AÑO 9 · Nº 100 · JULIO 2007

Buscador

 

Inicio

Institucional

Links de interés

Libro de visitas

Suscripcion

Contáctenos

 

Esquina de la Memoria

Norah Lange, la escritora de Villa Ortúzar

A 35 años de su muerte recordamos a la destacada vecina, quien vivió en Tronador y La Pampa. La mansión que ocupaba fue un importante centro literario frecuentado por figuras de la talla de Jorge Luis Borges, Xul Solar y Oliverio Girondo, con quien contrajo matrimonio en 1943. Aquí, una semblanza de esta singular autora literaria.

Por Eduardo Criscuolo
esquina@periodicoelbarrio.com.ar

La pequeña de rojos cabellos enrulados, parada en el umbral de su casa de Tronador 1746, miraba casi con recelo la vecindad de ese barrio que ella no entendió bien cómo se llamaba: Villa Mazzini (hoy Villa Ortúzar). Había nacido en esa casa el 23 de octubre de 1905. Se llamaba Norah y era la cuarta de seis hermanos: Irma, Haydée, Chichina, Ruth y Juan Carlos, todos ellos hijos del matrimonio conformado por el ingeniero noruego Gunardo Anfin Lange y Berta Erfjord, de ascendencia irlandesa-noruega, en la ciudad de La Plata durante un baile que se dio para ingenieros escandinavos. Se casaron el 26 de junio de 1896.

La novia tenía 18 años y el consorte 40. Era jefe de la Sección Topográfica del Museo de La Plata, asistente de la Comisión de Límites entre Argentina y Chile, integrante de la Comisión de Estudios para la Irrigación del Río Negro y del Río Colorado, aparte de ejercer como profesor de topografía y cartografía de la Universidad de La Plata. Poco después se le encargó el estudio de la navegabilidad del Río Pilcomayo. Se trataba de una difícil gestión, en la que habían fracasado varios exploradores. Lange, después de vivir curiosas aventuras y enfrentar dificultades, consiguió el objetivo en una extensión de 650 kilómetros desde el Río Paraná hasta Bolivia. Obtuvo la ciudadanía argentina y en su país el rey le había concedido la Cruz de Sant Olaf por su actuación en la caballería del Reino. En nuestro país se lo bautizó como el “Livingston del Pilcomayo”.

Ya en los albores del siglo XX la familia Lange se instaló en una barriada de Belgrano, en una zona que en aquel momento llevaba el nombre de Villa Mazzini. Ocupó una casa vasta y señorial en la calle Tronador 1746. Contaba con nueve habitaciones y un jardín de casi mil metros cuadrados, con añosos árboles y frondosa vegetación. Tenía una gran verja de hierro que guardaba la privacidad de la casa y desde allí podían divisarse dos ventanas con enredaderas y una sólida puerta. La tapa de la primera edición de Cuadernos de Infancia, de Norah Lange, lleva un dibujo de la casa realizado por su hermana Irma.

Jorge Luis Borges, al prologar el libro de Norah, comentó: “Esa quinta que no demarcaré con mentirosa precisión topográfica y de la que me basta señalar que está en la hondura de la tarde, junto a esas calles grandes con las cuales es piadoso el último sol y en que el apagado ladrillo de la altas aceras es un trasunto del poniente cuya luz es como una fiesta pobre sobre los terrenos finales”. Muchos lectores manifiestan que Leopoldo Marechal, en su libro Adán Buenos Ayres, también se refiere a la casa de la calle Tronador y a su familia, que en la ficción lleva el nombre de Amudsen. Era la única propiedad con teléfono y bajo el comedor y el salón tenía dos sótanos, con puertas de ingreso disimuladas bajo la alfombra.

Largo regreso a casa

Estamos en 1905, bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta, cuando el 23 de octubre nació la cuarta hija del matrimonio, la sexta después de dos varones fallecidos: Alejandro, que sólo vivió seis meses, y Oscar, que murió a los dos años. Es muy posible que Norah se haya asomado al jardín de la casa de Tronador y La Pampa la noche del 19 de mayo de 1910, asombrada ante el paso del cometa Halley. A fines de ese año o a principios de 1911 la familia Lange viajó a Mendoza. El padre había sido designado para hacerse cargo de la Colonia Alvear. Norah tenía entonces cinco años. Durante la permanencia en Mendoza falleció Gunardo. Corría el año 1915. Una plaza de la Colonia Alvear lleva su nombre.

Encabezada por la madre, Berta, la familia retornó a Buenos Aires a la casa que aguardaba en la calle Tronador. Pocos días después del regreso, la madre se ocuparía de organizar la vida sin su esposo Gunardo. Fueron pasando los años y los hijos comenzaron el tiempo escolar. Norah recordará esos momentos y sobre todo a sus compañeras. Norah no es triste, pero sí miedosa. Cuando llegaron a la casa de la calle Tronador inició un extraño ritual. En el patio vio tres baldosas viejas. Ella misma habla de esa liturgia: “Recuerdo que de buen o mal humor, obligada a cruzar el patio cuando anochecía, temiendo todas las sombras que querían asaltarme; vigilando desde lejos la gran higuera del fondo que sospechaba siempre poblada de hombres, nunca pude abstenerme de dar el pequeño paso que unía a las dos primeras, el paso alargado que apenas me permitía tocar a las tres”.

La madre convirtió a la casa en un centro mundano literario en el que al placer del encuentro y la tertulia se unía la atracción de las cinco hermanas Lange, hermosas adolescentes de innegable aspecto escandinavo. La piel blanquísima y los cabellos rubios o rojizos -como el de Norah- dieron entusiasmo extra a la grey literaria porteña. La tertulia se realizaba los sábados: se leían poemas, se conversaba acerca de temas culturales, se llevaban a cabo entretenimientos de salón y hasta se bailaba el tango. La mayoría de los concurrentes eran jóvenes y solteros y eso permitió que se iniciaran varios romances. Uno de ellos el de Oliverio Girondo, fino poeta, con Norah Lange, la codiciada perla de la casa.

El primer paso de este encuentro romántico fue la cena ofrecida por la revista Martín Fierro -donde colaboraban firmas que luego se fueron haciendo famosas- en homenaje a don Ricardo Güiraldes. Norah comentó: “Avizoré por primera y emocionada vez los ojos miradores de Oliverio”. Así se inició una relación que los convirtió en la pareja central de la vida literaria argentina, que se unió formalmente en matrimonio en 1943 y que se prolongó hasta la muerte de Oliverio Girando en 1967. Xul Solar (seudónimo de Alejandro Schulz Solari) frecuentaba las reuniones en la casa de Tronador. En la biografía de Norah Lange, la escritora María Esther de Miguel asegura haber escuchado que Xul Solar habría competido con Jorge Luis Borges en el cortejo de Haydée, otra de las bellas hermanas Lange. La misma Norah habla de Xul en el brindis ofrecido en 1949, al cumplir 25 años de existencia la revista Martín Fierro. Norah recuerda a Xul Solar “deambulando de un grupo a otro, traduciendo a 32 idiomas esmerados infiernos a gusto del consumidor”.

La regia casa de Tronador al 1700 también fue escenario del romance de Jorge Luis Borges con Concepción Guerrero, vecina de Villa Urquiza, quienes se reunían allí con el beneplácito de Berta, la madre de los Lange. Recordamos que El Barrio, en una de sus ediciones, incluyó una nota especial sobre esta relación amorosa de Borges con la niña de “las trencitas negras”.

Su obra literaria

Norah imprimió la fuerza espiritual necesaria y publicó en 1925 su primer libro de poemas, titulado La calle de la tarde, versos donde se atisba la indudable impresión que le causó el barrio donde estaba instalada su casa, Villa Mazzini. Le siguieron luego Los días y las noches (1926) y El rumbo de la noche (1930). Sin duda, el mejor de ellos es el primero. En prosa los dos primeros libros, la novela epistolar Voz de la vida y 45 días y 30 marineros, no pueden ser más distintos. El primero narra un triángulo evanescente, muy probablemente basado en el interés que tenía Borges en ella y ella en Girondo. La recreación de su infancia está en las obras Cuadernos de infancia (1937) y de Antes que mueran (1944). Publica luego Personas en la sala, en el que se describe la fantasía adolescente y los conflictos discretamente callados por los personajes, reunidos en una sala a la que se accede por la ambigua frontera entre el sueño y la realidad. Además están sus Discursos, recopilados por primera vez en 1942 y luego ampliados con el título de Estimados congéneres. El estilo oral de Norah Lange es absolutamente distinto del que empleó para escribir.

Norah Lange falleció en Buenos Aires el 6 de agosto de 1972. Por el modo lúcido en que captó no sólo a sus familiares, animales y vecinos, sino al paso del tiempo y los desgarros, Lange se instaló con tranquilidad en el plano clásico. Aquel que habitan Katherine Mansfield, Mark Twain, Emily Brönte, Truman Capote y Edith Wharton. La casa editora Beatriz Viterbo, con excelente criterio, publicó, al cumplirse 100 años de su nacimiento, la Obra Completa de esta escritora. El primer tomo reúne sus libros de poesía y de prosa. El segundo la novela inédita El cuarto de vidrio, edición en la que se puede comprobar la excelencia de una de las escritoras más singulares y quizá menos apreciada de la literatura nacional.

 

BIBLIOGRAFIA

Gandolfo, Elvio E. Una pelirroja clásica. Página web.

Miguel, María Esther de. Nora Lange. Una biografía. Buenos Aires, Editorial Planeta.

Molloy, Silvia. Prólogo al primer tomo de las Obras Completas de Norah Lange.

Buenos Aires, Beatriz Viterbo Editora.

 

Fe de errata

En estas mismas páginas de la edición Nº 99, correspondiente al mes de junio de 2007, en la nota sobre el señor Enrique Mayochi, donde dice “y no podemos olvidar a Roberto Bolton” debe leerse “y no podemos olvidar a Roberto Burton Meis”.

Volver


El Barrio Periódico de Noticias
Av. Alvarez Thomas 3035 2º “C” (C1431FOH) Ciudad de Buenos Aires, República Argentina
Telefax (54-11) 4523-5324 correo@periodicoelbarrio.com.ar

 

Sitio desarrollado por Azur Desarrollos Web