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domingo, 7 de junio de 2009

Samuel Pepys: Diarios

“… El londinense Samuel Pepys (1633-1703) no inventó el diario íntimo, pero sí descubrió la fórmula por la que el examen de conciencia cotidiano se reveló como un género literario capaz de captar la vida en toda su variedad e intensidad. Curiosamente, Pepys no pretendía hacer literatura: su diario, redactado en un sistema de escritura cifrada, no fue transcrito y publicado hasta 1825, casi un siglo y cuarto después de la muerte del diarista. No está escrito, por tanto, con la mente puesta en un posible lector. Tampoco hay en él ninguna clase de justificación o autoapología. Es, sencillamente, uno de esos milagros inexplicables que la literatura produce de vez en cuando, uno de esos escasos monumentos singulares, al lado de los cuales cualquier otra obra escrita en el mismo molde se nos presenta como una mera imitación. Pepys evita los análisis, los juicios de valor y los esquemas maniqueos: se limita a anotar lo que ve, lo que oye, lo que le pasa. Es posible que los diaristas contemporáneos deban a Pepys cierto prurito de desfachatez, cierta tendencia más o menos disimulada al exhibicionismo o al impudor. Durante ocho años y medio el comerciante inglés Samuel Pepys fue un insólito testigo de sí mismo y del siglo xvii. Dejó de escribir cuando su vista se debilitó, pues hubiera perdido la franqueza al dictarle a un secretario. De acuerdo con Stevenson, el candoroso Pepys fascina no sólo debido a su irrefrenable apetito por la vida, sino porque confiesa sus errores y debilidades como si nadie pudiera leerlo. Pocas veces el intrincado tejido de un hombre aparece en forma tan plena. Pepys es un escritor culto que no se pretende artista; se retrata sin saber cómo quedará su semblante. Su testimonio fue publicado 160 años después de su muerte y perdura como una refrescante muestra de una prosa que, sin llegar al autoescarnio, ignora todo sentido de la respetabilidad. Pepys es el dispar cronista de su conciencia. El 31 de diciembre de 1665 termina el año de la peste que se volvería inolvidable en la crónica de Daniel Defoe; Londres está sumido en la ruina y la miseria; mientras tanto, el jovial Samuel Pepys escribe: "Nunca he vivido con más alegría (y además, nunca he ganado tanto) como en estos tiempos de plaga". No habla un cínico; habla un testigo humanamente irresponsable. El Diario recoge las anotaciones comprendidas entre el 1 de enero de 1660, cuando Samuel Pepys lo inició siendo un modesto oficinista, hasta el 31 de mayo de 1669, cuando lo tuvo que dejar, convertido en un muy respetado y opulento alto cargo de la Armada con aspiraciones de convertirse en parlamentario. En el período reseñado, y gracias a su posición profesional y a ser vecino de Londres, pudo observar movimientos políticos tan importantes en la historia de Inglaterra como la Restauración monárquica de Carlos II; fenómenos sociales y culturales como la fundación de la Royal Society, la reapertura de los teatros tras la época puritana, incidentes militares como la segunda de las guerras con Holanda (1665-1667) y célebres catástrofes públicas como la gran plaga (1665) y el incendio de Londres (1666). Hoy en día ya sabemos que a través de varias vías podemos tener acceso a los textos originales de obras como ésta que, por supuesto, están ya libres de derecho de autor, sin embargo, hay una iniciativa en la red que publica los diarios cronológicamente tal y como fueron publicados, pero en formato de blog: Pepys Diary …” Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.pepysdiary.com/ http://es.wikipedia.org/wiki/Samuel_Pepys http://www.sant-cugat.net/laborda/2004Pepys.pdf http://www.librosmalditos.com/files/pepys.php http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=1894 http://www.letraslibres.com/index.php?art=7334

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