La Epistemología de Karl Popper.en la Historia de las Ideas

Publicación enviada por Guillermo Treboux


Resumen: Para una lectura contextual de Karl Popper resulta interesante y hasta indispensable hacerlo aparecer en algunas de sus principales diferencias: con Dilthey, Marx y Hegel (en el encuadre del filosofía de las historia), en sus diferencias con Alexandre Koyré y su escuela (en el encuadre de la historia de las ciencias y las ideas metafísicas), y en sus diferencias con Kant y Kuhn ( en el encuadre de la filosofía de las ciencias o epistemología). Para concluír, a través de la sociología de las ciencias sería interesante situar a Popper como a un darwiniano que heredó los (supuestos) errores y (supuestos) aciertos del darwinismo en la historia de las ideas.


   
  

Para una lectura contextual de Karl Popper resulta interesante y hasta indispensable hacerlo aparecer en algunas de sus principales diferencias: con Dilthey, Marx y Hegel (en el encuadre del filosofía de las historia), en sus diferencias con Alexandre Koyré  y su escuela (en el encuadre de la historia de las ciencias y las ideas metafísicas), y en sus diferencias con Kant y Kuhn ( en el encuadre de la filosofía de las ciencias o epistemología). Para concluír, a través de la sociología de las ciencias sería interesante situar a Popper como a un darwiniano que heredó los (supuestos) errores y (supuestos) aciertos del darwinismo en la historia de las ideas.

1.- Ideas principales de la epistemología de Popper.

 a.- Las ciencias son la mejor aplicación de la racionalidad.

b.- Se trata de una racionalidad tratada como universal.

c.- Esta racionalidad está constituida por un conjunto de reglas.

d.- Esto se observa claramente, en particular en  la Física.

e.- Hay un método universal, el hipotético-deductivo.

f.- La observación es independiente de la teoría. (Cuestión muy discutible desde perspectivas kantianas clásicas , neokantianas contemporáneas –como la de Henry Allison- , y kuhnianas en especial.)

g.- Sentido de la acumulación y progreso en las teorías científicas.

A estas características, Popper les agrega algunas más, que actúan como diferenciales, trazando límites o fronteras con otros campos de la filosofía:

-         Rechazo de la metafísica como anticientífica.

-         Rechazo del psicologismo (fenomenología) (y aún de la Psicología y el Psicoanálisis) como ciencias positivas (es decir, bajo el modelo  físico- química-biológico). 

-         Una perspectiva antihistoricista (que alcanza a Dilthey, Hegel, Marx, y quizás exceptúa a Comte)

-         Ese anti-historicismo incluye a la Historia de las Ciencias, con lo que excluye a filósofos-historiadores de las ciencias como Alexandre Koyré y su escuela.

-         Poca significación de la Sociología de las Ciencias (que alcanza hasta sociólogos como  D.Boor, B.Latour, S.Woolgar, E: Lizcano)

      Las últimas características, definidas en sentido negativo, dejan lugar al método empírico, que parece de esta manera bastarse a sí mismo, y de allí, a la formulación de una teoría falsacionista –que es también una posición filosófica-, y al método hipotético-deductivo.

            En el presente trabajo, haré algunas descripciones de la epistemología popperiana, y realizaré algunas consideraciones a manera de comentarios en torno a sus perspectivas epistemológicas, diferentes y contrapuestas a sólidas perspectivas tales como las de Alexandre Koyré, Emanuel Kant, Thomas Kuhn, entre las más evidentes, pero menos puestas de manifiesto que aquellas en torno a sus críticas a Carlos Marx, o, en último caso, a las que ha desarrollado  la Sociología de las Ciencias. En todo caso, la epistemología de Popper quizás conforme una imagen de las ciencias que más tense el debate sobre la racionalidad puesto que lo que en ésta haya de universal o de contextual, y de histórico y metafísico, queda  puesto en cuestión por Popper. Se trata de indagar si tales cuestionamientos son sostenibles, y en todo caso, sobre que criterios.s A estas cuestiones invito a quienes se interesen por ellas a hacer  su propia interpretación de los temas aquí expuestos. 

       

1.1.- Convencionalismo y Sociología de las Ciencias.

Popper no cree que las ciencias se basen en convencionalismos. Esta posición, en lo que tiene de interesante, es que trata de no relativizar los conocimientos científicos. Probablemente, en lo que se refiere a las leyes de la naturaleza, se trata allí de características universales y no convencionales.

‘no es que el efecto de las leyes que crea nuestro intelecto se imponga en la naturaleza haciéndola simple, porque no cree que la naturaleza sea simple. Sólo las leyes de la naturaleza son simples, y estas leyes, sostiene el convencionalista, son nuestras propias creaciones libres ... nuestras convenciones sobre la naturaleza’ ([1])

Este problema es sin duda difícil. La posición de Popper con relación a la racionalidad es que ésta no tiene problemas de inconmensurabilidad, o de intraductibilidad de términos, y en última instancia, el pensamiento matemático resultaría universalmente válido e incuestionable. Siempre es posible admitir que hay cosas que ignoramos o que conocemos mal, pero es muy diferente decir que de acuerdo a ciertos convencionalismos (comunidades científicas, escuelas de pensamiento, situación histórico-contextual), no podemos llegar a las mismas conclusiones partiendo de las mismas premisas.

            A través de la Historia de las Ciencia, es frecuente observar que, -como lo han hecho entre otros Koyré y Khun- existen sistemas de pensamiento científico sumamente racionales y coherentes, aunque de capacidad explicativa diversa. La Sociología de las Ciencias han destacado fuertemente el carácter convencional de muchas construcciones teóricas. Popper se sitúa en el extremo opuesto de D. Boor, por ejemplo, o del programa fuerte de Sociología de las Ciencias, Además, las ciencias y sus interrelaciones dan a veces la imagen de territorios movedizos, como un delta, en que el curso de las aguas a veces separan, y a veces unen superficies ([2]) fronteras de la biología, física y química se desdibujan, conformando nuevas regiones epistemológicas ([3]).

            De esta manera, la objetividad en las ciencias en su búsqueda de la verdad, y de una razón universal como proyecto ideal, no se contradice con la existencia de convencionalismos o racionalidades particularizadas por circunstancias sociológicas o históricas. En todo caso, resultaría exagerado y hasta inconveniente hablar de irracionalidad en todos aquellos aspectos en que las ciencias se apoyen en convenciones o puedan ser explicadas por razones contextuales, sociales e históricas.

2.2. Las Ciencias y la Metafísica

            Popper rechaza las explicaciones metafísicas en la mayor parte de su obra, puesto que se sustraen el método empírico. Sin embargo, en toda su teoría del conocimiento, como luego veremos, existe una fuerte analogía con el evolucionismo darwiniano. Y precisamente, al referirse a la selección natural y su status científico, reconoce que:

            ‘Influido por lo que dicen las autoridades en el pasado describí esta teoría como “casi tautológica”, y he tratado de explicar como la teoría de la selección natural podía no ser comprobable (como lo es toda tautología) y, sin embargo, de gran interés científico Mi solución fue que la doctrina de la selección natural es un programa de investigación metafísica de mucho éxito.’ ([4])

            En muchas filosofías de las ciencias surgidas del positivismo y del Círculo de Viena, es común observar un rechazo a la Metafísica. Pero en el caso particular de Popper, este reconocimiento parcial del “programa metafísico” en la teoría de la evolución resulta importante porque su teoría del conocimiento toma, como hemos dicho, muchos aspectos análogos. Habría que concluir que su teoría del conocimiento también conlleva aspectos metafísicos, contra el empisismo experimentalista que propone.

 

3.1.- Semejanza de la Selección Natural  la Metodología de Popper

El método que propone Popper parecería estar inspirado en la Teoría de la Evolución y en la selección natural de Charles Darwin. Las expresiones que Popper emplea en su teoría metodológica no se asemejan solamente en las palabras sino en el significado, y, además su epistemología como Teoría del Conocimiento está explícitamente fundamentada en la Biología y hasta en una Epistemología Evolutiva, en tres niveles: adaptación genética, conducta adaptativa y descubrimiento científico.

            ... la etapa de selección a partir de las mutaciones y variaciones  disponibles: las de nuevos intentos o tanteos que están mal adaptadas son eliminadas. Esta es la etapa de la eliminación del error. Sólo las instrucciones tentativas más o menos bien adaptadas son las que sobreviven y, a su vez, son heredadas. Así, pues, podemos hablar de adaptación por el método de prueba y error, o mejor dicho, el método de prueba y eliminación del error. La eliminación del error o de las instrucciones mal adaptadas se llama también selección natural y opera en tres niveles (...) genético, conductual y científico.[5]

            Popper considera que sobre la instrucción (derivada del diseño creacionista de Paley); y de la selección (derivada de evolucionismo de Darwin) pueden explicarse los pasos de una teoría del conocimiento que culmina en la selectividad de las teorías científicas.

 

            Ya hacia 1932, Popper había expresado su teoría de la selectividad que produce en las ciencias el empleo del método hipotético-deductivo y los experimentos de falsación, o quizás, de intentos de falsación (que Hempel denominará “constrastación”).

A pesar de su rechazo  del psicoogismo, Popper intentará, algo tardíamente, en 1977, esbozar una teoría del yo y de la consciencia, que tendrá también bases biologistas (6).  En la lucha por la existencia que considera biológicamente común a animales y hombres (por lo menos en lo que en éstos hay de común biológicamente), Popper pasa de aceptar la continuidad existente en la integración que realiza el sistema nervioso central a la acción integradora de la consciencia. Entonces:

            Muchas de estas acciones integradoras son automáticamente inconsciente. Pero otras no lo son. A éstas últimas pertenece, especialmente, la selección de medios para lograr ciertos fines (a menudo inconscientes); es decir, la toma de decisiones, la selección de programas. (7)

            La idea de selección le es tan valiosa a Popper, que a las funciones psicológicas tales como la Percepción y la Memoria, también las explica por su significación y sentido selectivo. Llevaría todo un estudio que quizás alguien se interese en realizar, analizar lo que esta idea de selectividad tiene de común con la intencionalidad de la consciencia de la fenomenología. Popper, quizás lamentablemente, no se aproximó a los fenomenólogos, ni a Bergson (La Evolución Creadora, Materia y Memoria), ni, a Piaget (Epistemología Genética y Psicología Evolutiva).

En relación a las ciencias, Popper no tiene una epistemología que trate de la relación de las ciencias entre ellas, sino que propone un método y una teoría que no es ciencia empírica (según su expresión). Su epistemología no resulta, entonces, integradora, y su método, aplicable en contextos experimentales particularmente correlacionados con las mediciones y la posibilidad de repetir las condiciones experimentales, tiende a aceptar sólo una teoría explicativa, que a veces es la mejor o la más reciente. Por ejemplo, prefiere a Darwin en detrimento de Lammark, y por buenas razones, pero acaso olvida una posible integración superadora como la propuesta por Piaget, Precisamente, la Epistemología ara Piaget significa la interrelación de las ciencias. No es únicamente apriorista ni únicamente empirista. Con relación al conocimiento, lo formalizará en estructuras, en que, tal vez en una audaz reformulación del evolucionismo, supondrá que de la deducción, y de las tautologías, es posible obtener más información en el sistema teórico. Para ello, la  elaboración piagetiana del clásico problema de los universales será explicado como construcciones operatorias en que:

‘lo real consiste así en una jerarquía de estructuras formales de las que nuestra inteligencia posee el conocimiento inmediato, en lo que se refiere a sus elementos generales (los universales), aunque luego les otorgue un contenido sensible por contacto perceptual (...) Las formas no son concebidas ni como estructuras a priori del pensamiento ni como el producto de construcciones operatorias que constituyen por ello mismo causas que conciernen simultáneamente a lo real y a nuestra facultad intelectual’ ([6]*)

Lo que Popper no explica, es decir, los procesos de “instrucción” y “selección”, es precisamente materia de la Epistemología de Piaget.

 

3.2.- Epistemología Genética y Evolucionismo

Constituye un problema de fundamentación la Teoría de la Evolución de Darwin, en el sentido en que ésta –y Popper lo expresa claramente- es más un programa metafísico, y que, además, supone admitir o cuestionar las explicaciones tautológicas. Es posible que la Historia de las Ciencias pueda complementar a la Epistemología, si por ésta entendemos no solamente una teoría del conocimiento, un estudio de las metodologías sino también las relaciones entre las ciencias. No se trata, entonces, de tomar en cuenta las teorías superadoras solamente, o aquellas que resulten exitosas en las pruebas de falsación, sino aquellas que resulten falsadas, y aún, teorías metafísica y filosóficas que resultan eclipsadas por la época. Diferente a Popper, Piaget explicaba de manera integrativa a Darwin y Lammark, conduciéndolos hacia una Epistemología Genética Evolutiva en 1950, mientras que Poper abordó ese campo científico hacia 1977. Explica Piaget que las explicaciones “fijistas” de las especies, remontándose hasta Cuvier, no explica la adaptación sino atribuyendo cierta fuerza vital a los organismos, sin intervención del medio exterior. Luego, con el transformismo, será el medio exterior el que incida sobre las adaptaciones (Lammark), pero cierta manera del “fijismo” vuelve a entenderse de modo darwiniano y mendeliano, abandonando la idea de generación espontánea (que, de todas maneras, se traslada a las relaciones del mundo inorgánico y el orgánico, con la inclusión del azar y las condiciones físico-químicas). Una última etapa sería la de transmisión de caracteres adquiridos. Esta última tesis piagetiana, se basa en estudios experimentales que él realizó en 1929 con moluscos, en los que pudo observar que la adaptación se producía primeramente por la acción del medio ambiente, y posteriormente, mediante transmisión hereditaria de caracteres adquiridos (tamaño de los caparazones). El estudio experimental de Piaget recuerda, por el uso de registros históricos, al de Kepler. Este último utilizó las observaciones de Ticho Brahe, mientras que Piaget estudió las descripciones del tipo de molusco en los catálogos de 1774 a 1800, observando cambios adaptativos en su estudio experimental, atribuidos por él a una transmisión hereditaria de caracteres adquiridos, originalmente suscitados por el medio. Es un retorno (o reversibilidad) parcial al lamarkismo, sin desconocer ni la selección natural darwiniana, ni las leyes de Mendel. Resta considerar que Popper prácticamente no menciona a Piaget, quizás por sus diferencias con la Psicología y que, inversamente, en Argentina los estudiosos de Ciencias Naturales tienen a Piaget como Psicólogo, y no lo conocen como Biólogo,([7]) que fue su formación inicial, que daría pie a una Epistemología que no se centraría en un método (tal como el popperiano), sino, entre otras ramificaciones programáticas, como relaciones entre las ciencias.

 

4.- Definiciones, tautológicas y causas en el Evolucionismo

4.1.- De las definiciones, Popper y el trilema de Fliess

Una afirmación que suele considerarse tautológica, erróneamente, según el análisis de Eliott Sober, es:

“¿Quiénes sobreviven? Los más eficaces, ¿quiénes son los más eficaces? Los que sobreviven.” No se trata aquí de una tautología, ni de un problema de tautología en relación con la Teoría de la Evolución, sino de uso de una definición.

En efecto, las tautologías no se encuentran en las definiciones, si no en enunciados, y la frase referida planea una definición, y no un enunciado. Popper estudió el uso de las definiciones, considerando que existe una tradición platónica y aristotélica que trata de definir el uso de los términos empleados con la mayor precisión posible, pero que en ciencias esto no es posible, ya que:

“la precisión de un lenguaje depende, más bien, de que se tenga e cuidado de no sobrecargarlo con la tarea de ser muy preciso”, y que

“en ciencia, todos los términos realmente necesarios deber ser términos no definidos”    

argumentando que la definición de términos volvería imposible el discurso, ya que todo término empleado debería ser definido a su vez. Esta afirmación discutible de Popper llega a considerar que:

“En la ciencia, tenemos el cuidado de que las afirmaciones  que hacemos nunca dependan del significado de nuestros términos” ([8]).

Una ciencia de semejante características parecería favorecer solamente un sistema de ecuaciones, y ni siquiera la Física históricamente hubiera podido desarrollarse si los conceptos empleados no hubieran sido analizados y redefinidos una y otra vez. Creo, como Polanyi, que los términos se definen en función de otros relacionados, en su articulación e inarticulación con otros términos, si bien Popper advierte de las afirmaciones básicas, es decir, cierto número de afirmaciones que resultan indemostrables, no sólo por necesidad  teórica, sino porque, como él lo refiere, tomándolo de Fliess, debe evitarse un regreso al infinito en la cadena de significaciones. Vale decir, que toda teoría admite términos no definidos, y el de eficacia admite una circularidad no tautológica (no es un enunciado), sino por definición.

En el “trilema de Fliess”, que consiste en el problema de las afirmaciones dogmáticas, el regreso al infinito de las significaciones y el psicologismo (que implica explicaciones de la percepción de quién hace determinadas afirmaciones, basado en su “experiencia personal”). Popper evita esta última salida psicologista y admite que ciertas afirmaciones básicas (dogmáticas) deben ser efectuadas aún en las ciencias. Al ponerse al margen del psicologismo, y de las corrientes de pensamiento de las teorías de la significación (Wittgenstein). Popper admitiría que una definición tal sobre la eficacia es válida, y aún, que la selección natural no necesita explicaciones de significación, pues la consideraría un principio explicativo. En todo caso la eficacia sería una afirmación básica no tautológica. Pero además, que se trate de un principio explicativo no equivale a decir que se trate de causa, y menos aún, causa única.

 

4.2.- Tautológicas

“El rasgo X es más eficaz que el rasgo Y, si y sólo si X tiene una posibilidad de sobrevivencia mayor y/o una mayor expectativa de éxito reproductivo que Y” ([9])

En este caso, que se trata de enunciados, admite Sober, sí se produce una tautología.  Pero se trata de una tautología que está dentro de la teoría evolucionista, es decir, forma parte de la teoría, y no es la explicación total o fundamental de la misma. El problema que contiene esta tautología es que parece poderse formular de una manera formalizable: si P entonces Q. Esta manera lógico-formal no constituye en Biología Evolucionista enunciados empíricos, sino formales:

“¿Son enunciados empírico o verdades definicionales? En Física, las leyes generales, como la Ley de la Gravitación de Newton o la Teoría Especial de la Relatividad son empíricas. Por el contrario, muchas de las leyes generales de la Biología Evolucionista (los enunciados “si P entonces Q proporcionados  por modelos matemáticos) parece que no son empíricos”([10])

Sin embargo, mucho más interesante resulta el análisis de Gregory Bateson, que considera que la Lógica es incapaz de modelar sistemas causales, puesto que los sistemas causales contienen tiempo, mientras que los sistemas lógico-formales son atemporales. No es lo mismo, por lo tanto, el si ...entonces... de las explicaciones causales, que los si ... entonces de las formalizaciones lógicas. La lógica atemporal, sostiene Bateson, se torna autocontradictoria y ejemplifica con un circuito de electroimán:

Si se hace contacto en A, entonces se activa el electroimán.

Si se activa el electroimán, entonces cesa el contacto en A.

Si cesa el contacto en A, entonces se desactiva el electroimán.

Si se desactiva el electroimán, entonces se hace contacto.

Esta secuencia es satisfactoria siempre y cuando las combinaciones “si...entonces” son causales. Pero si se quiere pasar al mundo de la Lógica, el resultado será escandaloso:

Si se hace contacto, entonces cesa el contacto.

Si P, entonces, no P ([11])

Por lo tanto, parecería que las tautologías en la teoría de la evolución no pueden ser entendidas de manera atemporal, es decir, no habría una inmediatez formal atemporal, sino que los tiempos evolutivos explicarían causalmente lo que en lógica aparece atemporal o tautológico. Además las preguntas por las leyes naturales responden al cómo, en tanto que las que preguntan por causas al por qué. Esta distinción, no  es, sin duda, sencilla. Sin embargo, por lo menos en relación con la selección natural, no puede considerarse como única causa de la eficacia.

 

4.3.- Causas

Lo que sustenta la fijación de un rasgo, o su eficacia, no se reduce a  forma causal única (selección natural), sino que, se consideran también la deriva genética aleatoria, la mutación y la migración. De esta manera habría una aproximación a la que Popper ha sostenido como explicación del ensayo y error,luego trasladado al hipotético-deductivismo de la mente –lo que explicaría los procesos creadores, adaptativos, asimilativos y de sublimación-  pero las causas se multiplican y no se explican solamente por selección natural. De esta manera el paralelismo que Popper realiza entre el evolucionismo y el método científico de esnayo y error  hipotético-deductivista, parece quedarse con las respuestas parciales de las ciencias Biológicas y Físicas, siendo que las primeras suponen teorías metafísicas (o principios explicativos no observables), y las segundas una cierta reducción del lenguaje conceptual a ecuaciones, un realismo matemático, lo que, por ejemplo, para Alexandre Koryré (Newtonian Studies, Estudios Galileanos), no carecería de aspectos  metafísicos.

 

5.- El método hipotético deductivo en versión compleja y el operacionalismo.

5.1.- El método hipotético deductivo en versión compleja.

            Según el estudio de G. Klimovsky, el método hipotético-deductivo puede considerarse en versión compleja, es decir, sin simplificarlo y esquematizarlo, que le quita su capacidad teórica de explicación.

            El papel que desempeñan las hipótesis ad hoc y las hipótesis auxiliares resulta en esta versión compleja muy importante. De esta manera, la Teoría sigue desempeñando un importante papel de organización y relación sistemática de las hipótesis subsidiarias de la hipótesis principal. Una compleja trama de interrelaciones liga la hipótesis central (o las hipótesis propias de la Teoría) con las hipótesis que deben demostrarse a su vez, ya sea de manera especial, “ad hoc”, cuando se trata de un fenómeno algo irregular con relación a la teoría principal, pero explicable, o, cuando mediante hipótesis auxiliares, deben demostrarse de manera parcial algunos enunciados que resultan importantes para mantener la validez de la teoría principal.

            Este método, también llamado estrategia por Klimovsky, también se apoya en la base empírica, es decir, que si bien hay que distinguir entre los términos observacionales, estos últimos no se hallan aislados de los términos teóricos, sino relacionados en diversos niveles de demostración y observabilidad sujeta a contrastación empírica. Habría allí una sistematización que se obtendría por niveles, (también explicado por Hempel).

            Estos Niveles suponen una distinción de términos teóricos (los de la teoría principal, generalmente, pero también dentro de las hipótesis ad hoc y auxiliares), y los enunciados y términos observacionales, que están subsumidos por relaciones teóricas, pero que se hallan sujetos a contrastación empírica y “observable”. De esta manera, una Teoría necesita de hipótesis auxiliares, y en la versión compleja, que sigue siendo experimentalista, muchas veces se carece de la posibilidad de demostrar todo el ámbito de variable de una teoría. En sentido estricto, esas variables serían infinitas, pero admitiendo, como Popper, las afirmaciones básicas o los enunciados por definición (convencionales), el número de variables se reduce considerablemente. Aún así, hay enunciados, bajo la forma de hipótesis auxiliares, que en la situación de ciencia experimental, no siempre están sujetas a experimentación, y esto por la cantidad de contrastaciones que habría que realizar, que, aún no infinita, es considerable. Klimovsky ejemplifica que, por caso, para realizar algunas pruebas de laboratorio, un equipo de investigadores parte del supuesto de la calidad probada de los materiales, tal como la pureza de una droga suministrada por otros experimentadores o laboratorios. Una falla en el material de trabajo, invalida la secuencia experimental y ocasiona errores en la contrastación. De esta forma, puede creerse que es la hipótesis principal que resulta falseada, y en realidad es sólo una hipótesis auxiliar que no ha sido contrastada correctamente. Además, la observabilidad en ciencias suele estar mediatizada por instrumentos, con lo que el empirismo tecnológico arroja resultados muy alejados, o inalcanzables por experiencia de observación directa (telescopio, microscopio, interferómetro, etc.). Algunos teóricos suponen que ya no hay ciencias sin tecnología, con lo que el problema mente-cuerpo adquiere otros alcances, al modificar la observabilidad de los fenómenos. Sigue siendo, por lo tanto, con relación a la Epistemología como Teoría del Conocimiento, un problema  abierto que se puede llamar ¿Qué es el empirismo?, ya que prácticamente la idea de un sujeto trascendental en ciencias retrocede a postulados lógico-matemáticos, o aún, lingüísticos, que difícilmente pueda superar cierto convencionalismo, y la filosofía ya no puede intentar doctrinas a la manera de Hume y Kant. Un intento de resolver los problemas del empirismo es el operacionalismo ([12])

 

5.2.- El Operacionalismo (imagen visual e imagen acústica)

            “La idea central del operacionalismo es que el significado de todo término científico debe ser especificable indicando una operación definida de contrastación que proporcione un criterio para su aplicación (...) el término ácido podría ser “definido operacionalmente del siguiente modo, con el fin de averiguar si el término “ácido” se aplica a un líquido dado, introduzcamos una tira de papel tornasol en él; el líquido es un ácido si y sólo si el papel tornasol se vuelve rojo. Este criterio indica una operación contrastadora...”([13])

De esta manera habría un ejercicio de contrastación en los términos científicos, que permitiría a los investigadores referirse a objetos y fenómenos contrastados en el empleo de los términos de referencia. La idea del operacionalismo parece consistir en evitar las ambigüedades y multivocidades del lenguaje, de manera de atrapar el significado definiendo los términos empleados por operaciones contrastadoras. Hempel distingue un uso operacionaista de los conceptos, del uso teórico y, entre ambos, la existencia de conceptos-puente, capaces de relacionar el integrar la teoría y la experiencia.

            En el análisis de términos, entiende las teorías como redes de hilos entrecruzados, en cuyos puntos de entrecruzamientos aparecen los conceptos-nudos, que son los centrales en los sistemas teórico-observacionales. Hempel, en todo caso, distingue siempre la idea de lo observable de la observabilidad ([14]), distinción importante referida a la posible postulación de entidades potencialmente observables, pero cuyo procedimiento demostrativo (operacional) no se encuentra todavía disponible en la teoría que lo describe y lo integra.  El campo de la experiencia posible, en sentido kantiano, va abriéndose aso como postulación de entidades teóricas que sistematizan y organizan (“sintetizando” la apercepción); pero también con entidades cuya observabilidad, en determinadas condiciones, es posible operacionalmente.

            En el área de la Física, siempre han existido entidades teóricas como “fuerza”, “ímpetus”, “movimiento”; pero también una notable diferencia entre lo operatorio (p.ej. la caída de los cuerpos en un barco en movimiento), y una clase de movimiento no-operatoria (el movimiento de la tierra), cuya operatoria puede demostrarse mediante el cálculo geométrico, y, en todo caso, su visibilidad no es directamente empírica, sino que surge de definiciones y mediciones de conceptos tales como “longitud”. En relación a las mediciones, según Hempel, los operacionalistas tienen la dificultad de, si se quiere evitar el convencionalismo, explicar que dos procedimientos conduzcan al mismo concepto, lo que induciría a pensar que se trata de dos conceptos  diferentes, como si se tratase de una correspondencia “uno a uno” (a cada operación correspondería un concepto). Así:

            ...Por esta razón, sostiene Bridgman, no sería “seguro” considerar que los procedimientos operacionales determinan uno y e mismo concepto: se debería considerar que criterios operacionales diferentes caracterizan conceptos diferentes; y a éstos deberíamos referirnos, idealmente, mediante términos diferentes. Así se pueden utilizar los términos “longitud táctil” y “longitud óptica” para referirse a las cantidades determinadas con la ayuda de varas de medir y de triangulación óptica respectivamente. De modo similar, tendríamos que distinguir entre temperatura-mercurio y temperatura-alcohol. ([15])

 El empleo de dos escalas diferentes puede llegar a establecerse como válido si se estipula un modo de reducción que traslade los valores de lectura de una escala a otra. Esto no significa un relativismo, pero no se resuelve de manera operacionalista, a menos que se considere la operatoria matemática como una forma cuasi-empírica. Es el mismo problema de la operatoria del movimiento y la operatoria del cálculo.

Si, en última instancia, es la escala la que determina el fenómeno, como sostenía entre otros J. Piaget, la habilidad en e manejo de símbolos en la operatoria abstracta (lógica y matemática) e una manera de sortear las dificultades del empirismo, ya que, para una comunidad científicamente formada en el empleo de dichas escalas, los fenómenos aparecen interpretados de otra manera que la de otras comunidades de científicos cuyas integraciones epistemológicas no se hayan realizado, pero, sobre todo, estas combinatorias se alejan del sentido común, si por él hay que entender el pensamiento no formado dentro de la integración operacionalista y no-operacionalista. Se superaría así el problema del empirismo y el idealismo a la vez, pero ya no entenderíamos el  realismo sino como la adquisición de estructuras cognoscitivas relacionadas, en lo interno con los niveles de operatoria abstracta, y en lo externo con los contextos experimentales y la referencia a una comunidad de lenguaje provista por la profundización de la ciencia básica hacia una orientación experimental, en otras palabras, lo externo se interpreta como cierta configuración socia que hace posible a determinadas formas del realismo establecer intersubjetividades. Las versiones internalistas y externalistas, una vez más. Finalmente, regresando a Popper. Vale aclarar que su posición   metafísicamente realista es una decisión epistemológica, y tal vez existencial, que no se funda en una contrastación o falsación del idealismo, el empirismo o el escepticismo, sino en no aceptar por realismo algo así como a la “científica” mesa de Eddington sino, en todo caso, una defensa del sentido común, que para él, opera, al igual que las ciencias, en el ensayo y error.

 

            6.- E problema mente-cuerpo y sus variantes

            6.1.- Dualismos y paralelismo psicofisiológico

            Suele tomarse a René Descartes como una referencia filosófica que expone un dualismo substancialista al explicar las dimensiones del orden físico y mental. Descartes, al hablar de res extensa y res pensante supone dos sustancias que corresponden a lo físico y lo mental. Ese dualismo supone problemas de correspondencia o de correlación de ambos órdenes, que en Descartes traza un recorrido metafísico: el de una substancia finita que pueda pensar lo infinito, y la reflexión sobre la idea de infinito que implica darse en una substancia corporal.  Para Descartes eran las matemáticas las ciencias capaces de explicar este fenómeno. Sin embarco, a pesar de su filosofía mecanicista dedica una obra, Pasiones del Alma, en la que desarrolla su concepción del cuerpo y de la afectividad. Todas las afecciones son explicadas de manera materialista y fisiológica, al atribuir a “espíritus” los vehículos que a través de la sangre portaban los movimientos energéticos de las acciones y las conductas. Los espíritus cartesianos no deben entenderse de manera metafísica sino materialista, ya que se refieren, en el orden corporal, a elementos neurofisiológicos análogos quizás a las catexias freudianas. La razón entendida como substancia, y su búsqueda de una base material (orgánica y cerebral para las emociones, voliciones y fenómenos mentales. La glándula pineal, que comunicaba las do substancias, y que ha sido aludida como una explicación precaria era, sin embargo y para la época, un intento de hallar base material a los procesos mentales. El problema, hoy en manos de las neurociencias, era el de asignarle ciertos “locus” cerebrales a las emociones y pensamientos de la actividad psíquica. Descartes era no solamente u espíritu analítico sino empírico, como lo describe R. Bodei, que lo sitúa en “su biblioteca” frente a un becerro listo para su disección. Ese dualismo cartesiano fue convertido en monismo por Spinoza y en paralelismo psicofisiológico por Malebranche.

            Todo lo referido a la mente, el alma y el espíritu, desde una perspectiva materialista o fisicalista, parecía no tener lugar dentro de la ciencia positiva sin desarrollo psicológico; serían, en principio, entidades no localizables, no mensurables y no reductibles a la contrastación. Sin embargo, las neurociencia, como luego se verá, superan esto. El paralelismo psicofisiológico, en cambio, tiene ciertas complejidades como la noción de metabolismo Si esta noción biologista pudiera ponerse en suspenso, sin ser suprimida ni definida, observa Ángel, podría explicarse la actividad psíquica como paralela a la actividad físico-química neuronal.

            Finalmente, el estudio de R. Rorty es una crítica al vocabulario mentalista o espiritualista que, según él, desde Descartes con el dualismo, y desde Kant, con la noción de “síntesis” de las categorías del entendimiento y las formas de la sensibilidad en relación con la percepción, ha producido una especie de enfermedad del lenguaje, o mejor dicho una distorsión cognitiva. Luego de una crítica minuciosa y sostenida, Rorty supone, como los conductistas, que el lenguaje que puede expresar mejor lo que se llama “mental”, no es otro que el de la neurofisiología. Traza un cuadro comparativo de lo que podría ser un vocabulario “no mentalista”, reduciéndolo a estímulos de fibras neuronales, que resulta algo bizarro. Entre otras cosas, no logra Rorty quitarle a ese eventual lenguaje formas de relaciones lógicas compatibles con el lenguaje “mentalista”, y además, considera el problema de los universales a la manera platónica y no a la manera piagetiana (ni a priori, ni constructos operatorios inarticulados). Rorty parece abogar por un epifenomenalismo de la consciencia, y se aproxima a Popper en el rechazo del psicologismo (y aún de la Psicología), aunque su estudio sea una analítica próxima a la fenomenología,tampoco, al igual que Popper, coincide con los fenomenólogos porque, según él, no han entendido bien a Husserl y se tornan subjetivistas y místicos. Rorty se torna materialista y fisicalista y admite, como Sellars, que la ciencia es la medida de todas las cosas. ([16])  Tanto para Richard Rorty copmo para Carl Popper, se trata de discernir los alcances del reduccionismo, que menoscabaría el libre albedrío humano o el materialismo emergentista, que entiende como cualidades de distinto orden al fisiócrata, a  las formas del espíritu, el sentido interno y la subjetividad (*) , la racionalidad (en sus muchas formas), y la libertad.

 

            6.2.- Del Dualismo al Trismo (Popper y Penrose)

            El dualismo cartesiano admite una región de interacción entre ambos órdenes, mundos o substancias, pero no resulta fácil asignar esa interacción a lugares específicos, sino a ciertos estados que experimentamos en nosotros mismos:

            Hay ciertas cosas que experimentamos en nosotros mismos y que no deberían ser atribuidas a la mente ni al cuerpo solos, sino a la estrecha e íntima unión que existe entre el cuerpo y la mente... Tales son los apetitos del hambre, sed, etc. y también las emociones o pasiones de la mente que no subsisten en la mente o el pensamiento solos... y finalmente todas las sensaciones.([17])

            Popper también se referirá a interacciones, pero con una estructuración diferente, de carácter ternario. En efecto, Popper, que trabajó con el neurofisiólogo Eccles, distingue entre u mundo 1, referido a los objetos físicos, el mundo 2, de la actiidad mental, regido por las reglas de la lógica, que para Popper tienen validez objetiva, y el mundo 3, que son –como él mismo dice- los objetos culturales como el Espíritu Objetivo hegeliano, como libros, obras de arte, tecnología. La interacción, para Popper, se produce entre el mundo 1 y el mundo 3 por medio del mundo 2 (actividad mental), ya que no hay relación directa de 1 a 3. Popper, aún, no se considera epifenomenalista con relación a la conciencia, como parece integrarse con su posición evolucionista y biologista. El problema que se formula en torno a la conciencia es, según el análisis de W. Betchell, que:

            La selección natural permite que un rasgo esté ligado a rasgos ventajosos y resulte favorecido incluso si él mismo no es ventajoso. Un caso biológico ilustra este punto. Explicamos por qué las plantas son verdes no mostrando ninguna ventaja que se siga de ser verde, sino mostrando que el alelo de la clorofila en las plantas es también responsable de su color verde y también mostrando que poseer clorofila es ventajoso. No exigimos ninguna teoría evolucionista para explicar ni por qué las plantas son verdes ni por qué contienen clorofila, ni siguiera por qué la clorofila causa que las plantas sean verdes... así pues, incluso si los estados mentales son epifenómenos respecto de ciertos estados cerebrales, podrían resultar favorecidos si estos estados cerebrales ayudaran al organismo en su búsqueda de la supervivencia ([18]).

            Para Betchell, entonces, Popper podría ser epifenomenalista, ya que no contradiría su darwinismo epistemológico. Queda abierta la cuestión del reduccionismo y del materialismo emergentista, en otros términos, del determinismo y el libre albedrío.

            También Roger Penrose ha sostenido recientemente una posición epistemológica triádica luego de un estudio que integra la microfísica con la química y la biología, Penrose describe, también trata de explicar la consciencia, también a partir del cerebro, pero estudiando en él posibles compatibilidades de su estructura y funcionamiento con la física de Einstein y Plank, analizando los microtúbulos, que conforman la estructura interna de las redes neuronales, modelo que propone modificar. No se trata de un enfoque darwiniano, aunque sí de un fisicalismo emergentista complejo, ya que entiende la física junto a la química y la biología en un reticulado de ciencias naturales que darían lugar a la mente, la conciencia y las representaciones del pensamiento.

 

            6.3.- El problema mente-cuerpo y el lenguaje

            Uno de los problemas más arduos lo constituye la filosofía del lenguaje, en la que no cabe extenderse en este estudio. Sin embargo, lo que Popper ha propuesto con relación al lenguaje –ya lo he referido en parte-, es alejarse de la filosofía hermenéutica del sentido y de la significación, en relación con el Círculo de Viena y Wittgenstein, y además ponerse fuera de las corrientes fenomenológicas que, como Edmund Husserl (meditaciones cartesianas) y Maurice Merleau-Ponty (filosofia de la percepción), hacen su elaboración del problema mente-cuerpo con una detallada descripción de los tiempos subjetivos de los sistemas sensitivo-cognitivos derivados de la percepción De la fenomenología siempre se advierte la calidad intersubjetiva del lenguaje humano, de las que desarrollan pero no una teoría del triángulo pragmático del lenguaje a la manera de Karl Otto Apel. También se distingue a Popper de Lacan a la hora de formular sus criterios y dar sus razones sobre el fenómeno del lenguaje de las abejas en relación con el lenguaje propiamente dicho. 

            Popper describe cuatro funciones del lenguaje: la expresiva, la de señalización, la descriptiva y la argumentativa, pero con una estructuración de niveles, en que los dos primeros (expresivo y de señalización) compatibles con los animales y el hombre, y hasta parte de la función descriptiva se la asigna a las abejas. El pasaje de un estadío pre-lingüístico a uno lingüístico propiamente dicho resulta complejo. Las abejas poseen un dispositivo capaz de “comunicar” mediante unos movimientos en forma de “bailecitos” la distancia a recorrer y la dirección en que otras abejas podrán ir a libar las flores. ¿Se trata de comunicación realmente? Si bien asombra la precisión y la repetición del mensaje, es muy posible que se trate de un automatismo, es decir, de una acción entre tantas otras acciones motrices o reflejas. Si se trata de una acción de este tipo, no habría en ese reflejo pre-lingüístico ninguna huella de intersubjetividad, lo que, fenomenológicamente dicho, a la manera del Husserl de las Meditaciones Cartesianas, restaría toda analogía real de función lingüística  entre las abejas y el hombre. En el análisis de J. Lacan (1966), la distinción se efectúa de esta manera:

Una decena de años de observación paciente bastó a Karl Von Frisch para descodificar este modo de mensaje, pues se trata sin duda de un código, o de un sistema de señales que sólo su carácter genérico nos impide calificar de convencional. ¿Es por ello un lenguaje? Podemos decir que se distingue en él precisamente por la correlación fija de sus signos toman su valor de su relación los unos con los otros, en la repartición léxica de los semantemas tanto como en e uso posicional, incluso flexional de los morfemas, contrastando con la fijeza de la codificación puesta en juego allí. Y la diversidad de las lenguas humanas toma, bajo esa luz su pleno valor. Además, si el mensaje del modo aquí descrito determina la acción del socius, nunca es retransmitido por éste. Y eso significa que queda fijado en su función de relevo de la acción, de la que ningún sujeto la separa en cuanto símbolo de la comunicación misma ([19]).

            Los estudios sobre el lenguaje parecen establecerse en tres regiones diferentes, aunque complejamente relacionadas. Una primera manera de considerar el lenguaje es en la estructura relacional de los conceptos. No habría conceptos aislados sino que adquieren significación con relación a un grupo o estructura conceptual. Estas estructuras han llevado, entre otros, a T. Khun a estudiar la trama conceptual de palabras que, en la Historia de las Ciencias, permiten comprender los cambios teóricos, tanto con relación a teorías nuevas como a teorías previas o anteriores. De esta manera, refiere que conceptos tales como “flogisto” pueden entenderse como haciendo referencia a objetos existentes o no, según se estudie su relación con otros conceptos explicativos como “elemento” y “principio”, lo que crea problemas de traducción e interpretación, ya que no se da una fácil traducción de “uno a uno” en todos los casos, sino que debe entenderse un conjunto de enunciados. De la misma manera, ocurre con la interdefinición de “masa”, “fuerza”, y “aceleración” en la física newtoniana.

            Los estudiosos de neurociencias discuten acerca de la posibilidad de que un concepto como el de “qualia”(*) sean, en realidad un constructo convencional como afirma Daniel Denett (1988), o, en cambio, que se trate de patterns de la actividad neuronal (Patricia Churchland, 1986). Son debates en torno a la existencia o no de enunciados observacionales, y del marco teórico en el cuál estos conceptos son empleados.

            Una segunda región es considerar al lenguaje con relación al sistema percepción-conciencia. El sistema percepción-conciencia implica o describe también una teoría del cuerpo. De acuerdo a como se describe un sistema perceptivo, también se establece una relación y descripción del cuerpo. Este ámbito es el que permite trazar  analogías, como la de Popper, que describe a las teorías como organismos. Popper no toma esta analogía a la manera  de los fenomenólogos, que suelen caracterizar un dualismo a la manera cartesiana. Percibir y describir verbalmente se vinculan con el cuerpo, para los fenomenólogos, y no se trata de una corporeidad anatómica o fisiológica, sin de la autopercepción de la conciencia. Esta posición parece aproximarse a la irreductibilidad de la subjetividad, y, en algunas interpretaciones a una psicología solipsista, en que la presencia y existencia del otro aparece paradójica, ya que se da en la intersubjetividad del lenguaje aunque la relación consigo misma de otra conciencia parezca escaparse siempre y quedar en su originariedad y singularidad inalcanzable. De allí que la imagen corporal sea diferente a la vida del espíritu o la conciencia. Esa irreductibilidad lleva a Merleau Ponty a describir informes neurofisiológicos tales como:

            El ideal del pensamiento objetivo –el sistema de la experiencia como haz de correlaciones físico-matemáticas- se funda en mi percepción del mundo como individuo y de acuerdo consigo mismo, y cuando la ciencia quiere integrar mi cuerpo con las relaciones del mundo objetivo es porque trata, a su manera, de traducir la situación de mi cuerpo fenomenal sobre el mundo primordial (...) unos objetos están ante mí, dibujan en mi retina una cierta proyección de sí mismos, yo los percibo.  Ya no podrá tratarse de aislar en mi representación fisiológica del fenómeno las imágenes retinianas, y su correspondiente cerebral (..) El acontecimiento fisiológico no es más que el bosquejo abstracto del acontecimiento perceptivo. ([20])

            En todo caso, Merleau Ponty parte de una base filosófica en la que distingue al en-sí y al para-sí como categorías ontológicas irrebasables. Esta manera hegeliana resulta, en cambio, rechazada por Popper: hay diferencias no sólo epistemológicas, sino metafísicas.

            Sin embargo, hay una tercera vía, en la que el lenguaje o se separa del mundo instrumental y representacional de las neurociencias. El problema de las representaciones, o imágenes mentales, ya no se asigna al lenguaje verbal de las “impresiones” o “sensaciones”, sino que asa a un plano no-verbal, es decir, las reacciones cerebrales que pueden observarse mediante instrumentos (PET, MRI, ERP) y que afectan la corteza cerebral. Además, se estudia el lenguaje de manera neurolingüística, por la capacidad del cerebro del niño pequeño de asimilar palabra y estructuras gramaticales. El cerebro, de esta manera, está básicamente preparado para operar biológicamente. Cabe decir que las neurociencias no se han detenido por argumentaciones fenomenológicas o hegelianas, aunque resulte evidente que la actividad psíquica se relacione con el cerebro, como se demuestra en los estudios comparativos de casos de daño cerebral, por ejemplo, en cuanto a la manera de situarse y retener esquemas espaciales. Finalmente, a diferencia de M. Ponty, se ha experimentado con las bases neurológicas de las representaciones o imágenes mentales, pudiéndose trazar gráficos de las reacciones a estímulos y de la imaginación en ausencia de estímulos: mapas cerebrales, de los que cabe preguntar: ¿no modifican estos mapas cerebrales la autopercepción? Sin duda, ya que el campo perceptivo amplía su base de información y de conceptos, y por tanto, posiblemente también sus estructuras operativas y conceptuales. De esta manera, el problema mente-cuerpo, de manera dualista, o el mundo 1, 2 y 3 de Popper (triádico); y también el mundo platónico, e mundo físico y el mundo mental de Roger Penrose, también triádico, aunque reformulado en su lógica interna respecto  al de Popper, permiten introducirnos en una dinámica de ideas en el que no parece haber respuestas definiotivas, sino modos de interrelación que no detienen ni la reflexión filosófica ni los nuevos reticulados de las ciencias.

 

CONCLUSIONES

Para una lectura contextual de Karl Popper resulta interesante y hasta indispensable hacerlo aparecer en algunas de sus principales diferencias: con Dilthey, Marx y Hegel (en el encuadre del filosofía de las historia), en sus diferencias con Alexandre Koyré  y su escuela (en el encuadre de la historia de las ciencias y las ideas metafísicas), y en sus diferencias con Kant y Kuhn ( en el encuadre de la filosofía de las ciencias o epistemología). Para concluír, a través de la sociología de las ciencias sería interesante situar a Popper como a un darwiniano que heredó los (supuestos) errores y (supuestos) aciertos de su concepción de mundo o weltanschauung  implicada, lo que no es, sin dudas, sencillo,y excede este trabajo. Dejo abiertos estos cuatro encuadres e indicadores de posibles estudios, creyendo al menos haber expresado el sentido general en que pueden situarse en la actualidad los análisis y derivaciones de las ideas de Karl Popper, Quizás no se trate tanto de criticar a Popper, ni de comprenderlo con  adhesión a sus criterios, pero sí de conocer –indirectamente quizás- qué ideas son las que forman el contexto epocal de la filosofía de las ciencias desde la segunda mitad del siglo XX y atisbar cuáles de éstas alcanzan el presente y el futuro del siglo XXI, momento en el cual muchas de estas ideas expresan su sentido, de froma explicita y tambien bajo la forma de estructura subyacente del pensamiento. Y esas ideas son las que pueden buscarse en el sentido propuesto, ya que también significan ciertos criterios respecto al libre albedrío en lo que Habermas ha llamado nuestro derecho a la contemporaneidad.

 

Autor:

Prof. Guillermo Carlos Treboux  gtreboux2002@yahoo.com.ar

Filosofía e Historia de las Ciencias- UNCo – Neuquen –Rca. Argentina

Avda. Argentina 775 3 g – 8300 Neuquén

 


[1] Popper, Falsacionismo contra Convencionalismo, Escritos Selectos, D. Miller (comp.), FCE, México, 1995, p. 157

[2] Ian Stewart. De aquí al infinito, Drakontos, Barcelona, 1998, p- 22

[3] Como surge de trabajos como el de R. Penroe, “Las sombras de la Mente”

[4] K. Popper, Escritos Selectos. “La selección natural y su status científico” D. Miller (comp..) FCE, México, 1995, p. 257

[5] Popper, Carl Epistemología Evolutiva, op, cit. pgs. 84 y 85.

6 Treboux, Guillermo “Filosofía de la Conciencia” 

www.monografías.com/trabajos14/filosofia-conciencia/filosofia-conciencia2.shtml

6 Carl Popper, El  Yo, op. Cit. P. 301

([6]*) Jean Piaget, Introducción a la Epistemología Genética, Paidós, Bs. As. 1975, p. 301

[7] Según J. Samaja, en su curso de Metodología UBA 1999

[8] Karl Popper,  Do clases de Definiciones, 1945, op. cit. p. 109

[9] Eliott Sober, 1993, Filosofía de la Biología, Alianza, Madrid, 1996 op. cit. p. 109

[10] Eliott Sober,  1993, op.cit. p. 126

[11] Gregory Bateson, Naturaleza y Espíritu, Amorrortu, Bs.. As. 1990, pgs. 53 y 54.

[12] Bridgman, 1927, Hempel, 1966

[13] Carl Hempel, Filosofía de la Ciencia Natural, Alianza Universidad Madrid, 1995, pág. 131

[14] Eduardo Flichman, A. Bird, Filosofía  de la Ciencia, Revista Patagónica de Filosofía, septiembre de 1999, Bariloche, p. 160

15 Carl Hempel, Filosofia de la Ciencia Natural, Alianza Editorial, Madrid, 1995, p.131

[16] Richard Rorty, La Filosofía y el Espejo de la Naturaleza, Cátedra, Madrid, 1989, p. 120

(*) Guillermo Treboux, www.avizora.com/publicaciones/epistemología/textos0023_estructuras_analógicas_temporalidad.htm

[17] William Betchel, Filosofía de la Mente, referencia a un texto de Descartes, Tecnos, Madrid, 1991, p. 114

[18] William Betchel, 1988, op. cit. p 116

[19] Jacques Lacan, Escritos 1, Siglo XXI, México, 1980, p. 115.

(*) Guillermo Treboux  “Filosofía y Psicología de la Música en la postmodernidad” www/Filomúsica.com/filo59/filosofia/html

[20] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología  de la Percepción Planeta Agostini, Barcelona, 1985, p. 362


Publicación enviada por Guillermo Treboux
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Publicado Friday 17 de June de 2005


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