EL MISTERIO DEL OVNI DE EL MACON Y LOS ABOMINABLES HOMBRES DE LA PUNA


Salta


 

 

 

 

Esta serie de sucesos conforman una de las páginas más oscuras y analizadas de la ovnilogía argentina. No pretendo con esta crónica esclarecer esos puntos, sin embargo como punto de partida para una próxima recopilación, he considerado oportuno relatar con lujo de detalles y en orden cronológico todos los sucesos acaecidos en esas inhóspitas regiones salteñas.
Para ello me he basado en los artículos originales publicados por el diario La Razón y algunas otras fuentes menos relevantes.

Todo comenzó en apariencia en el año 1955 cuando “desde Tolar Grande, población próxima al nevado El Macón, se observó una colosal conmoción en una de las laderas del cerro, algo así como si un aerolito se hubiera precipitado contra el mismo. Este hecho no se investigó y no faltó quien afirmara que el objeto caído en El Macón era una aeronave de forma desacostumbrada, precisando más se dijo que tenía la forma de un habano.” 1

Recién un año más tarde algún explorador trató de investigar esos sucesos y nuevamente en 1957 se volvió a escalar el cerro, en el primer caso se trató de un geólogo y en el segundo con fines arqueológicos presumiblemente.
Es interesante notar que probablemente este caso haya sido la culminación de una aún desconocida oleada que en cierto modo continúa la de 1954 que en apariencia en el cono Sur se prolongó a los primeros meses de 1955.
Pero sigamos relatando los hechos en forma ordenada. Como he dicho el supuesto accidente en El Macón ocurrió en una fecha aún no precisada de 1955 pero seguramente habría sido olvidado sino hubiera sido por el resonante caso de los ovnis fotografiados en la zona del Salar de Arizaro.

“Según un grupo de vecinos del Salar de Arizaro, departamento de Los Andes, el 15 del corriente cuerpos extraños surcaron el espacio a gran velocidad. Uno de los vecinos capataz de una cuadrilla de Vialidad Nacional, manifestó que ya en otras oportunidades habían visto en el cielo esos cuerpos extraños pero nunca como ahora. Expresó que esta vez la baja altura a que pasaron permitió que se observara claramente sus formas no obstante su tremenda velocidad. Agregó que los integrantes de la cuadrilla quedaron asombrados cuando vieron aparecer largos cuerpos de color plateado en forma de huso que se dirigían de NE a SO haciendo rápidos cambios de rumbo. En pocos segundos esos cuerpos estaban al otro lado del salar. No emitían ruido alguno al avanzar y de la parte trasera de cada uno de ellos se desprendía una estela de humo blanco que prácticamente
cubrió el cielo en ese lugar. Los aparatos siguieron hacia la mina de Arita para pasar luego por las serranías de Achibarca y dirigirse hacia el volcán Antofalla.”
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Luego los medios periodísticos sufrieron un silencio de casi un mes pues aparentemente las fotografías fueron mantenidas en secreto pues se dijo que la Gendarmería Nacional había tomado intervención en el caso. Tal hecho se desprende del artículo que a continuación transcribo:

“No obstante el silencio que se guarda en las esferas oficiales en torno a la aparición de los cigarros voladores en la región de la Puna conocida como Salar de Arizaro se está en condiciones de afirmar que la Gendarmería Nacional investiga el hecho desde el 15 de Marzo (Abril. N. A.) pasado, fecha del extraño suceso que ha conmovido a toda la opinión pública del país. También puede asegurarse que las fotos obtenidas de los platos voladores por el personal de Vialidad Nacional que se halla en la zona sobrevolada, se encuentran en poder de la misma dependencia nacional. Como se recordará los extraños artefactos cruzaron el espacio a gran velocidad pareciendo en un momento determinado detenerse, circunstancia que fue aprovechada para lograr la toma fotográfica. Los observadores ocasionales de los desconocidos viajeros determinaron también su forma de huso y su desplazamiento absolutamente silencioso, con lo que ha quedado descartada la posibilidad de que se tratase de aviones a reacción de procedencia chilena o boliviana. Por otra parte, el tipo de avión a reacción conocido no tiene gran autonomía de vuelo, no existiendo tampoco base aérea próxima al Salar de Arizaro.”
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Transcurrió en silencio otro mes para finalmente a principios de Junio de 1956 la Gendarmería Nacional emitió un comunicado tratando de aclarar los sucesos.

“Ampliando lo dado a conocer con anterioridad, se ha confirmado que el día 13 de abril próximo pasado fue avistado por personal de la sección Tolar Grande de Gendarmería Nacional dependiente del escuadrón San Antonio de los Cobres, destacado en la provincia de Salta, un extraño cuerpo volador en forma de cigarro o huso de 300 metros de longitud que despedía reflejos plateados, dando la impresión de ser de aluminio, que avanzaba a gran velocidad sobre el salar de Arizaro en dirección NO hacia Socompa dejando una estela blanca. Debido a la gran velocidad del extraño cuerpo no se pudieron precisar las características del mismo. Con referencia a la fotografía inserta, la misma comunicación expresa que la registró el Sr. Máximo Chilo, empleado de Vialidad Nacional, que se encontraba en las inmediaciones y captó el aludido cuerpo volador.”
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Como dato interesante el 29 de Junio un gigantesco “cigarro de las nubes” en la terminología adoptada por Aime Michel apareció en la tarde de la ciudad de Buenos Aires, más precisamente en pleno centro porteño, siendo observado por numerosas personas.
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Curiosamente el 10 de Julio el mismo diario La Razón publica declaraciones del fotógrafo quien paradójicamente afirma que desea que su nombre permanezca en secreto, cuando un mes antes el informe de Gendarmería lo identificaba claramente.

Es imposible saber si se trata de la misma persona o bien hubo dos fotógrafos, de todas maneras es interesante reseñar esas declaraciones.

“...Ahora también se agita el debate en torno a los extraños aparatos que aparecieron volando el 15 de Abril sobre la meseta del Salar de Arizaro. Días pasados, dos señores Esteban Bossy y Diego Alonso afirmaron que tales cigarros o platos voladores, no eran otra cosa que aviones a reacción del ejército que tienen su ruta entre Quito y Chile, por esta región. Pero la respuesta a esta afirmación no se ha hecho esperar. Un testigo presencial y autor de las fotografías que acerca de los aparatos se publicaron en Buenos Aires por autorización de Gendarmería Nacional, reitera que se está en presencia de naves extrañas, quizás al propio planeta, cuyas “ irradiaciones atómicas” provocaron la precipitación de la gelatina sensible de las películas fotográficas. En apoyo de esta teoría, señala el informante, el hecho de que los tres rollos de instantáneas que se lograron al paso de los aparatos, resultaron total o parcialmente velados, no obstante haberse operado correctamente, tanto en enfoque como en admisión de luz. A estar siempre a las declaraciones del testigo que ruega que se mantenga su nombre a cubierto, no se trata de aviones a retropropulsión, ni de ninguna aeronave de diseño convencional que se conozca en las organizaciones aeronáuticas civiles o militares del mundo, tratábase de extraños cuerpos. Y agrega: ”Las máquinas o aparatos observados, además de su tamaño, no presentaban los planos de sustentación de las alas, ni el timón de dirección. Su estructura fusiforme lisa metálica le daba la apariencia de dirigibles de gran tamaño, de extraordinaria maniobrabilidad, que efectuaban bruscos y escarpados virajes a enormes velocidades. Finalmente, el testigo que apela a lo dicho por numerosos otros, pertenecientes al personal de Vialidad Nacional y a la propia Gendarmería, dice que la estela de humo que dejaban a su paso excedía enormemente en volumen, a la posible de condensación de gases que podrían despedir turbinas de cualquier avión a reacción.”
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Todo aparentemente culminaba con estas declaraciones y creo que muy poco hubiera trascendido de esos desérticos parajes a no ser por las declaraciones de un geólogo llamado Spitch quien agregó otro condimento a la ya alterada tranquilidad de la zona.

“ Y ahora lo más sensacional, si ello cabe aún: el Abominable Hombre de las Nieves cuya historia nos hacía sonreír, ha puesto seria a la población salteña. Y el caso no es para menos: Yeti el extraño ser del Himalaya, ha hecho su aparición en el nevado El Macón, en la Puna. Tal es la noticia escueta que corre de boca en boca. La historia es esta. Hace pocos días regresó de El Macón, cerro nevado de la Puna, el ingeniero Claudio Level Spitch, indiscutible autoridad en materia de minerales radioactivos, que precisamente en cumplimiento de una misión de su especialidad hizo el viaje al lugar indicado. Pero sus hallazgos han superado todo cálculo, ya que además de haber podido determinar la existencia de minerales del tipo de los buscados, ha encontrado huellas humanas a más de 5700 metros de altura. Pero estas huellas, además de tener tales características, superan en algunos casos los 40 centímetros de largo y el propio ingeniero Spitch, al formular declaraciones al diario El Tribuno de Salta, destacó la extraña similitud de su hallazgo con las del Abominable Hombre de las Nieves encontradas en el legendario Tibet. Las huellas halladas en la cumbre del imponente Macón exceden toda posibilidad humana, expresó también el Ingeniero Spitch.”
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Es de hacer notar que los medios periodísticos nacionales veían publicando en forma bastante seguida informaciones acerca del Yeti y otras criaturas peludas asiáticas incluso hasta de Malasia. Para ello basta recorrer las páginas de La Razón entre 1951 y 1956 donde he registrado al menos 13 artículos aludiendo a Hombres Salvajes o Yeti.
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Dos días después se publicaron algunas ampliaciones a las declaraciones del ingeniero Spitch.

“Luego de las primeras y sensacionales declaraciones formuladas por el ingeniero en minas Claudio Spitch acerca de la presencia de extraños seres en las inmediaciones de El Macón, que se levanta a más de 6.600 metros sobre los páramos de la Puna de Atacama, se han podido recoger otras informaciones que confirmarían aquellas noticias suministradas por el mencionado técnico minero. En efecto, informantes oficiosos han declarado haber comprobado huellas de características humanas pero de proporciones gigantes tanto en las heladas arenas de El Macón como en sus propias pampas de nieve. Estas huellas según tales informantes aparecieron con mayor nitidez en dos oportunidades. La primera de ellas hace alrededor de un año cuando desde Tolar Grande, población próxima a El Macón se observó una colosal explosión... La segunda oportunidad en que han aparecido las huellas que hoy han comenzado a preocupar a toda la población es en estos momentos, es decir a pocas semanas de haberse notado en los cielos de Salar de Arizaro la curiosa aparición de artefactos aéreos que han sido calificados en algunos casos como “cigarros voladores” y tal las pruebas fotográficas obtenidas ocasionalmente. La imaginación popular que crece en estos casos empieza a tejer la posibilidad de que se esté ante hechos sensacionales que podrían significar el aterrizaje de seres extraterrestres en esta parte del planeta. Se trae a colación la coincidencia de apariciones similares en el llamado techo del Mundo en el Himalaya, donde el Yeti o Abominable Hombre de las Nieves inquieta desde hace tiempo a profanos y científicos. Estos personajes llegados desde otros mundos estarían entonces prefiriendo las cumbres más altas y quizás climas más propios para su conformación a los efectos de llevar a cabo sus primeras incursiones terrestres. El espacio sideral no explorado por los humanos es vehículo propicio para posibilitar toda clase de navegación y la Puna de Atacama resulta también por la enorme superficie de sus pampas heladas el lugar adecuado para el aterrizaje de naves de proporciones inusitadas. Es de recordar que quienes observaron accidentalmente el pasaje de las aeronaves que surcaron los cielos de Salar de Arizaro el 14 de Abril pasado afirmaron que las mismas tenían una longitud que bien podía llegar a los 300 metros. En esta oportunidad personal de Gendarmería intervino de inmediato disponiendo el secuestro de las películas obtenidas. Posteriormente, la misma repartición suministró al periodismo metropolitano copias de las fotografías logradas y en las que se documentaba el paso de los extraños aparatos.”
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Hasta aquí los elementos tendían a la presencia de seres extraños pero más allá de las huellas nadie había apreciado en realidad a estas criaturas. Si embargo un arriero tuvo la oportunidad de toparse con esta bestia.

“En el destacamento policial de la Quebrada de Agua de Chuya, se presentó Ernesto Sanitolay, argentino de 35 años, arriero de profesión, quien en forma entrecortada y dando muestras de viva agitación relató a las autoridades que momentos antes, mientras guiaba el ganado por una hondonada, le salió al paso una extraña criatura cubierta de espesa pelambre que comenzó a dar alaridos al tiempo que intentaba espantarle la tropa. Pasado el primer instante de confusión el arriero pudo precisar que se trataba de un ser algo más grande que un mono, cubierto de pelos escarchados y dotado de una gran agilidad, que le permitió eludir los disparos que este le hiciera con una escopeta. La policía que confía en la veracidad del relato ha iniciado las averiguaciones pertinentes.”
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Posteriormente el mismo diario publicaba más detalles del encuentro aunque confundiendo en cierto modo nombres y edades del testigo.

“Con el arribo a Chicoana del arriero y transportista Ciriaco Taritolay (sic) que viviera la escalofriante aventura de haber sido testigo de la aparición del Yeti o Abominable Hombre de las Nieves, se conocen nuevos detalles de este singular episodio. La narración del suceso del que fue protagonista es la siguiente. El día 23 de Julio mientras se dirigía a esta localidad en la entrada de la Quebrada del Agua Chuya, fue sorprendido por una aparición sobrenatural que estimó absolutamente real y no una visión. Esta aparición consistió en una gigantesca criatura, cubierta, al parecer de un pelaje escarchado. La zona está cubierta de nieve y rodeada de cerros nevados, aclaró el arriero. Este ser, cuyos pies según pude calcular por las pisadas que dejó superaban los 45 centímetros, se desplazaba delante de mí a grandes saltos y con sorprendente agilidad. Su forma era más humana que simia. Superado el primer instante de sorpresa y temor y al observar que el extraño ser trataba más de huir que de aproximarse lo perseguí con mi escopeta, pero no tardó en desaparecer entre los cerros. Tal lo narrado por el testigo oriundo de la Quebrada de Escoipe, que en la actualidad cuenta con 65 años de edad (sic) y que es amplio conocedor de la sierra y los nevados del Chañí. La narración del arriero de Chicoana no hace más que confirmar anteriores informaciones que denunciaron la aparición de rastros de algún ser de grandes proporciones en los nevados de la Puna y de las que se hiciera amplio eco en la prensa de todo el país.”
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Al día siguiente recogemos nuevas informaciones brindadas según La Razón por un corresponsal en Tolar Grande, enviado que probablemente pertenecía al diario El Tribuno, cuyo reporte transcribió el medio capitalino sin citar la fuente.

“Un corresponsal que regresó a Salta afirma estar en condiciones de suministrar numerosos detalles de la extraña criatura que habría hecho su aparición en El Macón. A través de una minuciosa visita a Tolar Grande, estación ferroviaria próxima al lugar escenario de la revelación, se han recogido narraciones y reunido detalles que tienden a confirmar la aventura vivida por el técnico minero y ciudadano polaco C. L. Spitch y luego por el arriero de Chicoana. De acuerdo con los nuevos informantes, pobladores humildes en su mayoría de la Puna en numerosas ocasiones desde hace alrededor de 3 años, vale decir desde que se produjera la extraña colisión contra El Macón y que en su oportunidad se atribuyó a la caída de un aerolito, hubo manifestaciones que indicarían la presencia de alguno o varios seres extraños en los nevados de la Puna. Uno de los informantes que solicitó la reserva de su nombre, explicó que en distintas ocasiones ha podido escuchar con toda nitidez gritos de fuerte resonancia durante el crepúsculo y muy especialmente al iniciarse el escarchamiento de los arroyos en las primeras horas de la noche. También, y esto lo han afirmado varias personas, entre las peñas, donde anidan las aves de los cerros, cóndores y águilas de la Puna, se han encontrado a éstas muertas y parcialmente destrozadas y sus nidos saqueados. Estas fantásticas narraciones agregan que en todos los casos y junto a los nidales destruidos se han encontrado huellas de grandes dimensiones, que por sus características no pueden ser atribuidas a los osos, en lo que en un primer momento se creyó. (Recordemos que el único oso conocido de los Andes es el llamado Oso de Anteojos o Tremarctus Ornatus que vive de todas maneras en alturas mucho menores a la de la Puna N. A.)
Todos coinciden también en asegurar que estos detalles que denunciarían la presencia del famoso Abominable Hombre de las Nieves, del lejano Tibet, han venido siendo notados desde hace tiempo, pero que se han mantenido en reserva por temor a la burla de los demás. Ahora, la gente animada a hablar después de las afirmaciones de Spitch, que relató la existencia de rastros de seres desconocidos al término de una de sus habituales excursiones por la Puna, en busca de minerales radioactivos. Con relación a la recordada colisión en el cerro El Macón, hace 3 años (recordemos que otros artículos la situaban en 1955 N. A.), también se han podido recoger nuevos detalles. Si bien en aquella oportunidad se atribuyó el estruendo oído en Tolar Grande al chocar de algún aerolito contra la montaña, vecinos del lugar aseguran ahora que se trató de un objeto extraño, de enormes proporciones, que se disgregó al embestir el cerro, habiéndose encontrado con posterioridad algunos vestigios de materiales desconocidos en la región. Como es justo suponer, la aparición de posibles criaturas sobrenaturales en la Puna, es el tema obligado tanto en esta ciudad como en el resto de la provincia.”
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Nada apareció en la prensa hasta el mes de Noviembre cuando un escueto reporte daba cuenta de las actividades desarrolladas por una expedición realizada a la zona de la Puna.

“Una reciente expedición del Club Andino del Norte y del Centro de Estudios Libres de la facultad de Ciencias Naturales; ha realizado interesantes hallazgos que determinarían la existencia de raros animales en las heladas regiones de la Puna de Atacama. La expedición operó en la zona del Salar de Arizaro, hacia el norte tratando de ubicar vías de acceso a los nevados de Aracar, Guanaqueros, El Macón e Incahuasi y llegó hasta unos 3 kilómetros de la frontera con Chile. Al regresar los miembros de la expedición hicieron entrega a la Facultad de restos de animales de curiosas características. Se encuentra entre ellos una especie de cabrío con raras formaciones córneas semidevorado por los zorros que abundan en la región. Estos restos se componen de cuero, cabeza y extremidades. Otro de los animales encontrados y que aún no se ha podido determinar de que se trata es un desconocida especie de lagarto de 70 centímetros de largo, con cuerpo de 40 y cola de 30, fuertes extremidades y cuya cabeza semeja la de un sapo. En la cabeza se nota una formación parecida a la pechuga de una gallina. Este ejemplar está totalmente desecado por la acción del frío y la salinidad de la Puna.”
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Poco después, otra expedición se trasladó a esas inhóspitas regiones demostrando un inusitado interés probablemente generado por los sucesos que a lo largo de estas páginas he desarrollado.

“De regreso de una expedición que logró por primera vez escalar el macizo de El Macón, ha formulado declaraciones a la prensa el doctor José Cerato de la ciudad de Córdoba. A través de toda la expedición, ha dicho, se han podido reunir numerosas informaciones acerca de la presencia de extraños artefactos aéreos sobrevolando de continuo y desde 1955 las heladas regiones de la Puna y especialmente el macizo de El Macón. En la cima del cerro, por otra parte ha agregado el nombrado, se determinó la existencia de antiquísimas construcciones indígenas y curiosos rastros similares a los que podría producir el descenso a gran velocidad de algo lo suficientemente pesado. Las construcciones indígenas son una bóveda con leña lo que denota que se trata de una atalaya incaica. Por su parte, las numerosas personas consultadas a lo largo de todo el trayecto han coincidido en afirmar haber visto en vuelo a grandes velocidades y en repetidas ocasiones, aparatos de formas circulares y de huso que distan mucho de los aerolitos o trozos de asteroides.”
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El último capítulo de esta extraordinaria historia tuvo lugar en 1957 y consistió en una nueva aparición de huellas y llamativamente de muestras de pelos.

“Arrieros que acaban de llegar a Chicoana, desde el extremo NO de la frontera argentino-boliviana han efectuado extrañas narraciones, sobre manifestaciones de la presencia de seres extraños en la soledades de la Puna. Amplios conocedores de esas regiones, caracterizadas por el intenso frío y fuertes vientos casi permanentes, los arrieros, entre ellos Tránsito Corregidor, han coincidido al decir que algún extraño animal o criatura desconocida hasta el momento habita el lugar, ya que han podido observar grandes rastros como pisadas de un hombre de talla gigante. Además entre algunas marañas y arbustos propios de la zona encontraron pelos que por sus características, no pertenecen a ninguno de los animales que habitualmente recorren tan abruptas e inhóspitas comarcas. No han faltado tampoco quienes digan que durante la noche cuando arrecia el frío y el viento, han escuchado gritos y alaridos humanos capaces de hacer temblar de miedo al más valiente y templado. Las nuevas narraciones de los arrieros han resucitado la creencia de numerosos pobladores en el sentido de que la Puna de Atacama se encuentra habitada por una edición “criolla” o mejor dicho kolla del Hombre de las Nieves del Himalaya a quien los indígenas denominan Ukumar Zupai o Koquena, figura de la mitología india.”
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Hasta aquí la extensa crónica que relata las misteriosas apariciones en la Puna entre los años 1955-1957. Desafortunadamente aún no he tenido acceso a fuentes regionales y es por ello que este trabajo intenta ser una aproximación a un estudio mucho más exhaustivo. De todas maneras por primera vez se han reunido todas estas referencias en un solo trabajo y a pesar de lo tedioso que quizás resulta su lectura por la repetición de sucesos y la enrevesada redacción de los corresponsales me ha parecido que debía conservar el texto tal como fue redactado.

Los episodios de la Puna tuvieron su continuación en sucesos acaecidos en Chile (1958) que despertaron una atención muy similar y que resultaron ser de similares características según pude determinar basándome en el excelente material aportado por la investigadora chilena Liliana Núñez O. Luego en 1960 tuvimos nuevas apariciones de seres humanoides peludos en la zona Noreste de Salta, más precisamente en las selvas de Yariguarenda, casos que serán tema de un próximo artículo.


Bibliografía

1 La Razón (Buenos Aires) 23 de Julio de 1956
2 La Razón (Buenos Aires) 18 de Abril de 1956
3 La Razón (Buenos Aires) 7 de Mayo de 1956
4 La Razón (Buenos Aires) 4 de Junio de 1956, Pág. 6
5 La Razón (Buenos Aires) 30 de Junio de 1956
6 La Razón (Buenos Aires) 10 de Julio de 1956
7 La Razón (Buenos Aires) 21 de Julio de 1956
8 Base de Datos Megacat 2001 Archivo del Autor
9 La Razón (Buenos Aires) 23 de Julio de 1956

10 La Razón (Buenos Aires) 27 de Julio de 1956
11 La Razón (Buenos Aires) 30 de Julio de 1956
12 La Razón (Buenos Aires) 1 de Agosto de 1956
13 La Razón (Buenos Aires) 2 de Noviembre de 1956
14 La Razón (Buenos Aires) 2 de Febrero de 1957
15 La Razón (Buenos Aires) 24 de Abril de 1957

 

 

 

Fabio Picasso
1990 - 2002

 


 

 
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