Otra gran película del género religioso y dentro de éste del cristianismo católico.
Trata sobre la biografía adulta del sacerdote católico Adolf Daens
(1839–1907). Una de las más admiradas personalidades históricas de
Bélgica, dado que fue uno de esos sacerdotes que de vez en cuando y en
distintos lugares de la tierra ponen como centro y preocupación
principal de su estilo de vida la defensa de los pobres, en lugar de la
liturgia, la misa y la parafernalia propia del clericalismo.
Adolf Daens fue un sacerdote de los que no se amilanan delante de las
autoridades civiles o clericales, con buen dominio de la razón, la
argumentación y la defensa de los más débiles, además del latín y la
tipografía. Recibió una formación de gran calidad en universidad
jesuita, pero fue ordenado sacerdote diocesano en Gante, 1873. También
fue profesor de universidad. Debido a su personalidad contestataria,
firme y polémica, se le apartó a Aalst, pueblo industrial de fábricas
textiles de donde procedían él y su familia. Allí nada más llegar entró
en conflicto con las autoridades y clase burguesa, la mayoría católicos
de misa y tradición, por escribir artículos en el periódico católico que
imprimía su hermano, atacando las duras condiciones de esclavitud en
que vivían los obreros textiles y llamando a los ricos industriales a
que fueran más justos y humanos, según las propias recomendaciones de la
encíclica Rerum Novarum del Papa de aquel entonces, León XIII. Poco a
poco Daens, en su defensa de los más pobres, fue constituyéndose en una
especie de "grano en el culo" para las ricos dueños de las fábricas de
Aalst. De manera que estos industriales católicos protestaron e
influyeron en el obispo, en el cardenal e incluso en la curia romana
para que el presbítero Daens fuera apartado de su parroquia y de su
sacerdocio. Viendo Daens que casi lo lograban, siguió predicando y
clamando aún más fuerte, incluso predicó a favor de que los obreros
también pudieran votar en las elecciones políticas, cosa que acabó
consiguiendo con ayuda de los liberales y las huelgas de los
socialistas.
Dado que sus jefes eclesiásticos le prohibieron predicar, Daens fundó en
1894 un partido político (el Partido Popular Cristiano) y a través del
mismo se presentó como líder político y fue elegido dos veces diputado
en el Parlamento Belga. Daens se alió incluso con algunos socialistas
para oponerse a las injusticias contra los obreros y reivindicar la vida
laboral de estos y de sus familias.
Esto fue ya el colmo para los burgueses conservadores católicos que
llevaron su presión hasta el mismo Papa, consiguiendo que Daens fuera
apartado del sacerdocio en 1899. León XIII hizo con el presbítero
flamenco A. Daens lo mismo que Juan Pablo II haría un siglo después con
el presbítero nicaraguense Ernesto Cardenal, apartarlo de su ordenación
sacerdotal por meterse en política activa; en realidad, por hacer de la
teología una praxis y dinámica social-liberadora (Teología de la
liberación).
spoiler:
Louis
Paul Boon publicó en 1971 una novela biográfica titulada "Pieter
Daens". El director Stijn Coninx, tomando como base dicha novela, cuenta
de manera sobresaliente en el filme que hoy nos ocupa, la historia del
mencionado sacerdote católico, defensor de los obreros y más pobres.
Adolf Daens es otra patente prueba histórica de cómo Europa, por más que
se trate de obviar hoy en día, ha conquistado muchos de los derechos
que la hacen estar a la cabeza de las libertades y ser referencia de
evolución en el mundo, gracias a la dinámica evangélica, guardada y
constantemente predicada por la Iglesia a lo largo de los siglos, hecho
que a más de uno de vez en cuando lo transforma y convierte de repente
en bravo, valiente y provocador profeta capaz de constituirse en
revolucionario de movimientos que han acabado obteniendo mayor justicia
social y liberación.
A destacar la escena donde el obispo recibe a un cura chivato que le
está comunicando las cosas que hace Daens en su parroquia de Aalst, y
cuando el rastrero se despide y empieza a besarle el anillo al prelado,
éste de forma malhumorada se quita la joya del dedo, se la da y le dice
con ironía: "Sí, puede quedárselo durante una semana; béselo tantas
veces como quiera."
Hay una estatua de Daens en su ciudad natal con una frase suya que dice:
"El trabajador no debe ser ni esclavo ni mendigo, debe ser un hombre
libre y próspero" (por favor, tomen nota, representantes de los
sindicatos CC.OO. UGT, ect, que han convertido sus instituciones y sus
representaciones en unas poltronas de acomodamiento y mamoneos de la
teta estatal, traicionando la realidad y desgracias actuales de los
obreros, parados y parias del trabajo-sin trabajo).