El último teorema de Fermat: un enigma entre el
cálculo e ideas desde 1630 a 1994
Resumen de
la conferencia por: Manuel López
Pellicer Físico, Matemático y Doctor en Ciencias
Matemáticas, con Tesis dirigida por M. Valdivia. Profesor Agregado
de Análisis Funcional (1975, Valencia) y Catedrático de Matemática
Aplicada (desde 1979, Valencia). Académico de la Real Academia de
Ciencias (Correspondiente en 1989 y Numerario desde 1998). Trabaja
en Topología General y Análisis Funcional, investigando en Espacios
de Banach, Espacios Localmente Convexos y Topología Descriptiva. Sus
contribuciones en tonelación y teoría de la medida se recogen en el
libro Metrizable barrelled spaces (Logman, 1995), del que es
coautor. Ha colaborado en los libros General Topology in Banach
Spaces (Nova Scientific Publications 2001) y Unsolved Problems on
Mathematics for the 21st Century (IOS Press 2001). Algunas de sus
publicaciones del año 2006 pueden verse en el Bulletin of the
Australian Mathematical Society, en el Journal of Mathematical
Analysis and Applications, en Mathematische Nachrichten y en la
Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales
de Madrid, de la que es editor de su Serie A, Matemáticas.
Poco
después de 1630, en una página de la Aritmética de Diofanto,
Fermat anotó: “No es posible que una potencia mayor que dos sea
suma de dos potencias del mismo tipo. Tengo una demostración que no
cabe en los estrechos márgenes de este libro.” En 1994 Wiles lo
probó con técnicas sofisticadas y no recibió la medalla Fields por
haber cumplido cuarenta años. De este resultado, llamado el
último teorema de Fermat (UTF), Singh afirma en el libro El
Enigma de Fermat que es el mayor problema matemático. Ni
Euler ni Taniyama, entre otros, pudieron resolverlo.
Fermat
escribía notas en el margen de los libros, muchas erróneas, como que
22n+ 1 es un primo, pues
225+ 1 no lo es (Euler, 1732). Sólo publicó
una demostración y dudó de su sólo anunciada prueba del UTF. Sus
notas y cartas están en la edición de 1630 de la Aritmética
de Diofanto, hecha por su hijo Samuel y estudiada por Euler en 1753,
quien resolvió muchos problemas propuestos, como el UTF para n=3 y
n=4, indicando que al ser las demostraciones tan diferentes no
sabía obtener una prueba general.
Euler generalizó el
UTF, obteniendo soluciones enteras de
a3+b3+c3=d3; pero no
pudo descomponer un entero en suma de cuatro cuadrados (Lagrange,
1787), ni encontrar soluciones enteras de
a4+b4+c4+d4=e4,
afirmando erróneamente que no hay tres bicuadrados cuya suma sea un
bicuadrado
(26824404+153656394+187967604=206156734,
Elkies, 1988).
Euler discutió epistolarmente de física
matemática, series, integración y sobre ideas de Fermat con Goldbach
durante 35 años, sentando las bases de la Teoría Analítica de
Números. Golbach dejó la aún conjetura de que cada par es
diferencia de dos primos.
Gauss sistematizó la Teoría de
Números en su obra Disquisiciones Arithmeticae (1801) y en
carta póstuma esbozó una prueba del UTF para el caso n=5, e
indicó que era aplicable al caso n=7 (1863). Mantuvo
correspondencia con Sophie Germain, quien probó que si n y
2n+1 son primos y
xn+yn=zn, uno
de los números x, y o z es divisible por
n. Así redujo la prueba del UTF a los casos de que ninguno o
sólo uno de los números x, y y z fuese
divisible por n.
En el caso primero, Germain probó el
UTF para n<100 y Legendre hasta n=197. El segundo
caso se probó para n=5 (Legendre y Dirichlet, 1825),
n=14 (Dirichlet, 1832) y n=7 (Lamé, 1839). Discutieron
sistemáticamente sobre el UTF Cauchy, Liouville y el mismo Lamé,
quien en marzo de 1847 presentó una posible vía para resolver el
UTF, con una idea de Liouville sobre la descomposición de
xn+yn , suponiendo la unicidad
de esa descomposición, hipótesis invalidada por Kummer en 1847. Para
preservar la unicidad, Kummer definió los números complejos
ideales y los primos regulares. Probó el UTF para
exponentes primos regulares, recibió el Gran Premio de la Academia
de París (1858) y creyó que había resuelto el UTF para infinitos
casos. Recientemente se probó que hay infinitos números primos
regulares. Desde 1915 era conocida la existencia de infinitos primos
no regulares (K. L. Jensen).
Las ideas de Kummer,
sistematizadas algorítmicamente por Kronecker y conceptualmente por
Dedekind, originaron la teoría algebraica de los números y el
álgebra conmutativa (siglo XX). Dedekind buscó ideas
puras, pues deseaba reducir los cálculos y maximizar el
pensamiento planeado (Minkowski).
Vandiver no siguió
esta tendencia y publicó desde 1924 artículos que probaron el UTF
para exponentes primos menores que 619. Obtuvo en 1929 el premio
Cole de la A.M.S. Con Emma y Derrick Lehmer y una computadora
demostró el UTF para exponentes menores o iguales que 2500 (1954).
Nuestros ordenadores permiten probar el UTF para los primeros mil
millones de valores del exponente, si bien la prueba general llegó
conceptualmente con Andrew Wiles, quien se interesó por el UTF en su
niñez con el libro El último problema de Bell.
Alrededor de 1950 surgió la conjetura de Taniyama –Shimura–
Weil (TSW). En 1985 Gunther Frey dijo que su validez en
ciertos casos, implica el UTF, afirmación probada por Kenneth Ribet
ese año. Wiles conoció la prueba de Ribet en 1986 y se dedicó por
completo hasta 1993 a probar la indicada validez de TSW,
expuesta en su famosa conferencia en Cambridge, tras ocho años de
solitaria reclusión. Se descubrió un error que le obligó a dedicar
otros ocho meses a su prueba, en colaboración con Richard Taylor.
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