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1.- Ideas
principales de la epistemología de Popper. a.-
Las ciencias son la mejor aplicación de la racionalidad. b.-
Se trata de una racionalidad tratada como universal. c.-
Esta racionalidad está constituida por un conjunto de reglas. d.-
Esto se observa claramente, en particular en la Física. e.-
Hay un método universal, el hipotético-deductivo. f.-
La observación es independiente de la teoría. (Cuestión muy discutible
desde perspectivas kantianas clásicas , neokantianas contemporáneas –como
la de Henry Allison- , y kuhnianas en especial.) g.-
Sentido de la acumulación y progreso en las teorías científicas. A
estas características, Popper les agrega algunas más, que actúan como
diferenciales, trazando límites o fronteras con otros campos de la
filosofía: -
Rechazo de la
metafísica como anticientífica. -
Rechazo del
psicologismo (fenomenología) (y aún de la Psicología y el Psicoanálisis)
como ciencias positivas (es decir, bajo el modelo físico- química-biológico). -
Una perspectiva
antihistoricista (que alcanza a Dilthey, Hegel, Marx, y quizás exceptúa a
Comte) -
Ese
anti-historicismo incluye a la Historia de las Ciencias, con lo que
excluye a filósofos-historiadores de las ciencias como Alexandre Koyré y
su escuela. -
Poca
significación de la Sociología de las Ciencias (que alcanza hasta
sociólogos como D.Boor,
B.Latour, S.Woolgar, E: Lizcano)
Las últimas características, definidas en sentido negativo, dejan
lugar al método empírico, que parece de esta manera bastarse a sí mismo, y
de allí, a la formulación de una teoría falsacionista –que es también una
posición filosófica-, y al método hipotético-deductivo.
En el presente trabajo, haré algunas descripciones de la
epistemología popperiana, y realizaré algunas consideraciones a manera de
comentarios en torno a sus perspectivas epistemológicas, diferentes y
contrapuestas a sólidas perspectivas tales como las de Alexandre Koyré,
Emanuel Kant, Thomas Kuhn, entre las más evidentes, pero menos puestas de
manifiesto que aquellas en torno a sus críticas a Carlos Marx, o, en
último caso, a las que ha desarrollado la Sociología de las Ciencias. En
todo caso, la epistemología de Popper quizás conforme una imagen de las
ciencias que más tense el debate sobre la racionalidad puesto que lo que
en ésta haya de universal o de contextual, y de histórico y metafísico,
queda puesto en cuestión por
Popper. Se trata de indagar si tales cuestionamientos son sostenibles, y
en todo caso, sobre que criterios.s A estas cuestiones invito a quienes se
interesen por ellas a hacer
su propia interpretación de los temas aquí expuestos.
1.1.- Convencionalismo y Sociología de las Ciencias. Popper no cree que las
ciencias se basen en convencionalismos. Esta posición, en lo que tiene de
interesante, es que trata de no relativizar los conocimientos científicos.
Probablemente, en lo que se refiere a las leyes de la naturaleza, se trata
allí de características universales y no convencionales. ‘no es que el
efecto de las leyes que crea nuestro intelecto se imponga en la naturaleza
haciéndola simple, porque no cree que la naturaleza sea simple. Sólo las
leyes de la naturaleza son simples, y estas leyes, sostiene el
convencionalista, son nuestras propias creaciones libres ... nuestras
convenciones sobre la naturaleza’ ([1]) Este problema es sin duda difícil. La posición de Popper
con relación a la racionalidad es que ésta no tiene problemas de
inconmensurabilidad, o de intraductibilidad de términos, y en última
instancia, el pensamiento matemático resultaría universalmente válido e
incuestionable. Siempre es posible admitir que hay cosas que ignoramos o
que conocemos mal, pero es muy diferente decir que de acuerdo a ciertos
convencionalismos (comunidades científicas, escuelas de pensamiento,
situación histórico-contextual), no podemos llegar a las mismas
conclusiones partiendo de las mismas premisas.
A través de la Historia de las Ciencia, es frecuente observar que,
-como lo han hecho entre otros Koyré y Khun- existen sistemas de
pensamiento científico sumamente racionales y coherentes, aunque de
capacidad explicativa diversa. La Sociología de las Ciencias han destacado
fuertemente el carácter convencional de muchas construcciones teóricas.
Popper se sitúa en el extremo opuesto de D. Boor, por ejemplo, o del
programa fuerte de Sociología de las Ciencias, Además, las ciencias y sus
interrelaciones dan a veces la imagen de territorios movedizos, como un
delta, en que el curso de las aguas a veces separan, y a veces unen
superficies ([2]) fronteras de la
biología, física y química se desdibujan, conformando nuevas regiones
epistemológicas ([3]).
De esta manera, la objetividad en las ciencias en su búsqueda de la
verdad, y de una razón universal como proyecto ideal, no se contradice con
la existencia de convencionalismos o racionalidades particularizadas por
circunstancias sociológicas o históricas. En todo caso, resultaría
exagerado y hasta inconveniente hablar de irracionalidad en todos aquellos
aspectos en que las ciencias se apoyen en convenciones o puedan ser
explicadas por razones contextuales, sociales e históricas. 2.2. Las Ciencias y la Metafísica
Popper rechaza las explicaciones metafísicas en la mayor parte de
su obra, puesto que se sustraen el método empírico. Sin embargo, en toda
su teoría del conocimiento, como luego veremos, existe una fuerte analogía
con el evolucionismo darwiniano. Y precisamente, al referirse a la
selección natural y su status científico, reconoce que:
‘Influido por lo que dicen
las autoridades en el pasado describí esta teoría como “casi tautológica”,
y he tratado de explicar como la teoría de la selección natural podía no
ser comprobable (como lo es toda tautología) y, sin embargo, de gran
interés científico Mi solución fue que la doctrina de la selección natural
es un programa de investigación metafísica de mucho éxito.’ ([4])
En muchas filosofías de las ciencias surgidas del positivismo y del
Círculo de Viena, es común observar un rechazo a la Metafísica. Pero en el
caso particular de Popper, este reconocimiento parcial del “programa
metafísico” en la teoría de la evolución resulta importante porque su
teoría del conocimiento toma, como hemos dicho, muchos aspectos análogos.
Habría que concluir que su teoría del conocimiento también conlleva
aspectos metafísicos, contra el empisismo experimentalista que
propone. 3.1.- Semejanza de la Selección Natural la Metodología de Popper El
método que propone Popper parecería estar inspirado en la Teoría de la
Evolución y en la selección natural de Charles Darwin. Las expresiones que
Popper emplea en su teoría metodológica no se asemejan solamente en las
palabras sino en el significado, y, además su epistemología como Teoría
del Conocimiento está explícitamente fundamentada en la Biología y hasta
en una Epistemología Evolutiva, en tres niveles: adaptación genética,
conducta adaptativa y descubrimiento científico.
... la etapa de selección
a partir de las mutaciones y variaciones disponibles: las de nuevos
intentos o tanteos que están mal adaptadas son eliminadas. Esta es la
etapa de la eliminación del error. Sólo las instrucciones tentativas más o
menos bien adaptadas son las que sobreviven y, a su vez, son heredadas.
Así, pues, podemos hablar de adaptación por el método de prueba y error, o
mejor dicho, el método de prueba y eliminación del error. La eliminación
del error o de las instrucciones mal adaptadas se llama también selección
natural y opera en tres niveles (...) genético, conductual y científico.[5]
Popper considera que sobre la instrucción (derivada del diseño
creacionista de Paley); y de la selección (derivada de evolucionismo de
Darwin) pueden explicarse los pasos de una teoría del conocimiento que
culmina en la selectividad de las teorías científicas.
Ya hacia 1932, Popper había expresado su teoría de la selectividad
que produce en las ciencias el empleo del método hipotético-deductivo y
los experimentos de falsación, o quizás, de intentos de falsación (que
Hempel denominará “constrastación”). A pesar de su rechazo del psicoogismo, Popper intentará,
algo tardíamente, en 1977, esbozar una teoría del yo y de la consciencia,
que tendrá también bases biologistas (6). En la lucha por la existencia que
considera biológicamente común a animales y hombres (por lo menos en lo
que en éstos hay de común biológicamente), Popper pasa de aceptar la
continuidad existente en la integración que realiza el sistema nervioso
central a la acción integradora de la consciencia. Entonces:
Muchas de estas acciones
integradoras son automáticamente inconsciente. Pero otras no lo son. A
éstas últimas pertenece, especialmente, la selección de medios para lograr
ciertos fines (a menudo inconscientes); es decir, la toma de decisiones,
la selección de programas. (7)
La idea de selección le es tan valiosa a Popper, que a las
funciones psicológicas tales como la Percepción y la Memoria, también las
explica por su significación y sentido selectivo. Llevaría todo un estudio
que quizás alguien se interese en realizar, analizar lo que esta idea de
selectividad tiene de común con la intencionalidad de la consciencia de la
fenomenología. Popper, quizás lamentablemente, no se aproximó a los
fenomenólogos, ni a Bergson (La Evolución Creadora, Materia y Memoria),
ni, a Piaget (Epistemología Genética y Psicología Evolutiva). En relación a las ciencias, Popper no tiene una epistemología que
trate de la relación de las ciencias entre ellas, sino que propone un
método y una teoría que no es ciencia empírica (según su expresión). Su
epistemología no resulta, entonces, integradora, y su método, aplicable en
contextos experimentales particularmente correlacionados con las
mediciones y la posibilidad de repetir las condiciones experimentales,
tiende a aceptar sólo una teoría explicativa, que a veces es la mejor o la
más reciente. Por ejemplo, prefiere a Darwin en detrimento de Lammark, y
por buenas razones, pero acaso olvida una posible integración superadora
como la propuesta por Piaget, Precisamente, la Epistemología ara Piaget
significa la interrelación de las ciencias. No es únicamente apriorista ni
únicamente empirista. Con relación al conocimiento, lo formalizará en
estructuras, en que, tal vez en una audaz reformulación del evolucionismo,
supondrá que de la deducción, y de las tautologías, es posible obtener más
información en el sistema teórico. Para ello, la elaboración piagetiana del clásico
problema de los universales será explicado como construcciones operatorias
en que: ‘lo real consiste así en
una jerarquía de estructuras formales de las que nuestra inteligencia
posee el conocimiento inmediato, en lo que se refiere a sus elementos
generales (los universales), aunque luego les otorgue un contenido
sensible por contacto perceptual (...) Las formas no son concebidas ni
como estructuras a priori del pensamiento ni como el producto de
construcciones operatorias que constituyen por ello mismo causas que
conciernen simultáneamente a lo real y a nuestra facultad intelectual’
([6]*) Lo que Popper no explica, es decir, los procesos de “instrucción” y
“selección”, es precisamente materia de la Epistemología de Piaget. 3.2.- Epistemología Genética y Evolucionismo Constituye un problema de fundamentación la Teoría de la Evolución
de Darwin, en el sentido en que ésta –y Popper lo expresa claramente- es
más un programa metafísico, y que, además, supone admitir o cuestionar las
explicaciones tautológicas. Es posible que la Historia de las Ciencias
pueda complementar a la Epistemología, si por ésta entendemos no solamente
una teoría del conocimiento, un estudio de las metodologías sino también
las relaciones entre las ciencias. No se trata, entonces, de tomar en
cuenta las teorías superadoras solamente, o aquellas que resulten exitosas
en las pruebas de falsación, sino aquellas que resulten falsadas, y aún,
teorías metafísica y filosóficas que resultan eclipsadas por la época.
Diferente a Popper, Piaget explicaba de manera integrativa a Darwin y
Lammark, conduciéndolos hacia una Epistemología Genética Evolutiva en
1950, mientras que Poper abordó ese campo científico hacia 1977. Explica
Piaget que las explicaciones “fijistas” de las especies, remontándose
hasta Cuvier, no explica la adaptación sino atribuyendo cierta fuerza
vital a los organismos, sin intervención del medio exterior. Luego, con el
transformismo, será el medio exterior el que incida sobre las adaptaciones
(Lammark), pero cierta manera del “fijismo” vuelve a entenderse de modo
darwiniano y mendeliano, abandonando la idea de generación espontánea
(que, de todas maneras, se traslada a las relaciones del mundo inorgánico
y el orgánico, con la inclusión del azar y las condiciones
físico-químicas). Una última etapa sería la de transmisión de caracteres
adquiridos. Esta última tesis piagetiana, se basa en estudios
experimentales que él realizó en 1929 con moluscos, en los que pudo
observar que la adaptación se producía primeramente por la acción del
medio ambiente, y posteriormente, mediante transmisión hereditaria de
caracteres adquiridos (tamaño de los caparazones). El estudio experimental
de Piaget recuerda, por el uso de registros históricos, al de Kepler. Este
último utilizó las observaciones de Ticho Brahe, mientras que Piaget
estudió las descripciones del tipo de molusco en los catálogos de 1774 a
1800, observando cambios adaptativos en su estudio experimental,
atribuidos por él a una transmisión hereditaria de caracteres adquiridos,
originalmente suscitados por el medio. Es un retorno (o reversibilidad)
parcial al lamarkismo, sin desconocer ni la selección natural darwiniana,
ni las leyes de Mendel. Resta considerar que Popper prácticamente no
menciona a Piaget, quizás por sus diferencias con la Psicología y que,
inversamente, en Argentina los estudiosos de Ciencias Naturales tienen a
Piaget como Psicólogo, y no lo conocen como Biólogo,([7]) que fue su
formación inicial, que daría pie a una Epistemología que no se centraría
en un método (tal como el popperiano), sino, entre otras ramificaciones
programáticas, como relaciones entre las ciencias. 4.- Definiciones,
tautológicas y causas en el Evolucionismo 4.1.- De las definiciones, Popper y el trilema de Fliess Una afirmación que suele considerarse tautológica, erróneamente,
según el análisis de Eliott Sober, es: “¿Quiénes sobreviven? Los más eficaces, ¿quiénes son los más
eficaces? Los que sobreviven.” No se trata aquí de una tautología, ni de
un problema de tautología en relación con la Teoría de la Evolución, sino
de uso de una definición. En efecto, las tautologías no se encuentran en las definiciones, si
no en enunciados, y la frase referida planea una definición, y no un
enunciado. Popper estudió el uso de las definiciones, considerando que
existe una tradición platónica y aristotélica que trata de definir el uso
de los términos empleados con la mayor precisión posible, pero que en
ciencias esto no es posible, ya que: “la precisión de un
lenguaje depende, más bien, de que se tenga e cuidado de no sobrecargarlo
con la tarea de ser muy preciso”, y que “en ciencia, todos los
términos realmente necesarios deber ser términos no definidos”
argumentando que la definición de términos volvería imposible el
discurso, ya que todo término empleado debería ser definido a su vez. Esta
afirmación discutible de Popper llega a considerar que: “En la ciencia, tenemos el
cuidado de que las afirmaciones
que hacemos nunca dependan del significado de nuestros términos”
([8]). Una ciencia de semejante características parecería favorecer
solamente un sistema de ecuaciones, y ni siquiera la Física históricamente
hubiera podido desarrollarse si los conceptos empleados no hubieran sido
analizados y redefinidos una y otra vez. Creo, como Polanyi, que los
términos se definen en función de otros relacionados, en su articulación e
inarticulación con otros términos, si bien Popper advierte de las
afirmaciones básicas, es decir, cierto número de afirmaciones que resultan
indemostrables, no sólo por necesidad teórica, sino porque, como él lo
refiere, tomándolo de Fliess, debe evitarse un regreso al infinito en la
cadena de significaciones. Vale decir, que toda teoría admite términos no
definidos, y el de eficacia admite una circularidad no tautológica (no es
un enunciado), sino por definición. En el “trilema de Fliess”, que consiste en el problema de las
afirmaciones dogmáticas, el regreso al infinito de las significaciones y
el psicologismo (que implica explicaciones de la percepción de quién hace
determinadas afirmaciones, basado en su “experiencia personal”). Popper
evita esta última salida psicologista y admite que ciertas afirmaciones
básicas (dogmáticas) deben ser efectuadas aún en las ciencias. Al ponerse
al margen del psicologismo, y de las corrientes de pensamiento de las
teorías de la significación (Wittgenstein). Popper admitiría que una
definición tal sobre la eficacia es válida, y aún, que la selección
natural no necesita explicaciones de significación, pues la consideraría
un principio explicativo. En todo caso la eficacia sería una afirmación
básica no tautológica. Pero además, que se trate de un principio
explicativo no equivale a decir que se trate de causa, y menos aún, causa
única. 4.2.- Tautológicas “El rasgo X es más eficaz
que el rasgo Y, si y sólo si X tiene una posibilidad de sobrevivencia
mayor y/o una mayor expectativa de éxito reproductivo que Y” ([9]) En este caso, que se trata de enunciados, admite Sober, sí se
produce una tautología. Pero
se trata de una tautología que está dentro de la teoría evolucionista, es
decir, forma parte de la teoría, y no es la explicación total o
fundamental de la misma. El problema que contiene esta tautología es que
parece poderse formular de una manera formalizable: si P entonces Q. Esta
manera lógico-formal no constituye en Biología Evolucionista enunciados
empíricos, sino formales: “¿Son enunciados empírico
o verdades definicionales? En Física, las leyes generales, como la Ley de
la Gravitación de Newton o la Teoría Especial de la Relatividad son
empíricas. Por el contrario, muchas de las leyes generales de la Biología
Evolucionista (los enunciados “si P entonces Q proporcionados por modelos matemáticos) parece
que no son empíricos”([10]) Sin embargo, mucho más interesante resulta el análisis de Gregory
Bateson, que considera que la Lógica es incapaz de modelar sistemas
causales, puesto que los sistemas causales contienen tiempo, mientras que
los sistemas lógico-formales son atemporales. No es lo mismo, por lo
tanto, el si ...entonces... de las explicaciones causales, que los si ...
entonces de las formalizaciones lógicas. La lógica atemporal, sostiene
Bateson, se torna autocontradictoria y ejemplifica con un circuito de
electroimán: Si se hace contacto en A, entonces se activa el electroimán. Si se activa el electroimán, entonces cesa el contacto en A. Si cesa el contacto en A, entonces se desactiva el
electroimán. Si se desactiva el electroimán, entonces se hace contacto. Esta secuencia es satisfactoria siempre y cuando las combinaciones
“si...entonces” son causales. Pero si se quiere pasar al mundo de la
Lógica, el resultado será escandaloso: Si se hace contacto, entonces cesa el contacto. Si P, entonces, no P ([11]) Por lo tanto, parecería que las tautologías en la teoría de la
evolución no pueden ser entendidas de manera atemporal, es decir, no
habría una inmediatez formal atemporal, sino que los tiempos evolutivos
explicarían causalmente lo que en lógica aparece atemporal o tautológico.
Además las preguntas por las leyes naturales responden al cómo, en
tanto que las que preguntan por causas al por qué. Esta distinción,
no es, sin duda, sencilla.
Sin embargo, por lo menos en relación con la selección natural, no puede
considerarse como única causa de la eficacia. 4.3.- Causas Lo que sustenta la fijación de un rasgo, o su eficacia, no se
reduce a forma causal única
(selección natural), sino que, se consideran también la deriva genética
aleatoria, la mutación y la migración. De esta manera habría una
aproximación a la que Popper ha sostenido como explicación del ensayo y
error,luego trasladado al hipotético-deductivismo de la mente –lo que
explicaría los procesos creadores, adaptativos, asimilativos y de
sublimación- pero las causas
se multiplican y no se explican solamente por selección natural. De esta
manera el paralelismo que Popper realiza entre el evolucionismo y el
método científico de esnayo y error
hipotético-deductivista, parece quedarse con las respuestas
parciales de las ciencias Biológicas y Físicas, siendo que las primeras
suponen teorías metafísicas (o principios explicativos no observables), y
las segundas una cierta reducción del lenguaje conceptual a ecuaciones, un
realismo matemático, lo que, por ejemplo, para Alexandre Koryré (Newtonian
Studies, Estudios Galileanos), no carecería de aspectos metafísicos. 5.- El método hipotético deductivo en versión compleja y el
operacionalismo. 5.1.- El método hipotético deductivo en versión compleja.
Según el estudio de G. Klimovsky, el método hipotético-deductivo
puede considerarse en versión compleja, es decir, sin simplificarlo y
esquematizarlo, que le quita su capacidad teórica de explicación.
El papel que desempeñan las hipótesis ad hoc y las hipótesis
auxiliares resulta en esta versión compleja muy importante. De esta
manera, la Teoría sigue desempeñando un importante papel de organización y
relación sistemática de las hipótesis subsidiarias de la hipótesis
principal. Una compleja trama de interrelaciones liga la hipótesis central
(o las hipótesis propias de la Teoría) con las hipótesis que deben
demostrarse a su vez, ya sea de manera especial, “ad hoc”, cuando se trata
de un fenómeno algo irregular con relación a la teoría principal, pero
explicable, o, cuando mediante hipótesis auxiliares, deben demostrarse de
manera parcial algunos enunciados que resultan importantes para mantener
la validez de la teoría principal.
Este método, también llamado estrategia por Klimovsky, también se
apoya en la base empírica, es decir, que si bien hay que distinguir entre
los términos observacionales, estos últimos no se hallan aislados de los
términos teóricos, sino relacionados en diversos niveles de demostración y
observabilidad sujeta a contrastación empírica. Habría allí una
sistematización que se obtendría por niveles, (también explicado por
Hempel).
Estos Niveles suponen una distinción de términos teóricos (los de
la teoría principal, generalmente, pero también dentro de las hipótesis ad
hoc y auxiliares), y los enunciados y términos observacionales, que están
subsumidos por relaciones teóricas, pero que se hallan sujetos a
contrastación empírica y “observable”. De esta manera, una Teoría necesita
de hipótesis auxiliares, y en la versión compleja, que sigue siendo
experimentalista, muchas veces se carece de la posibilidad de demostrar
todo el ámbito de variable de una teoría. En sentido estricto, esas
variables serían infinitas, pero admitiendo, como Popper, las afirmaciones
básicas o los enunciados por definición (convencionales), el número de
variables se reduce considerablemente. Aún así, hay enunciados, bajo la
forma de hipótesis auxiliares, que en la situación de ciencia
experimental, no siempre están sujetas a experimentación, y esto por la
cantidad de contrastaciones que habría que realizar, que, aún no infinita,
es considerable. Klimovsky ejemplifica que, por caso, para realizar
algunas pruebas de laboratorio, un equipo de investigadores parte del
supuesto de la calidad probada de los materiales, tal como la pureza de
una droga suministrada por otros experimentadores o laboratorios. Una
falla en el material de trabajo, invalida la secuencia experimental y
ocasiona errores en la contrastación. De esta forma, puede creerse que es
la hipótesis principal que resulta falseada, y en realidad es sólo una
hipótesis auxiliar que no ha sido contrastada correctamente. Además, la
observabilidad en ciencias suele estar mediatizada por instrumentos, con
lo que el empirismo tecnológico arroja resultados muy alejados, o
inalcanzables por experiencia de observación directa (telescopio,
microscopio, interferómetro, etc.). Algunos teóricos suponen que ya no hay
ciencias sin tecnología, con lo que el problema mente-cuerpo adquiere
otros alcances, al modificar la observabilidad de los fenómenos. Sigue
siendo, por lo tanto, con relación a la Epistemología como Teoría del
Conocimiento, un problema
abierto que se puede llamar ¿Qué es el empirismo?, ya que
prácticamente la idea de un sujeto trascendental en ciencias retrocede a
postulados lógico-matemáticos, o aún, lingüísticos, que difícilmente pueda
superar cierto convencionalismo, y la filosofía ya no puede intentar
doctrinas a la manera de Hume y Kant. Un intento de resolver los problemas
del empirismo es el operacionalismo ([12]) 5.2.- El Operacionalismo (imagen visual e imagen acústica)
“La idea central del
operacionalismo es que el significado de todo término científico debe ser
especificable indicando una operación definida de contrastación que
proporcione un criterio para su aplicación (...) el término ácido podría
ser “definido operacionalmente del siguiente modo, con el fin de averiguar
si el término “ácido” se aplica a un líquido dado, introduzcamos una tira
de papel tornasol en él; el líquido es un ácido si y sólo si el papel
tornasol se vuelve rojo. Este criterio indica una operación
contrastadora...”([13]) De esta manera habría un ejercicio de contrastación en los términos
científicos, que permitiría a los investigadores referirse a objetos y
fenómenos contrastados en el empleo de los términos de referencia. La idea
del operacionalismo parece consistir en evitar las ambigüedades y
multivocidades del lenguaje, de manera de atrapar el significado
definiendo los términos empleados por operaciones contrastadoras. Hempel
distingue un uso operacionaista de los conceptos, del uso teórico y, entre
ambos, la existencia de conceptos-puente, capaces de relacionar el
integrar la teoría y la experiencia.
En el análisis de términos, entiende las teorías como redes de
hilos entrecruzados, en cuyos puntos de entrecruzamientos aparecen los
conceptos-nudos, que son los centrales en los sistemas
teórico-observacionales. Hempel, en todo caso, distingue siempre la idea
de lo observable de la observabilidad ([14]), distinción
importante referida a la posible postulación de entidades potencialmente
observables, pero cuyo procedimiento demostrativo (operacional) no se
encuentra todavía disponible en la teoría que lo describe y lo
integra. El campo de la
experiencia posible, en sentido kantiano, va abriéndose aso como
postulación de entidades teóricas que sistematizan y organizan
(“sintetizando” la apercepción); pero también con entidades cuya
observabilidad, en determinadas condiciones, es posible
operacionalmente.
En el área de la Física, siempre han existido entidades teóricas
como “fuerza”, “ímpetus”, “movimiento”; pero también una notable
diferencia entre lo operatorio (p.ej. la caída de los cuerpos en un barco
en movimiento), y una clase de movimiento no-operatoria (el movimiento de
la tierra), cuya operatoria puede demostrarse mediante el cálculo
geométrico, y, en todo caso, su visibilidad no es directamente empírica,
sino que surge de definiciones y mediciones de conceptos tales como
“longitud”. En relación a las mediciones, según Hempel, los
operacionalistas tienen la dificultad de, si se quiere evitar el
convencionalismo, explicar que dos procedimientos conduzcan al mismo
concepto, lo que induciría a pensar que se trata de dos conceptos diferentes, como si se tratase de
una correspondencia “uno a uno” (a cada operación correspondería un
concepto). Así:
...Por esta razón,
sostiene Bridgman, no sería “seguro” considerar que los procedimientos
operacionales determinan uno y e mismo concepto: se debería considerar que
criterios operacionales diferentes caracterizan conceptos diferentes; y a
éstos deberíamos referirnos, idealmente, mediante términos diferentes. Así
se pueden utilizar los términos “longitud táctil” y “longitud óptica” para
referirse a las cantidades determinadas con la ayuda de varas de medir y
de triangulación óptica respectivamente. De modo similar, tendríamos que
distinguir entre temperatura-mercurio y temperatura-alcohol. ([15]) El
empleo de dos escalas diferentes puede llegar a establecerse como válido
si se estipula un modo de reducción que traslade los valores de lectura de
una escala a otra. Esto no significa un relativismo, pero no se resuelve
de manera operacionalista, a menos que se considere la operatoria
matemática como una forma cuasi-empírica. Es el mismo problema de la
operatoria del movimiento y la operatoria del cálculo. Si, en última instancia, es
la escala la que determina el fenómeno, como sostenía entre otros J.
Piaget, la habilidad en e manejo de símbolos en la operatoria abstracta
(lógica y matemática) e una manera de sortear las dificultades del
empirismo, ya que, para una comunidad científicamente formada en el empleo
de dichas escalas, los fenómenos aparecen interpretados de otra manera que
la de otras comunidades de científicos cuyas integraciones epistemológicas
no se hayan realizado, pero, sobre todo, estas combinatorias se alejan del
sentido común, si por él hay que entender el pensamiento no formado dentro
de la integración operacionalista y no-operacionalista. Se superaría así
el problema del empirismo y el idealismo a la vez, pero ya no
entenderíamos el realismo
sino como la adquisición de estructuras cognoscitivas relacionadas, en lo
interno con los niveles de operatoria abstracta, y en lo externo con los
contextos experimentales y la referencia a una comunidad de lenguaje
provista por la profundización de la ciencia básica hacia una orientación
experimental, en otras palabras, lo externo se interpreta como cierta
configuración socia que hace posible a determinadas formas del realismo
establecer intersubjetividades. Las versiones internalistas y
externalistas, una vez más. Finalmente, regresando a Popper. Vale aclarar
que su posición
metafísicamente realista es una decisión epistemológica, y tal vez
existencial, que no se funda en una contrastación o falsación del
idealismo, el empirismo o el escepticismo, sino en no aceptar por realismo algo así
como a la “científica” mesa de Eddington sino, en todo caso, una defensa
del sentido común, que para él, opera, al igual que las ciencias, en el
ensayo y error.
6.- E problema mente-cuerpo y sus variantes
6.1.- Dualismos y paralelismo psicofisiológico
Suele tomarse a René Descartes como una referencia filosófica
que expone un dualismo substancialista al explicar las dimensiones del
orden físico y mental. Descartes, al hablar de res extensa y res pensante
supone dos sustancias que corresponden a lo físico y lo mental. Ese
dualismo supone problemas de correspondencia o de correlación de ambos
órdenes, que en Descartes traza un recorrido metafísico: el de una
substancia finita que pueda pensar lo infinito, y la reflexión sobre la
idea de infinito que implica darse en una substancia corporal. Para Descartes eran las
matemáticas las ciencias capaces de explicar este fenómeno. Sin embarco, a
pesar de su filosofía mecanicista dedica una obra, Pasiones del Alma, en
la que desarrolla su concepción del cuerpo y de la afectividad. Todas las
afecciones son explicadas de manera materialista y fisiológica, al
atribuir a “espíritus” los vehículos que a través de la sangre portaban
los movimientos energéticos de las acciones y las conductas. Los espíritus
cartesianos no deben entenderse de manera metafísica sino materialista, ya
que se refieren, en el orden corporal, a elementos neurofisiológicos
análogos quizás a las catexias freudianas. La razón entendida como
substancia, y su búsqueda de una base material (orgánica y cerebral para
las emociones, voliciones y fenómenos mentales. La glándula pineal, que
comunicaba las do substancias, y que ha sido aludida como una explicación
precaria era, sin embargo y para la época, un intento de hallar base
material a los procesos mentales. El problema, hoy en manos de las
neurociencias, era el de asignarle ciertos “locus” cerebrales a las
emociones y pensamientos de la actividad psíquica. Descartes era no
solamente u espíritu analítico sino empírico, como lo describe R. Bodei,
que lo sitúa en “su biblioteca” frente a un becerro listo para su
disección. Ese dualismo cartesiano fue convertido en monismo por Spinoza y
en paralelismo psicofisiológico por Malebranche.
Todo lo referido a la mente, el alma y el espíritu, desde una
perspectiva materialista o fisicalista, parecía no tener lugar dentro de
la ciencia positiva sin desarrollo psicológico; serían, en principio,
entidades no localizables, no mensurables y no reductibles a la
contrastación. Sin embargo, las neurociencia, como luego se verá, superan
esto. El paralelismo psicofisiológico, en cambio, tiene ciertas
complejidades como la noción de metabolismo Si esta noción biologista
pudiera ponerse en suspenso, sin ser suprimida ni definida, observa Ángel,
podría explicarse la actividad psíquica como paralela a la actividad
físico-química neuronal.
Finalmente, el estudio de R. Rorty es una crítica al vocabulario
mentalista o espiritualista que, según él, desde Descartes con el
dualismo, y desde Kant, con la noción de “síntesis” de las categorías del
entendimiento y las formas de la sensibilidad en relación con la
percepción, ha producido una especie de enfermedad del lenguaje, o mejor
dicho una distorsión
cognitiva. Luego de una crítica minuciosa y sostenida, Rorty supone,
como los conductistas, que el lenguaje que puede expresar mejor lo que se
llama “mental”, no es otro que el de la neurofisiología. Traza un cuadro
comparativo de lo que podría ser un vocabulario “no mentalista”,
reduciéndolo a estímulos de fibras neuronales, que resulta algo bizarro.
Entre otras cosas, no logra Rorty quitarle a ese eventual lenguaje formas
de relaciones lógicas compatibles con el lenguaje “mentalista”, y además,
considera el problema de los universales a la manera platónica y no a la
manera piagetiana (ni a priori, ni constructos operatorios inarticulados).
Rorty parece abogar por un epifenomenalismo de la consciencia, y se
aproxima a Popper en el rechazo del psicologismo (y aún de la Psicología),
aunque su estudio sea una analítica próxima a la fenomenología,tampoco, al
igual que Popper, coincide con los fenomenólogos porque, según él, no han
entendido bien a Husserl y se tornan subjetivistas y místicos. Rorty se
torna materialista y fisicalista y admite, como Sellars, que la ciencia es
la medida de todas las cosas. ([16]) Tanto para Richard Rorty copmo
para Carl Popper, se trata de discernir los alcances del reduccionismo,
que menoscabaría el libre albedrío humano o el materialismo emergentista,
que entiende como cualidades de distinto orden al fisiócrata, a las formas del espíritu, el sentido interno y la
subjetividad (*) , la racionalidad (en sus muchas formas), y la
libertad.
6.2.- Del Dualismo al Trismo (Popper y Penrose)
El dualismo cartesiano admite una región de interacción entre ambos
órdenes, mundos o substancias, pero no resulta fácil asignar esa
interacción a lugares específicos, sino a ciertos estados que
experimentamos en nosotros mismos:
Hay ciertas cosas que
experimentamos en nosotros mismos y que no deberían ser atribuidas a la
mente ni al cuerpo solos, sino a la estrecha e íntima unión que existe
entre el cuerpo y la mente... Tales son los apetitos del hambre, sed, etc.
y también las emociones o pasiones de la mente que no subsisten en la
mente o el pensamiento solos... y finalmente todas las sensaciones.([17])
Popper también se referirá a interacciones, pero con una
estructuración diferente, de carácter ternario. En efecto, Popper, que
trabajó con el neurofisiólogo Eccles, distingue entre u mundo 1, referido
a los objetos físicos, el mundo 2, de la actiidad mental, regido por las
reglas de la lógica, que para Popper tienen validez objetiva, y el mundo
3, que son –como él mismo dice- los objetos culturales como el Espíritu
Objetivo hegeliano, como libros, obras de arte, tecnología. La
interacción, para Popper, se produce entre el mundo 1 y el mundo 3 por
medio del mundo 2 (actividad mental), ya que no hay relación directa de 1
a 3. Popper, aún, no se considera epifenomenalista con relación a la
conciencia, como parece integrarse con su posición evolucionista y
biologista. El problema que se formula en torno a la conciencia es, según
el análisis de W. Betchell, que:
La selección natural
permite que un rasgo esté ligado a rasgos ventajosos y resulte favorecido
incluso si él mismo no es ventajoso. Un caso biológico ilustra este punto.
Explicamos por qué las plantas son verdes no mostrando ninguna ventaja que
se siga de ser verde, sino mostrando que el alelo de la clorofila en las
plantas es también responsable de su color verde y también mostrando que
poseer clorofila es ventajoso. No exigimos ninguna teoría evolucionista
para explicar ni por qué las plantas son verdes ni por qué contienen
clorofila, ni siguiera por qué la clorofila causa que las plantas sean
verdes... así pues, incluso si los estados mentales son epifenómenos
respecto de ciertos estados cerebrales, podrían resultar favorecidos si
estos estados cerebrales ayudaran al organismo en su búsqueda de la
supervivencia ([18]).
Para Betchell, entonces, Popper podría ser epifenomenalista, ya que
no contradiría su darwinismo epistemológico. Queda abierta la cuestión del
reduccionismo y del materialismo emergentista, en otros términos, del
determinismo y el libre albedrío.
También Roger Penrose ha sostenido recientemente una posición
epistemológica triádica luego de un estudio que integra la microfísica con
la química y la biología, Penrose describe, también trata de explicar la
consciencia, también a partir del cerebro, pero estudiando en él posibles
compatibilidades de su estructura y funcionamiento con la física de
Einstein y Plank, analizando los microtúbulos, que conforman la estructura
interna de las redes neuronales, modelo que propone modificar. No se trata
de un enfoque darwiniano, aunque sí de un fisicalismo emergentista
complejo, ya que entiende la física junto a la química y la biología en un
reticulado de ciencias naturales que darían lugar a la mente, la
conciencia y las representaciones del pensamiento.
6.3.- El problema mente-cuerpo y el lenguaje
Uno de los problemas más arduos lo constituye la filosofía del
lenguaje, en la que no cabe extenderse en este estudio. Sin embargo, lo
que Popper ha propuesto con relación al lenguaje –ya lo he referido en
parte-, es alejarse de la filosofía hermenéutica del sentido y de la
significación, en relación con el Círculo de Viena y Wittgenstein, y
además ponerse fuera de las corrientes fenomenológicas que, como Edmund
Husserl (meditaciones cartesianas) y Maurice Merleau-Ponty (filosofia de
la percepción), hacen su elaboración del problema mente-cuerpo con una
detallada descripción de los tiempos subjetivos de los sistemas
sensitivo-cognitivos derivados de la percepción De la fenomenología
siempre se advierte la calidad intersubjetiva del lenguaje humano, de las
que desarrollan pero no una teoría del triángulo pragmático del lenguaje a
la manera de Karl Otto Apel. También se distingue a Popper de Lacan a la
hora de formular sus criterios y dar sus razones sobre el fenómeno del
lenguaje de las abejas en relación con el lenguaje propiamente dicho.
Popper describe cuatro funciones del lenguaje: la expresiva, la de
señalización, la descriptiva y la argumentativa, pero con una
estructuración de niveles, en que los dos primeros (expresivo y de
señalización) compatibles con los animales y el hombre, y hasta parte de
la función descriptiva se la asigna a las abejas. El pasaje de un estadío
pre-lingüístico a uno lingüístico propiamente dicho resulta complejo. Las
abejas poseen un dispositivo capaz de “comunicar” mediante unos
movimientos en forma de “bailecitos” la distancia a recorrer y la
dirección en que otras abejas podrán ir a libar las flores. ¿Se trata de
comunicación realmente? Si bien asombra la precisión y la repetición del
mensaje, es muy posible que se trate de un automatismo, es decir, de una
acción entre tantas otras acciones motrices o reflejas. Si se trata de una
acción de este tipo, no habría en ese reflejo pre-lingüístico ninguna
huella de intersubjetividad, lo que, fenomenológicamente dicho, a la
manera del Husserl de las Meditaciones Cartesianas, restaría toda analogía
real de función lingüística
entre las abejas y el hombre. En el análisis de J. Lacan (1966), la
distinción se efectúa de esta manera: Una decena de años de observación
paciente bastó a Karl Von Frisch para descodificar este modo de mensaje,
pues se trata sin duda de un código, o de un sistema de señales que sólo
su carácter genérico nos impide calificar de convencional. ¿Es por ello un
lenguaje? Podemos decir que se distingue en él precisamente por la
correlación fija de sus signos toman su valor de su relación los unos con
los otros, en la repartición léxica de los semantemas tanto como en e uso
posicional, incluso flexional de los morfemas, contrastando con la fijeza
de la codificación puesta en juego allí. Y la diversidad de las lenguas
humanas toma, bajo esa luz su pleno valor. Además, si el mensaje del modo
aquí descrito determina la acción del socius, nunca es retransmitido por
éste. Y eso significa que queda fijado en su función de relevo de la
acción, de la que ningún sujeto la separa en cuanto símbolo de la
comunicación misma ([19]).
Los estudios sobre el lenguaje parecen establecerse en tres
regiones diferentes, aunque complejamente relacionadas. Una primera manera
de considerar el lenguaje es en la estructura relacional de los conceptos.
No habría conceptos aislados sino que adquieren significación con relación
a un grupo o estructura conceptual. Estas estructuras han llevado, entre
otros, a T. Khun a estudiar la trama conceptual de palabras que, en la
Historia de las Ciencias, permiten comprender los cambios teóricos, tanto
con relación a teorías nuevas como a teorías previas o anteriores. De esta
manera, refiere que conceptos tales como “flogisto” pueden entenderse como
haciendo referencia a objetos existentes o no, según se estudie su
relación con otros conceptos explicativos como “elemento” y “principio”,
lo que crea problemas de traducción e interpretación, ya que no se da una
fácil traducción de “uno a uno” en todos los casos, sino que debe
entenderse un conjunto de enunciados. De la misma manera, ocurre con la
interdefinición de “masa”, “fuerza”, y “aceleración” en la física
newtoniana.
Los estudiosos de neurociencias discuten acerca de la posibilidad
de que un concepto como el de “qualia”(*) sean, en realidad un constructo
convencional como afirma Daniel Denett (1988), o, en cambio, que se trate
de patterns de la actividad neuronal (Patricia Churchland, 1986). Son
debates en torno a la existencia o no de enunciados observacionales, y del
marco teórico en el cuál estos conceptos son empleados.
Una segunda región es considerar al lenguaje con relación al
sistema percepción-conciencia. El sistema percepción-conciencia implica o
describe también una teoría del cuerpo. De acuerdo a como se describe un
sistema perceptivo, también se establece una relación y descripción del
cuerpo. Este ámbito es el que permite trazar analogías, como la de Popper, que
describe a las teorías como organismos. Popper no toma esta analogía a la
manera de los fenomenólogos,
que suelen caracterizar un dualismo a la manera cartesiana. Percibir y
describir verbalmente se vinculan con el cuerpo, para los fenomenólogos, y
no se trata de una corporeidad anatómica o fisiológica, sin de la
autopercepción de la conciencia. Esta posición parece aproximarse a la
irreductibilidad de la subjetividad, y, en algunas interpretaciones a una
psicología solipsista, en que la presencia y existencia del otro aparece
paradójica, ya que se da en la intersubjetividad del lenguaje aunque la
relación consigo misma de otra conciencia parezca escaparse siempre y
quedar en su originariedad y singularidad inalcanzable. De allí que la
imagen corporal sea diferente a la vida del espíritu o la conciencia. Esa
irreductibilidad lleva a Merleau Ponty a describir informes
neurofisiológicos tales como:
El ideal del pensamiento objetivo –el sistema de la experiencia
como haz de correlaciones físico-matemáticas- se funda en mi percepción
del mundo como individuo y de acuerdo consigo mismo, y cuando la ciencia
quiere integrar mi cuerpo con las relaciones del mundo objetivo es porque
trata, a su manera, de traducir la situación de mi cuerpo fenomenal sobre
el mundo primordial (...) unos objetos están ante mí, dibujan en mi retina
una cierta proyección de sí mismos, yo los percibo. Ya no podrá tratarse de aislar en
mi representación fisiológica del fenómeno las imágenes retinianas, y su
correspondiente cerebral (..) El acontecimiento fisiológico no es más que
el bosquejo abstracto del acontecimiento perceptivo. ([20])
En todo caso, Merleau Ponty parte de una base filosófica en la que
distingue al en-sí y al para-sí como categorías ontológicas irrebasables.
Esta manera hegeliana resulta, en cambio, rechazada por Popper: hay
diferencias no sólo epistemológicas, sino metafísicas.
Sin embargo, hay una tercera vía, en la que el lenguaje o se separa
del mundo instrumental y representacional de las neurociencias. El
problema de las representaciones, o imágenes mentales, ya no se asigna al
lenguaje verbal de las “impresiones” o “sensaciones”, sino que asa a un
plano no-verbal, es decir, las reacciones cerebrales que pueden observarse
mediante instrumentos (PET, MRI, ERP) y que afectan la corteza cerebral.
Además, se estudia el lenguaje de manera neurolingüística, por la
capacidad del cerebro del niño pequeño de asimilar palabra y estructuras
gramaticales. El cerebro, de esta manera, está básicamente preparado para
operar biológicamente. Cabe decir que las neurociencias no se han detenido
por argumentaciones fenomenológicas o hegelianas, aunque resulte evidente
que la actividad psíquica se relacione con el cerebro, como se demuestra
en los estudios comparativos de casos de daño cerebral, por ejemplo, en
cuanto a la manera de situarse y retener esquemas espaciales. Finalmente,
a diferencia de M. Ponty, se ha experimentado con las bases neurológicas
de las representaciones o imágenes mentales, pudiéndose trazar gráficos de
las reacciones a estímulos y de la imaginación en ausencia de estímulos:
mapas cerebrales, de los que cabe preguntar: ¿no modifican estos mapas
cerebrales la autopercepción? Sin duda, ya que el campo perceptivo amplía
su base de información y de conceptos, y por tanto, posiblemente también
sus estructuras operativas y conceptuales. De esta manera, el problema
mente-cuerpo, de manera dualista, o el mundo 1, 2 y 3 de Popper
(triádico); y también el mundo platónico, e mundo físico y el mundo mental
de Roger Penrose, también triádico, aunque reformulado en su lógica
interna respecto al de
Popper, permiten introducirnos en una dinámica de ideas en el que no
parece haber respuestas definiotivas, sino modos de interrelación que no
detienen ni la reflexión filosófica ni los nuevos reticulados de las
ciencias. CONCLUSIONES Para una lectura contextual
de Karl Popper resulta interesante y hasta indispensable hacerlo aparecer
en algunas de sus principales diferencias: con Dilthey, Marx y Hegel (en
el encuadre del filosofía de las historia), en sus diferencias con
Alexandre Koyré y su escuela
(en el encuadre de la historia de las ciencias y las ideas metafísicas), y
en sus diferencias con Kant y Kuhn ( en el encuadre de la filosofía de las
ciencias o epistemología). Para concluír, a través de la sociología de las
ciencias sería interesante situar a Popper como a un darwiniano que heredó
los (supuestos) errores y (supuestos) aciertos de su concepción de mundo o
weltanschauung implicada, lo
que no es, sin dudas, sencillo,y excede este trabajo. Dejo abiertos estos
cuatro encuadres e indicadores de posibles estudios, creyendo al menos
haber expresado el sentido general en que pueden situarse en la actualidad
los análisis y derivaciones de las ideas de Karl Popper, Quizás no se
trate tanto de criticar a Popper, ni de comprenderlo con adhesión a sus criterios, pero sí
de conocer –indirectamente quizás- qué ideas son las que forman el
contexto epocal de la filosofía de las ciencias desde la segunda mitad del
siglo XX y atisbar cuáles de éstas alcanzan el presente y el futuro del
siglo XXI, momento en el cual muchas de estas ideas expresan su sentido,
de froma explicita y tambien bajo la forma de estructura subyacente del
pensamiento. Y esas ideas son las que pueden buscarse en el sentido
propuesto, ya que también significan ciertos criterios respecto al libre
albedrío en lo que Habermas ha llamado nuestro derecho a la
contemporaneidad. Autor: Prof. Guillermo Carlos
Treboux gtreboux2002@yahoo.com.ar
Filosofía e Historia de las
Ciencias- UNCo – Neuquen –Rca. Argentina Avda. Argentina 775 3 g –
8300 Neuquén [1] Popper, Falsacionismo
contra Convencionalismo, Escritos Selectos, D. Miller (comp.), FCE,
México, 1995, p. 157 [2] Ian Stewart. De
aquí al infinito, Drakontos, Barcelona, 1998, p- 22 [3] Como surge de
trabajos como el de R. Penroe, “Las sombras de la Mente” [4] K. Popper, Escritos
Selectos. “La selección natural y su status científico” D. Miller (comp..)
FCE, México, 1995, p. 257 [5] Popper, Carl
Epistemología Evolutiva, op, cit. pgs. 84 y 85. 6 Treboux, Guillermo
“Filosofía de la Conciencia” www.monografías.com/trabajos14/filosofia-conciencia/filosofia-conciencia2.shtml 6 Carl Popper, El
Yo, op. Cit. P. 301 ([6]*) Jean Piaget,
Introducción a la Epistemología Genética, Paidós, Bs. As. 1975, p.
301 [7] Según J. Samaja, en
su curso de Metodología UBA 1999 [8] Karl Popper, Do clases de Definiciones, 1945,
op. cit. p. 109 [9] Eliott Sober, 1993,
Filosofía de la Biología, Alianza, Madrid, 1996 op. cit. p.
109 [10] Eliott Sober, 1993, op.cit. p.
126 [11] Gregory Bateson,
Naturaleza y Espíritu, Amorrortu, Bs.. As. 1990, pgs. 53 y
54. [12] Bridgman, 1927,
Hempel, 1966 [13] Carl Hempel,
Filosofía de la Ciencia Natural, Alianza Universidad Madrid, 1995, pág.
131 [14] Eduardo Flichman,
A. Bird, Filosofía de la
Ciencia, Revista Patagónica de Filosofía, septiembre de 1999, Bariloche,
p. 160 15 Carl Hempel, Filosofia
de la Ciencia Natural, Alianza Editorial, Madrid, 1995,
p.131 [16] Richard Rorty, La
Filosofía y el Espejo de la Naturaleza, Cátedra, Madrid, 1989, p.
120 (*) Guillermo Treboux, www.avizora.com/publicaciones/epistemología/textos0023_estructuras_analógicas_temporalidad.htm [17] William Betchel,
Filosofía de la Mente, referencia a un texto de Descartes, Tecnos, Madrid,
1991, p. 114 [18] William Betchel, 1988, op. cit. p
116 [19] Jacques Lacan,
Escritos 1, Siglo XXI, México, 1980, p. 115. (*) Guillermo
Treboux “Filosofía y
Psicología de la Música en la postmodernidad”
www/Filomúsica.com/filo59/filosofia/html [20] Maurice
Merleau-Ponty, Fenomenología
de la Percepción Planeta Agostini, Barcelona, 1985, p.
362 Publicación enviada por Guillermo Treboux
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