuestra propia raza, (Hiroshima,
Nagasaki).
Somos dignos herederos de nuestros padres,
los "ángeles caídos": "Repentinamente, el cielo se oscureció
por un instante y el resplandor de una luz hizo palidecer el
sol de verano. Una columna de humo blanco empezó a subir de la
tierra, tomando la forma de una gigantesca seta u hongo. Una
luz terrible. No hubo ruido. Pero lo que aterrorizó y heló la
sangre fue el soplo inmenso que se escapó de debajo de la nube
blanca. A una velocidad aterradora pasó sobre las colinas y
los campos, arrasándolo todo. Las casas de las cimas cedieron
ante su fuerza y cada árbol del campo fue arrancado de cuajo y
sus hojas desaparecieron como por encanto... Un horrible
silbido hirió de súbito los oídos de los que presenciamos de
lejos tan terrible espectáculo..."
"Una mujer gritaba,
desesperada, con su hijo decapitado en su regazo. Los muertos
y heridos se contaban por millares, abrasados, carbonizados,
en Hiroshima y Nagasaki y la dignidad humana quedó perdida
para siempre... Uno de los pilotos del avión asesino repetía
sin cesar: ¡Dios mío, ¿Qué hemos hecho?!. ¡Dios mío, ¿Qué
hemos hecho?!”.
Vemos pues, que los antiguos dioses
tenían un genio endiablado, capaz de hacer borrar del mapa, de
un soplo, a todos cuantos se les pusieran por delante. Exigían
obediencia y adoración total y sin discusión, tal y como
corresponde a un esclavo. Grandes zonas fueron arrasadas por
hacer cumplir sus mandatos, y si tuvieran que exterminar el
planeta entero, que por otra parte es un planeta que les
corresponde, no dudarían en hacerlo.
Es conveniente
tener claro esto, para saber con quién nos las tenemos que
ver, y quiénes son los fundadores de nuestras
religiones.
Uno de los personajes, de estos dioses de
los que estamos hablando, es Yaveh, (Enki), que como hemos
visto es el dios de Israel, dios que pongo con minúsculas,
dada la abundancia de dioses, o de los que se hacen pasar como
táles, y que es un ser que llama poderosamente mi atención.
Para unos es Yaveh y para otros Y´hova, o Jehová, aunque
algunas personas consideran que se trata de personas
diferentes.
Concuerdan todos los registros antiguos, ya
sean los textos caldeos como los textos bíblicos más antiguos
en que este dios Yaveh tenía un genio tremendo, un mal humor
difícil de llevar, y que le gustaba ser adorado. Y le llaman
"arrogante": "Uno de los Elohim llamado Y´hova aterrizó en
Irak y era un arrogante celestial de la Hermandad Negra, que
cabalgaba en un carro de fuego llamado El Poder y la Gloria
del Señor, movido por krod (una energía
electrostática)".
Yaveh, (Enki) consideraba idólatra a
quien adorase a otro dios rival, como a su hermano Baal,
(Enlil). Existen varios pasajes bíblicos en que se narran
situaciones difíciles y enfrentamientos entre facciones
contrarias.
Pero se llega a situaciones de confusión e
indeterminación, en que los esclavos (nosotros) no son capaces
de diferenciar a unos dioses de otros, por lo que se dan casos
de sincretismo religioso, como sucede en la actualidad, en
zonas del Centro y Sur de América, donde el sincretismo se
nota en la mezcla de creencias africanas, (Umbanda, Vudú,
etc.) y el Cristianismo.
Los profetas de Yaveh, o sus
emisarios tienen que intervenir una y otra vez, para atraer a
sus ovejas a su redil, y de vez en cuando Yaveh se lleva por
delante a cientos de "idólatras", a sus familias y a sus
animales. Y lo hace a veces de forma terrorífica, para
procurar un golpe de efecto aterrador, (abriendo la tierra y
haciendo que se trague a los inicuos, por
ejemplo).
Esta "Gloria de Yaveh" es un aparato muy
curioso. Cuando acompaña a los israelitas guiándolos por el
desierto, éstos lo describen como una nube cuando es de día, y
como una columna de fuego cuando es por la noche.
Para
el aterrizaje y mantener su nave fuera del alcance de los
curiosos, manda construir un hangar llamado
"tabernáculo".
Quien penetra en ese tabernáculo de
forma descontrolada, sin permiso, acaba contaminado por una
especie de "lepra" o daño en la piel, que se asegura podría
ser producto de algún tipo de radiación.
Dice la
Biblia, (Éxodo, 40, 34 a 38): "Entonces la nube cubrió el
tabernáculo de la reunión, porque estaba encima de la nube, y
la Gloria de Yavéh llenaba el tabernáculo".
Los
israelitas levantaban el campamento cuando la nube se elevaba
y les guiaba, y no se movían si la nube permanecía en el
tabernáculo. Como hemos dicho, por la noche la nube era una
columna ígnea.
Yaveh le entrega a Moisés y a los
israelitas una máquina (llamada Othiq Yomin en el Zohar, uno
de los libros sagrados de la Kábala judía).
Con esa
máquina podían fabricar, a partir del cultivo y el
procesamiento de un alga que los estudiosos creen que se trata
de una de la especie Chlorella, que se mantenía por un
suministro de rocío o riego, lo que llamaron "Maná", que les
sirvió como sustento.
La luz y el funcionamiento de la
máquina en general la proporcionaba la energía nuclear. El
Maná tenía un sabor a malta, que ellos identificaban con el
sabor de la miel y oblea.
Esa alga Chlorella constituye
un complemento nutricional de primer orden, con un elevado
porcentaje de proteínas, (61%). Tiene tantos beneficios para
el ser humano que resulta sorprendente.
Entre un
sinnúmero de esos beneficios, podemos destacar que es
desintoxicante, anticolesterol, reguladora del crecimiento de
los niños, compensadora de los problemas de la vejez, ayuda en
la cicatrización, regenera células de la piel, compensa la
hipertensión reduciendo la máxima, cicatriza úlceras, reduce
la halitosis, corrige el estreñimiento, el 82% de sus ácidos
grasos son insaturados, que son los correctos para la salud.
Es muy buena contra la fibromialgia y el síntoma de la fatiga
crónica, mejora las marcas de los deportistas,
etc.
¡Anda que eran tontos los dioses!
Un
ingeniero electrónico y lingüista experto en computación,
(George Sasoon) siguiendo las instrucciones del Zoar,
consiguió reproducir la máquina.
La máquina era
guardada en el Arca de la Alianza. La última ocasión en que se
habla del Arca es en el Libro de los Macabeos, donde el
profeta Jeremías esconde el Arca con la máquina de hacer maná,
en el Monte Nebó.
Este dios, extraterestre, o como más
nos guste llamarlo, tomó al pueblo de Israel como su pueblo,
el pueblo de Yavéh, el cual debía obedecerlo, invocarlo y
adorarlo, y toda la vida de este pueblo debería transcurrir en
torno a este dios.
Así ha sido siempre, y las
desgracias, las guerras y el drama han perseguido a Israel
desde entonces. No ha habido paz para este pueblo elegido por
Dios, y camino va de no tenerla jamás. Es peligroso ser
elegido por "dios".
Yavéh participó directa y
activamente en las guerras de los israelitas contra sus
enemigos, enemigos que se ganaron a pulso, puesto que los
israelitas, a instancias de Yavéh, usurpaban las tierras de
otros pueblos, para adueñarse de lo que su dios les dijo que
era la Tierra Prometida, pero que para conseguirla deberían
luchar por ella.
Toda una idea de "bondad y justicia"
por parte del dios de Israel, pero no debe extrañarnos, pues
para los dioses nosotros no tenemos ninguna importancia, y
ENKI escogió a los israelitas como podía haber escogido a
cualquier otro pueblo.
Aparte de la máquina de fabricar
el Maná, Yavéh dio instrucciones para la construcción de un
arca para guardar determinados artilugios y objetos de
culto.
Esa fue el Arca de la Alianza, el objeto más
maravilloso y valioso de cuantos podía llegar a poseer el
pueblo de Israel.
Tenía cuatro argollas a través de las
cuáles se pasaban unos varales, de forma que los cuatro
porteadores, sacerdotes vestidos con ropajes especiales (?),
no tuvieran que tocar el cuerpo del Arca.
Tenía dos
estatuas, dos querubines de oro, con la cabeza agachada, en
signo de sumisión, con las alas abiertas y enfrentadas las
alas de uno con las del otro querubín.
Entre estas
imágenes, y a una altura determinada, se formaba una gran bola
luminosa, a través de la cual Yaveh "se comunicaba con los
sacerdotes”.
Una tapa de oro macizo cerraba la caja,
(el Propiciatorio), dentro de la cual se hallaban la máquina
del maná, (Othiq Yomin), la vara florecida de Aarón hermano de
Moisés, las Tablas de la Ley, y una especie de libro de claves
para leer los mensajes de la piedra, o arquitectura
hermética.
No se sabe exactamente qué era este
artilugio llamado Arca, pero sí que era muy peligroso. Oza, un
israelita que intentó sujetar el Arca para que no se cayera
del carro de bueyes que la transportaba, cayó fulminado,
muerto, castigado por un dios enfurecido con él, por su pecado
de tocar el objeto sagrado. ¿Pecado? ¿Intentar que no se caiga
y se dañe es un pecado?
Este aparato, arca o lo que
fuese, tenía extraordinarios poderes, como separar y detener
el curso de los ríos, destruir ejércitos enteros, y llevarse
por delante todo cuanto se opusiese al pueblo de
Israel.
Iba de un lado para otro a hombros de los
hebreos. Pero, ¿por qué los que la transportaban debían vestir
ropas especiales? ¿Aislantes tal vez?
Un día cayó en
manos de los filisteos, en los tiempos de Samuel, y se la
llevaron con ellos, pero no tardaron en devolvérsela a los
israelitas, espantados ante la cantidad de muertos y las
enfermedades que el Arca provocaba en medio de su pueblo. ¿Qué
demonios era este aparato?
70 israelitas murieron
también, sólo por mirar dentro, para comprobar si estaban
todos los objetos o faltaba alguno.
Este dios de Israel
hemos dicho que tomaba parte activa en sus luchas contra los
enemigos de su pueblo. Y se llevaba por delante a ejércitos
enteros.
Veamos lo que pasó en una batalla contra los
amorreos.
Se había formado una confederación de cinco
estados, (Hebrón, Laquis, Jerusalén, Jarmut y Eglón), contra
el pueblo israelita. Yavéh ordena a los sacerdotes que portan
el Arca, que se coloquen sobre el río Jordán. Hecho esto, las
aguas del río se detienen, y los israelitas cruzan el río a
pie seco.
A punto de comenzar la batalla, Yavéh
arremete contra la confederación anti-israelita, de una forma
muy curiosa: Nuevamente vemos una "acción de guerra
climática", pues el dios desata contra los enemigos una fuerte
tormenta de granizo de gran tamaño que causa numerosísimos
muertos y pone en fuga a los confederados, absolutamente
espantados.
Pero lo más sorprendente es que Josué,
peleando contra los amorreos, ve que la noche se acerca y que
necesita la luz del sol para poder ganar la batalla. Y ordena
al sol: "Sol, ¡Detente en Gabaón, y tú Luna, en el valle de
Ajalón. Y el sol se detuvo (????), y la luna se paró, hasta
que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito
en el Libro de Jaser?, Y el sol se paró en medio del cielo, y
no se apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día
como aquél, ni antes ni después de él, habiendo atendido
Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por
Israel" (Josué 10, 10/14)
Bien, yo no me creo nada que
la Tierra hubiese detenido su giro de rotación para que el sol
"no se moviera", durante casi un día entero. Si eso no es
posible, habrá que pensar que el sol no era el sol, sino ¿la
Gloria de Yaveh?, ¿la nave del dios, luminosa, para que
pudiera verse el campo de batalla sin problemas?. ¿Pasó algo
parecido a lo que ocurrió en Fátima, en que se confundió al
sol con otra cosa?
Aunque cueste creerlo, es más
racional pensar eso, que no que el planeta se hubiera
detenido, creo yo. Además la Biblia lo da a entender en cierta
forma cuando dice: "...habiendo atendido Jehová la voz de un
hombre; porque Jehová peleaba por Israel". Por cierto, es la
única vez que un humano le da una "orden" a un dios, y éste le
hace caso.
Hoy por hoy, el Arca de la Alianza es el
objeto tecnológico más codiciado por todo tipo de personas,
(arqueólogos, historiadores, herméticos, aventureros), pues es
enorme su poder. Ha dado lugar a numerosas novelas y
películas, y siempre se ha visto rodeada por el
misterio.
Se dice que los templarios la encontraron y
la trajeron rápida y secretamente a Europa, entre otros
valiosísimos objetos, como el Espejo y la Mesa de Salomón.
Pero puede ser una leyenda.
Durante el reinado de
Salomón, el centro del Judaísmo en todos los órdenes fue
Jerusalén. Allí fue a parar el Arca de la Alianza, que se
mantuvo en el Sancta Santorum del templo hasta el 900 antes de
Cristo. El templo se erigió para guardar el Arca, porque ella
venía a ser como el mismo dios, o el receptáculo donde moraba
el espíritu del dios.
Pero a partir de poco después de
esa fecha, el Arca desaparece, y nunca más se ha vuelto a
saber de ella. Circulan rumores de que se excavaron pasadizos
y cuevas donde esconderla, a salvo de conquistas y
consecuentemente que pasara a ser parte de un botín de
guerra.
Jeremías dijo que nunca nadie hallaría el Arca,
hasta que lo decidiese el propio dios, cuando regresase con su
pueblo, y la ocultó, como dijimos anteriormente en el monte
Nebó, borrando toda huella que pudiese facilitar su
localización. Sus hombres habían marcado el lugar donde la
habían ocultado, para poder recuperarla en cualquier momento,
pero él les recriminó tal actitud, y les hizo suprimir toda
huella identificadora del lugar. Nadie, sin el permiso de
Yaveh debería hallar el Arca.
Y desde entonces creo que
no la ha encontrado nadie, aunque rumores y leyendas nos dicen
que nueve caballeros templarios se alojaron en los establos
edificados en las inmediaciones de las ruinas del templo de
Salomón, y excavando en secreto habrían hallado el Arca, que
estaría oculta en una cueva bajo el templo, donde la habrían
depositado los sacerdotes, para evitar su expolio, y la
habrían traído a Europa, lo que habría deparado a esa Orden
Caballeresca el conocimiento de muchos secretos de gran
importancia, así como el dominio de la Arquitectura Hermética,
cuya clave encontrarían en el interior del Arca. Pero son sólo
rumores sin confirmar. ¿Dónde se oculta, realmente?
El
Arca simboliza el poder, y tener el Arca equivale a tener casi
al mismo dios, e insisto en escribir dios con
minúscula.
Pero para muchos aventureros, que también la
buscan, el Arca significa riqueza, pues está forrada de oro, y
de oro macizo es la tapa o Propiciatorio, y de oro macizo son
los dos querubines que la coronan.
Los babilonios, (con
Nabucodonosor), destruyeron el templo de Salomón en el año 586
antes de Cristo y robaron todos sus tesoros, por lo que se
sospecha que el Arca pudo haber sido desguazada para
aprovechar el oro, pero existen registros muy detallados y
precisos sobre el botín de guerra, y en esos registros no
figura el Arca de la Alianza.
El misterio pues,
envuelve el destino que pudo tener, y el secreto se mantiene
desde entonces.
Los judíos esperan el reencuentro con
ese objeto sagrado, que significará el renacer y el triunfo de
Israel sobre sus enemigos y sobre el mundo en
general.
En caso de que aparezca, ¿qué implicaciones
tendrá para Israel y para el resto de la Humanidad?
Y,
¿qué ha sido de Yaveh?
Dejando por un momento a Yaveh,
entretenido con su pueblo israelita, podemos darnos una vuelta
por otras partes del planeta, a ver qué ocurría por ahí y si
existía alguna relación entre las historias de unos pueblos
con otros.
Se puede considerar que todos los pueblos de
la Antigüedad narran básicamente lo mismo, cuando hablan sobre
los dioses y sobre la creación de la raza humana.
La
variación suele darse en los nombres de los dioses, que cada
pueblo adapta a su lengua, así como a pequeños detalles
derivados de sus costumbres, pero es sorprendente lo similar
de estas narraciones entre sí.
Se puede decir que es la
misma historia narrada desde diferentes lugares, por
diferentes narradores.
En la India, sin embargo, aunque
hay mucha similitud en los relatos, cambia un poco la
cosa.
Las naves utilizadas por los dioses vienen
descritas con detalles asombrosamente precisos. Se nos habla
de su forma, de su construcción, de su sistema de propulsión,
de los seres que los tripulan y de cómo se comportan estos
seres en estos artilugios voladores.
En Oriente reciben
el nombre de Vimanas, y su forma suele ser discoidal o
esférica, aunque las de gran tamaño, o "fortalezas", "palacios
flotantes en el espacio", etc. son de muy variadas formas y
diferentes tamaños.
Su construcción es a base de metal
y la propulsión se hace a base de "calentar depósitos de
mercurio" (la cosa sería más compleja, claro), así como a la
combinación de determinados sonidos, y las velocidades que
estas máquinas desarrollan son sobrecogedoras.
Tengo la
impresión, sin embargo, que estos dioses que nos narran los
mitos y epopeyas orientales, no se refieren a seres
provenientes del espacio, sino a seres de la Tierra, tal vez
de anteriores civilizaciones ya desaparecidas, y cuyo recuerdo
quedó registrado en los textos sánscritos, y que al ser
traducidos nos revelan estas narraciones tan sorprendentes, y
cuya explicación por parte de quienes niegan que los antiguos
pudieran ser otra cosa que algo más que unos monos, tratan de
satisfacerla o justificarla diciendo que se trata de meras
fantasías de estos pueblos.
La fantasía se da,
generalmente, tomando como base algo real, por comparación con
algo, por lo que dudo mucho que estas gentes pudieran
inventarse aparatos como los descritos, con tanto detalle, y
coincidiendo en diferentes relatos con tanta exactitud, sin
una base real de comparación. Textualmente
escriben:
"Los Vimanas eran máquinas volantes, que
tenían la forma de una esfera, y navegaban por los aires por
el efecto del mercurio que provocaba un gran viento propulsor.
Los hombres alojados en los Vimanas pueden recorrer grandes
distancias en un tiempo maravillosamente corto" (MAHABARATA,
texto sánscrito).
Eran gentes que formaban,
seguramente, una civilización muy avanzada, que debió existir
hace unos 12.000 años, y que algunas personas creen que
podrían asociarse con una cultura como la perteneciente a la
mítica Atlántida.
Las batallas que llevan a cabo estos
seres entre sí, son terribles, de una devastación total, y es
muy posible que fueran la causa de su desaparición, aunque
algunos estudiosos de estos temas nos dicen que los
supervivientes de tanta catástrofe se habrían refugiado en
zonas ocultas del planeta, en grandes oquedades comunicadas
entre sí por túneles y pasadizos, en una red que recorrería
toda la Tierra. Serían los intraterrestres, que forman otra de
las hipótesis que se barajan a la hora de atribuir un origen
al fenómeno OVNI. ¿Realidad o fantasía?
Estos dioses
hindúes, cuyas epopeyas vienen descritas con todo detalle en
los textos sánscritos, tampoco tenían muchas dudas a la hora
de emplear armas de un enorme poder de
destrucción.
Para los que nos han precedido en las
generaciones inmediatamente anteriores a la Segunda Guerra
Mundial, determinados relatos resultan incomprensibles o
increíbles, pero a partir de esa fecha, a partir de las
explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki, y de las
pruebas atómicas posteriores, todo cobra sentido, el velo se
cae de nuestros ojos, y lo que aparece ante la vista es una
serie de exterminios nucleares de poblaciones enteras. ¿A qué
se debe el mal genio de los "divinos" personajes de los
tiempos antiguos?
En los años 60 del siglo pasado, en
las ruinas de Mohenho-Daro, en la India, se encontraron
numerosos esqueletos con una característica común: Parecían
quemados.
Su antigüedad databa de 8.000 a 12.000 años
antes, es decir, de los tiempos de los "Vimanas". Los
esqueletos evidenciaban una muerte súbita para toda la
población, y tenían unos niveles de radiación que superaban en
50 veces los límites normales.
Y en Rajastasthan,
también en la India, una capa de cenizas radiactivas se
extiende sobre un área de 8 kilómetros cuadrados, a unos 16
kilómetros de Jodhpur.
En esa zona se estaban
construyendo grupos de viviendas para la población, en la que
se venía observando muchos defectos genéticos en los recién
nacidos, con deformidades y otras anomalías.
El peligro
es tan alto, que el Gobierno Hindú ordenó, en su día, cerrar
la zona, impidiendo el paso a la zona "envenenada". Envenenada
por algo que la sociedad actual conoce muy bien: La
radiactividad.
Las evidencias son muy claras y
espeluznantes: Grandes áreas arrasadas, ciudades destruidas,
poblaciones exterminadas de manera instantánea, terreno
parcialmente vitrificado por las altísimas
temperaturas.
Se calcula en medio millón de personas
muertas por lo que tiene todas las trazas de ser una explosión
atómica. La bomba empleada fue de un tamaño similar a las
empleadas en 1945 en el Japón, según uno de los investigadores
de la zona. Una de las "gracias" de los dioses.
Claro
que los gobiernos actuales no se quedan atrás, pues nuestra
Humanidad tiene la capacidad de destruir nuestro mundo nada
menos que unas 55.000 veces. Toda una muestra de nuestra
inteligencia. ¡Ya casi somos como los dioses!
Estos
dioses tiene algo en común, que nosotros hemos heredado como
obra suya que somos: Su incapacidad de vivir en paz, sin
estallar en tremendas guerras de vez en cuando:
"Un
grupo de seres celestes vino a la Tierra muchos miles de años
atrás, en un barco de metal, que antes de posarse dió varias
vueltas a la Tierra. Estos seres se establecieron aquí y eran
reverenciados por los hombres entre los cuáles vivían. Con el
tiempo surgieron riñas y desavenencias entre ellos y un grupo
determinado se separó, yendo a instalarse en otra ciudad,
llevando consigo a sus mujeres y a sus hijos. La separación no
trajo la paz y su ira llegó a tal punto que un día el
gobernante de la ciudad original tomó consigo un grupo de
hombres y viajando en un esplendoroso barco aéreo de metal
volaron hacia la ciudad del enemigo. Desde una gran distancia
lanzaron contra ella un dardo llameante que volaba con el
rugido de un trueno. Cuando llegó a la ciudad enemiga la
destruyó en una inmensa bola de fuego, que se elevó al cielo,
casi hasta las estrellas. Todos los que estaban en la ciudad
perecieron, horriblemente quemados. Los que estaban fuera de
la ciudad, pero próximos a ella, murieron también. Los que
miraron hacia la bola de fuego quedaron ciegos para siempre.
Aquellos que más tarde entraron a pie en la ciudad enfermaron
y murieron. Todo quedó envenenado, incluido el río que pasaba
por ella. Nadie jamás volvió a aventurarse en ir hasta allá y
sus escombros fueron destruidos por el tiempo y olvidados por
los hombres. Viendo lo que había hecho con su propia gente, el
jefe se retiró a su palacio, rehusando recibir a nadie, fuese
quien fuese. Días después reunió a los hombres que aún
quedaban, a sus mujeres y a sus hijos, y embarcaron todos en
los navíos aéreos. Uno a uno abandonaron la Tierra para no
regresar jamás".
Lo mejor que pueden hacer estos
dioses, extraterrestres o lo que sean es no volver a aparecer
por aquí.
Volviendo sobre el tema del Arca de la
Alianza, y su posible paradero, existe una leyenda que afirma
que el rey Salomón cayó en una decadencia moral en sus últimos
tiempos, por lo que fue su hijo Menelik 1 el que quiso poner a
buen recaudo el Arca, por lo que pudiera ocurrir. No olvidemos
que esta Arca era el eje central de la religión
judaica.
Y ¿qué hizo Menelik con ella?. Pues la
trasladó a Etiopía, guardándola en un templo subterráneo, (las
zonas subterráneas eran lo más seguro en la época para ocultar
cosas y personas), en Aksurna. El nombre de ese templo en la
actualidad es la Iglesia de Sión, y ahí se dice que permanece
todavía.
Dentro de ese templo existen siete anillos
concéntricos, de paredes o muros rodeando el preciado objeto.
Desde el primer anillo, hasta el cuarto, un sacerdote copto
puede orar, sin pasar de esa zona.
El emperador y los
sumos sacerdotes pueden penetrar hasta el sexto anillo, y por
último existe una sala central circular, o séptimo anillo,
donde un sacerdote, llamado el Guardián del Arca, se dedica a
cuidarla, ayunando durante 225 días al año, y orando ante el
trono de la Misericordia o Gloria de Dios, donde reposa el
Arca.
Este sacerdote está consagrado a este menester
hasta el día de su muerte, habiendo sido elegido desde los
siete años, de entre la familia sacerdotal.
Cuando
Israel fundó en el año de 1948, después de la Segunda Guerra
Mundial, el Estado de Israel reclamó, según se cuenta, el
regreso del Arca de la Alianza.
El emperador de Etiopía
no se negó a la devolución, pues consideraba que debe regresar
al Templo, en Jerusalén, pero afirmó que "aún no es el momento
correcto. Que el momento no ha llegado todavía".
Las
iglesias etíopes hacen de todo lo relacionado con el Arca de
la Alianza, el eje central de su religión, como lo hacían
antaño los hebreos.
Existe una réplica del Arca en cada
una de las 20.000 iglesias etíopes.
Mucha gente muestra
un gran temor sobre lo que pueda ocurrir al mundo, en el
momento en que Israel vuelva a poseer el Arca de la
Alianza.
Porque no olvidemos que el Arca es casi como
tener al dios de Israel, sólo que ya no.
Le falta lo
principal, y a menos que vuelva al Arca, ésta ya no será lo
que era.
Y ¿qué le falta al Arca de la Alianza, el
objeto más poderoso de la Tierra?. Pues le falta precisamente
lo que hace que sea el objeto más poderoso de la tierra: La
Shekinah.
La Shekinah es el Principio Femenino de
Yavéh, es La Presencia de dios. Esta presencia de dios,
(perdonar que siga escribiendo dios con minúscula), no se
encontraba dentro del Arca, como muchos creen, sino sobre
élla, sobre los querubines, por encima del Propiciatorio y a
una cierta altura. Se veía como una nube o bola de fuego, a
través de la cual se manifestaba o hablaba dios a los
sacerdotes.
¿Dónde está ahora la Shekinah o Presencia
Divina?
En el momento en que Jesús, llamado El Cristo,
expiró, el velo del Templo se rasgó, la Tierra tembló, el
cielo se oscureció, y la Shekinah ascendió hacia lo alto y
desapareció para siempre. Ese fue el momento en que Yavéh dejó
de habitar con su pueblo, y el inicio de muchas desgracias
para los hijos de Israel.
De todos los supuestos
emplazamientos del Arca de la Alianza, la que cobra mayor
credibilidad para muchos "buscadores" e investigadores del
asunto, es bajo el Monte Nebó, en una gruta a la que se llega
a través de algunos pasadizos excavados en ese monte, que hoy
día recibe el nombre de Jaban an-Naba, monte al que subió en
su día Moisés, para "contemplar la heredad del Señor". Allí es
donde, como hemos dicho anteriormente, la ocultó Jeremías, por
la boca del cual se nos dijo que este Arca no sería hallada
jamás, hasta que así lo dispusiese Yavéh.
Este monte se
encuentra a unos 50 kilómetros de Jerusalén, en línea recta,
dentro de territorio jordano.
Allá por los años veinte,
uno de los buscadores, (hay mucha gente buscando
desesperadamente el artilugio, con diferentes objetivos),
llamado Anthony F. Futtener buscó el Arca, y al parecer tuvo
suerte y la encontró. Antes de morir quiso dejar las pistas de
su localización al Reverendo Clynton Locy.
Muchos años
más tarde, en 1981 el arqueólogo Tom Crotser, de los Estados
Unidos, fue a visitar al citado reverendo, consiguiendo de
éste una información muy valiosa, entre la que destaca la
inscripción que Futtener había visto en la entrada del túnel
que discurre bajo ese monte Nebó.
La traducción de esa
inscripción dice. "AQUÍ YACE EL ARCA DE LA
ALIANZA".
Con los planos y croquis de la zona y del
túnel que Crotser consiguió del reverendo Locy, se desplazó a
la zona y en el monte Pisagh, en la misma cordillera del monte
Nebó, encontraron la entrada a los pasadizos que conducían,
presumiblemente, al ansiado objeto.
Era el día 31 de
Octubre de 1981, cuando, sin permisos oficiales de ninguna
clase, y por su cuenta y riesgo, los integrantes de la
expedición apartaron una plancha o puerta metálica y
penetraron en el misterioso pasadizo.
Después de
avanzar a través de varios ensanchamientos del pasillo
principal, que parecían nichos, y una vez que rompieron dos
muros de tierra y piedras que bloqueaban el avance, dieron con
otro muro más robusto. Al derribarlo se encontraron ante una
cámara tallada en la roca, que Crotser piensa que se encuentra
bajo una antigua iglesia bizantina.
Desde la iglesia se
comunicarían con esa cámara a través de una especie de pozo en
vertical, que descendería hasta allí.
Ante ellos, se
encontraba un Arca o caja de oro, con unas medidas de 1,55 mts
de largo por 93,5 cms. de ancho y otros 93,5 cms. de
alto.
Temeroso de que pudiese ocurrirle algo, como una
descarga o algo similar, no se atrevió a tocar el Arca, aunque
sí la fotografió repetidas veces.
En un rincón de la
sala se hallaban dos bultos envueltos en unas telas, que pensó
que serían los querubines de oro, pues éstos no estaban en su
emplazamiento original, sobre la tapa del
Propiciatorio.
También estaban los palos o varales de
oro para transportar el Arca y los anillos de oro de sus
laterales.
El equipo viajó a Atmán, pero no
consiguieron, pese a todos sus esfuerzos, interesar a las
autoridades en su hallazgo.
Y allí sigue, durmiendo,
esperando su hora, el Arca de la Alianza, que no sabemos si
traerá la desgracia o la fortuna a nuestra Humanidad, porque
no debemos olvidar que es, (o era), el instrumento más
poderoso de la Tierra.
Durante un tiempo, varias
publicaciones se hicieron eco del hallazgo, pero después la
noticia fue cayendo en el olvido, como sucede con
todo.
Otras ubicaciones del Arca se señalan en el
Vaticano, en alguna gruta de Montségur, incluso en Escocia,
pero la realidad parece ser que los templarios, que buscaron
afanosamente el Arca no la encontraron, aunque sí encontraron
otras cosas valiosísimas, como el arte de la Geometría
Hermética o Sagrada, que emplearon en muchas construcciones de
su época, y que habrían tenido acceso al conocimiento sobre
muchos misterios, (no existen los misterios, sino la
ignorancia sobre determinados hechos), de la
Naturaleza.
El Arca de la Alianza representa o
simboliza la presencia de los dioses en la tierra, y su
relación con los humanos. Unos dioses que nos crearon, aunque
no tienen nada que ver con Dios, pues no dejan de ser unos
seres que tienen muchas limitaciones, defectos, y
comportamientos que no pueden ser asimilables a lo que se
entiende por Dios.
Son nuestros creadores, sí, pero a
medias, pues lo que hicieron fue intervenir en nuestra
evolución natural a partir de especies inferiores, adelantando
en miles, millones de años esa evolución, pero no por un
interés que podamos asimilar a un acto llamémosle
"científico", para crear una nueva raza que poblase un planeta
y que evolucionase hasta formas superiores, no sólo
físicamente, no sólo mentalmente, sino también
espiritualmente, hasta conseguir llegar a ser seres superiores
en la escala evolutiva dentro del lugar que nos corresponda,
dentro de un Universo donde, tal vez otras razas, otros seres
igualmente superiores nos esperan para que podamos integrarnos
con ellos como sus iguales.
No. Los dioses, quienes
fueran, intervinieron en nuestra evolución natural para
adelantarla hasta un punto tal que pudiésemos entender la
fabricación, el manejo de ciertas herramientas, la extracción
de minerales como el oro en sus minas de muerte y la
comprensión de nuestro papel de esclavos al servicio de unos
seres crueles, vengativos, puñeteros, egoístas, asesinos hasta
de su propia raza, manipulándonos y mezclando sus genes con
los de aquellas criaturas primitivas de las que partimos,
creando con ello a la raza Humana actual, o sea, a unos
monstruos creados a imagen y semejanza de otros monstruos que
se llaman a sí mismos nuestros dioses, dioses que nosotros
repudiamos, porque nos recuerdan demasiado a nosotros mismos.