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RASPUTÍN
Num 33 - Diciembre 2005
Hacía un frío intenso, con temperaturas bajo cero capaces de helar
hasta las ideas de cualquiera. Ciudad rusa de Petrogrado, 1 de Enero de
1917, comienzo de año y final de una vida.
Desde un puente sobre el río Neva, que estaba congelado, un grupo
de mirones contemplaba a otro grupo, éste de policías. ¿Qué estaban
mirando con tanto interés?
De un agujero en el hielo salió un buceador, cogiendo el extremo de
una cuerda que se hundía en el agua. Cuando el buceador salió a la
superficie, los policías comenzaron a tirar de la cuerda, y minutos
después un cuerpo yacía sobre el hielo.
Era el cadáver de un hombre de unos cincuenta años aproximadamente,
barbudo, con la cara totalmente desfigurada y tumefacta. Le habían
atado las manos con cuerdas, pero antes de morir había conseguido
liberar una mano, que se levantaba hasta su pecho, como si hiciese el
ademán de persignarse.
¿Quién era este hombre misterioso? El inspector de policía se
dirigió a uno de sus hombres y le dijo: "Llama por teléfono a Makarov.
Dile que hemos encontrado a Rasputín. Creo que le han matado a
balazos".
Pero... ¿quién era Rasputín?
Aunque pueda parecer ridículo, este personaje siempre me ha
producido miedo. Cuando miro sus ojos en las fotografías de la época,
me dan escalofríos. Siempre, desde hace años, me ha intrigado e
inquietado este sujeto. Sus ojos parecen dos carbones encendidos,
mirando desde dos cuencas profundas.
Según cuentan sus historiadores, Rasputín nació en 1870, en una
localidad llamada Pokróvskoie, hijo de un campesino bien acaudalado.
Mientras fue joven fue un elemento de cuidado, pendenciero y
camorrista, y no había jaleo donde no se encontrase él. Pero un día
visitó un monasterio y pasó allí cuatro meses en oración y meditación,
como los retiros espirituales que nos obligaban a hacer en mis tiempos,
pero mucho más largos. A partir de ahí, toda su vida estuvo marcada por
la religión, hasta la obsesión.
Se casó cuando sólo tenía 19 años y se convirtió en un carretero
próspero. Pero, como decía antes, el gusanillo de la religión le
carcomía por dentro y un día lo abandonó todo, incluida su familia, y
se convirtió en algo que no tengo muy claro, mezcla de monje y de
brujo.
Cuando regresó a su casa estaba totalmente cambiado,
transfigurado, con un poderoso magnetismo. Un individuo totalmente
distinto.
La gente del pueblo, principalmente los jóvenes, se sentían
fascinados por este hombre. Transformó en oratorio una habitación de su
casa que siempre estaba lleno de gente. Su fama molestó al Pope del
pueblo y tuvo que largarse de allí.
Siempre había tenido algunas facultades, como ver cosas que los demás no veían, predecir sucesos futuros, y algunas cosas más.
Logró muchas curaciones de enfermos, imponiendo sus manos. Cuando
llegó, en 1903 a Petrogrado, había alcanzado ya una gran reputación
como obrador de milagros.
Rasputín fue aceptado por la nobleza rusa, a pesar de sus modales
de campesino, y se hizo un hueco entre ellos. Y en 1907, de repente, se
convirtió en el poder detrás del trono.
Tres años antes, la zarina había tenido un hijo, el heredero a la
corona, príncipe Alexei. Pero se descubrió que el príncipe había
heredado una enfermedad grave, que podía llevar a la muerte a la
persona que la padeciese, simplemente con producirse un rasguño: la
hemofilia, enfermedad que impide la coagulación de la sangre. Cuando sólo contaba con tres años de edad, Alexei se cayó, y se
le produjo una hemorragia interna, que le mantuvo en cama, con fiebre y
en un estado muy grave. Los médicos perdieron la esperanza de salvarle.
No así la zarina, que se acordó de aquel hombre milagroso, que se
llamaba Rasputín.
Lo hizo llamar y Rasputín le dijo: "No os preocupéis por vuestro
hijo. Sanará". Le puso las manos encima, se arrodilló, oró, y poco
después el príncipe dormía plácidamente y fuera de peligro. El milagro
se había realizado.
A partir de ahí, tanto el zar como la zarina confiaron plenamente
en Rasputín, y la zarina comenzó a tener una fuerte dependencia de él.
Este hombre se convirtió en una persona con una influencia
extraordinaria en la corte rusa. Esto hizo que muchos creyeran que
algunas de las medidas políticas reaccionarias del zar eran cosa de
Rasputín. Y se ganó una legión de enemigos.
El fin del mago fue planeado a finales de 1916 por un grupo de
conspiradores. Le invitaron a que fuera a las bodegas de un hombre en
quien confiaba plenamente, el príncipe Félix Yusúpov. Allí lo
envenenaron con pasteles, el príncipe le disparó por la espalda, lo
golpearon con una barra de hierro, y cuando lo arrojaron a las heladas
aguas del Neva, todavía estaba vivo.
Entre sus papeles, una carta misteriosa dirigida al zar, donde le
informaba de sus sospechas de que sería asesinado antes del 1 de Enero
de 1917, y que si los asesinos eran campesinos, entonces el zar
reinaría sin problemas, pero si los que lo mataban eran aristócratas,
ninguno de sus hijos viviría más de veinte años.
Acertó totalmente: El zar y su familia fueron asesinados en Julio de 1918.
¿Qué es un mago o una maga?
¿Cuál es la diferencia entre magos/as y brujos/as?
¿Existen realmente?
¿Son la magia y la brujería sólo historias fantásticas sin fundamento
alguno?
Un mago/a, es una persona que utiliza las artes mágicas y los
conocimientos que tiene sobre las leyes de la Naturaleza, para obrar el
Bien y ayudar a sus semejantes.
Un brujo/a es una persona que utiliza sus conocimientos naturales para obrar el Mal, produciendo daño a sus semejantes.
Básicamente son lo mismo, pero con objetivos contrarios. A veces
esta diferenciación no está muy clara, y algún mago/a se pasa un poco
al otro bando.
La brujería está íntimamente ligada con el satanismo, y estuvo muy
en boga en la Antigüedad y en la Edad Media, bajando notablemente en
los siglos XVIII, XIX y XX, y volviendo a resurgir a finales del XX y
principios del XXI.
Existe la creencia, bastante generalizada, de que la brujería se hereda,
mientras que el mago/a se hace.
Distintas denominaciones se utilizan para designar prácticas
idénticas, o parecidas o complementarias, o simplemente dependen del
lugar geográfico donde se dén (chamanes, nigromantes, hechiceros,
adivinos, etc.)
Magos famosos fueron Rasputín, Gurdjieff, Dion Fortune (Violet), Eliphas Lévi, Aleister Crowley (¿mago o brujo?) y otros.
Otros hombres y mujeres, pertenecientes a grupos teosóficos o esotéricos rozarían esta clasificación.
Sacerdotes y sacerdotisas de determinados pueblos o civilizaciones de la antigüedad, entrarían en este grupo, como los druidas.
Y estarían, también, los cuentistas y charlatanes, que hoy abundan mucho, pero que pertenecen al mundo de la superchería.
Uno de los magos más famosos fue Moisés, aunque no se le presenta
bajo esa denominación, y famosa su intervención frente al faraón
egipcio y su lucha o enfrentamiento con los magos de ese faraón.
Pero los libros sagrados del pueblo de Israel muestran a un Dios
muy poco amigo de magos y hechiceros, pues se puede leer en ellos
frases o preceptos como éstos: "A la hechicera no la dejarás con vida"
(Éxodo, 22,18). "El hombre o la mujer en quien se halla espíritu de
nigromante o adivino, morirá sin remedio: Los lapidarán. Caerá su
sangre sobre ellos.” (Levítico, 20, 27)
Lo cual justificó algunas barbaridades cometidas por quienes se
toman las Escrituras Sagradas como inspiradas por Dios, y sirvió para
que personajes oscuros de la Inquisición (Católica y Protestante), se
mancharan con la sangre de víctimas que sólo podían ser culpables ante
la vista de descerebrados de la calaña de esos representantes de la
Iglesia.
Aun en la actualidad, muchos eclesiásticos están convencidos de la
realidad y efectividad de la magia o de la brujería, y de la
intervención y participación de Satán en todo ello.
En muchas ocasiones se tachó de brujas a sacerdotisas de antiguas
religiones ligadas a los dioses y diosas de la Naturaleza, que fueron
encarceladas, torturadas y ajusticiadas espantosamente, en actuaciones
indignas de quienes se dicen representantes de Dios en la
Tierra (ahí es nada).
En otras, la fuerte represión ejercida por el Cristianismo contra las
gentes, hizo que muchas de ellas, como muestra de odio y repulsa,
así como por venganza, se dedicaran de lleno a estas prácticas,
desafiando el poder de los clérigos.
Las frases bíblicas, anteriormente citadas, muestran que los Libros Sagrados no deben ser tan sagrados.
Ángel Rodríguez
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- Rasputín, ¿mago o brujo?
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