Las Guerras
Mundiales, el triunfo de la Revolución Bolchevique, la
Guerra Fría y toda una serie de acontecimientos que
marcaron el curso de la humanidad tienen unos
inspiradores ocultos cuyo fin es lograr un gobierno
mundial. En este trabajo tratamos de llegar a los
orígenes de la conspiración a la vez que mostramos
algunas de sus consecuencias.
"En política nada sucede por accidente. Si sucede,
puede apostar que así estaba planeado".Franklin Delano
Roosevelt. Presidente de los Estados Unidos entre 1933 y
1945.
"El auténtico gobernante en Washington es invisible y
ejerce ese poder detrás del escenario".Félix
Frankfurter. Juez del Tribunal Supremo de los Estados
Unidos entre 1939 y 1962.
"Aquel que no vea que en la Tierra se está llevando a
cabo una gran empresa, un importante plan en cuya
realización nos es permitido actuar como siervos fieles,
tiene que estar realmente ciego".Sir Winston Churchill.
Primer Ministro británico en los periodos 1940 - 1945 y
1951 - 1955
"Detrás de la Revolución de Octubre hay personajes
mucho más influyentes que los pensadores y ejecutores
del marxismo". V. Lenin. Líder de la Revolución
Bolchevique y presidente de la URSS de 1917 a 1924
Sin duda, F. D. Roosevelt ha sido uno de los
presidentes norteamericanos que más de cerca sufrió el
poder de los dueños del mundo. Desde luego no fue el
único. Diferentes líderes políticos, catedráticos,
religiosos o periodistas han venido realizando
declaraciones sobre esta cuestión, pero en raras
ocasiones han trascendido a los grandes medios de
comunicación. Con seguridad, uno de los investigadores
que más se preocupó sobre la conspiración de los grandes
banqueros fue el profesor de Harvard, Princeton y
Georgetown, Carroll Quigley, tutor de toda una saga de
políticos e intelectuales estadounidenses que han
llegado a los puestos de mayor responsabilidad en la
administración norteamericana. Entre otros, fue tutor en
Georgetown del todavía presidente Bill Clinton. El
profesor Quigley escribe: " Yo sé de las operaciones de
esta conspiración, porque la he estudiado durante veinte
años, y se me permitió, durante dos años, a principios
de 1960, examinar sus papeles y registros secretos... Me
he opuesto, recientemente y en el pasado a algunas de
sus políticas... Pero, en general, mi principal
diferencia de opinión es que desea permanecer secreta, y
creo que su rol en la historia es suficientemente
significativo para ser dado a conocer". Posteriormente
admitiría que los planes de los conspiradores se
encaminan a ejercer cada vez un mayor control tanto
sobre instituciones o gobiernos como sobre el propio
individuo, desde su nacimiento hasta su muerte. En
muchas ocasiones se habla del poder mundial o de los
dueños del mundo de un modo abstracto o cuasi -
esotérico, cuando la realidad probablemente es mucho más
prosaica y tangible. En este artículo pretendemos dar
respuesta a dos cuestiones: Quienes son los que
controlan nuestro planeta y como se llego a esta
situación. El porque es mucho más simple de responder,
basta con una sola palabra: Poder.
COMIENZA LA CONSPIRACIÓN
El verdadero iniciador de la conspiración no es una
sociedad secreta, sino un ingenioso banquero llamado
Meyer Amschel Rothschild (1743 - 1812). A diferencia de
otros colegas, el banquero alemán se dio cuenta de que
la mejor forma de hacer fortuna era prestar grandes
sumas de dinero a diferentes potencias europeas, a un
alto interés. El único problema consistía en que esos
países pagasen los prestamos. Rothschild sabía que los
grandes reyes y gobernantes no sólo podrían no pagarle,
sino incluso quitarlo de en medio. Una forma de asegurar
la devolución del préstamo era logrando cierto poder en
esos gobiernos y, por lo tanto, poseer la facultad de
intervenir en su política nacional. Pero la gran ventaja
consistía en que si el rey o el gobernante se salía de
la línea marcada por el gran banquero, siempre se podría
financiar a su enemigo o rival. Es decir, toda nación
debe tener un enemigo. Si no existía, Rothschild se
encargaba de crearlo. Para llevar a cabo su plan, el
banquero repartió sus hijos por Europa, creando
diferentes sucursales de su banco. A lo largo del siglo
XIX se puede apreciar la influencia de los Rothschild en
buena parte de los conflictos europeos. El profesor de
economía Stuart Crane escribe: "Si uno mira hacia atrás,
se da cuenta de que cada guerra en Europa durante
el siglo XIX, terminaba con el establecimiento de una
balanza de poder. Cada vez que se barajaban los naipes,
había un balance de poder en un nuevo agrupamiento
alrededor d la Casa de Rothschild en Inglaterra, Francia
o Austria... Investigando los estados de deuda de las
naciones en guerra, generalmente indicarán quien será
castigado". Años más tarde, otras familias de banqueros
se apuntarían al mismo juego de influencia sobre los
estados - nación. Nos referimos fundamentalmente a los
Warburg, Schiff, Morgan, Kuhn, Loeb o Rockefeller,
verdaderos planificadores junto a los Rothschild de la
historia de los siglos XIX y XX. Algunas de las
prebendas por los préstamos a naciones se referían a
concesiones de explotación de recursos naturales,
facilidades en todo tipo de industrias, etc. Pero las
grandes familias de banqueros lo que ansiaban realmente
era el control del dinero nacional. Para ello
consiguieron que las principales potencias europeas,
como pago a los préstamos, les concediesen el control de
sus bancos centrales. Así nacieron los bancos centrales
de Alemania, Inglaterra o Francia. Sobre esta cuestión
el London Financial Times del 26 de septiembre de 1921
publicaba que "media docena de hombres, en la cumbre de
los cinco grandes bancos, podrían alterar toda la obra
financiera del gobierno". En Estados Unidos el
presidente Thomas Jefferson, temiéndose lo que se
avecinaba, escribía en una carta dirigida a Jhon Adams:
"Creo sinceramente, como tú, que los establecimientos
bancarios son más peligrosos que los ejércitos en
pie". Cada vez un mayor número de políticos se
percataban de que las grandes familias de banqueros en
vez de competir entre si, más bien constituían alianzas
para llevar a cabo un plan de acción común. Estas
alianzas no se llevaron a cabo con fusiones bancarias
como muchos lectores pueden estar pensando, sino por
medio de lazos mucho más fuertes. Nos referimos a los
lazos matrimoniales. Así, con las uniones de sangre,
comienza la verdadera historia del poder mundial y la
globalización. Veamos algunos ejemplos: Paul Warburg se
casó con Nina Loeb; Félix Warburg con Fiedra Schiff; la
hija de Nelson Aldrich, agente de la banca Morgan, se
une a John D. Rockefeller, etc. Una vez conseguido el
poder europeo, los conspiradores pusieron sus ojos en
los Estados Unidos, pieza fundamental para obtener el
poder absoluto. Su plan era fomentar la creación de un
banco central estadounidense que controlarían
totalmente, al igual que estaban haciendo con los
grandes bancos europeos. El senador Nelson Aldrich,
recordemos, agente de los Morgan, se dedicó junto a Paul
Warburg a fomentar la idea de una transformación
bancaria en los Estados Unidos. En 1907 se produce
un pánico bancario de cierta relevancia fomentado por la
banca Morgan, por lo que Aldrich consigue el apoyo del
Senado para presidir la Comisión Monetaria Nacional del
Senado. Desde esa privilegiada posición, Aldrich
organizó a finales de 1910 la reunión secreta más
importante de la historia de los Estados Unidos y
probablemente del mundo. En la Isla Jekyl se reunieron
Paul Warburg; Benjamin Strong, presidente de la Banker's
Trust, propiedad de los Morgan; Henry P. Davinson,
miembro de la compañía J. P. Morgan; Frank A. Vanderlip,
presidente del National City Bank, propiedad de
Rockefeller y P. Piatt Andrew, segundo secretario de la
Tesorería de los Estados Unidos. Allí decidieron, según
confesaría Vanderlip en sus memorias, la creación del
Banco Central estadounidense. Los participantes
acordaron evitar este nombre para evitar suspicacias del
público y decidieron llamarle Reserva Federal. El
informe de la Comisión Monetaria y la ley del sistema de
la Reserva Federal también fueron elaborados en dicha
reunión. Sin embargo, la ley Aldrich no fue aprobada
por el Congreso y los conspiradores tuvieron que esperar
un par de años para llevar a cabo sus planes. El
problema se resolvió en las elecciones presidenciales de
T. Roosevelt - Wilson - Taft. Los dos primeros fueron
apoyados en su campaña por los mismos que idearon la ley
de la Reserva Federal. Cuando Wilson ganó las
elecciones, inmediatamente consiguió que el Congreso
aprobase la ley. Los Conspiradores controlaban ya el
Banco Central de los Estados Unidos. Wright Patman,
presidente de la Comisión Bancaria del Congreso, dijo
refiriéndose a la creación de la Reserva Federal: "En
los estados Unidos de hoy tenemos, en efecto, dos
gobiernos... Un gobierno legal debidamente constituido y
otro independiente, sin control ni coordinación, esto es
el sistema de la Reserva Federal". Por su parte el
senador C. A. Lindbergh afirmó que "este acto establece
el trust más poderoso de la tierra... Cuando el
presidente firme este acto, el gobierno invisible del
poder monetario será legalizado". Desde entonces las
depresiones económicas son totalmente planificadas,
incluido el famoso crack de 1929, tal como
reconoció Louis MacFadden, presidente de la Comisión
Bancaria y Comité de Circulante del Congreso.
De este modo, los conspiradores consiguieron que
gracias a la creación de la Reserva Federal, la deuda
externa de los Estados Unidos aumentase en billones de
dólares que la nación debe pagar a las grandes familias
de banqueros, en realidad los verdaderos dueños de la
gran potencia.
LA I GUERRA MUNDIAL LA I GUERRA MUNDIAL
En 1916 Wilson fue reelegido presidente de los
Estados Unidos. Uno de sus eslóganes era: "Él nos
mantuvo alejados de la guerra". Por el contrario, sus
intenciones eran bien distintas. El coronel House,
agente de la gran banca internacional, mano derecha de
Wilson y presidente estadounidense en la sombra,
tenía la orden de inducir a los Estados Unidos a entrar
en la I Guerra Mundial (1914 - 1918). En el fondo los
motivos de la gran guerra europea eran estrictamente
comerciales. La gran banca había prestado grandes sumas
de dinero a Gran Bretaña, implicándose enormemente en su
industria y comercio. Sin embargo, los negocios
comerciales británicos se veían frenados por la
competencia cada vez más dura de Alemania. A la banca le
interesaba una guerra para no perder buena parte de sus
intereses en Gran Bretaña. Además, necesitaban
urgentemente el auxilio militar de los Estados Unidos.
En este empeño utilizaron a todos sus agentes
norteamericanos, sobre todo al coronel House, y todo su
poder mediático. La mayoría de los grandes periódicos de
la época, igual que sucede en la actualidad, estaban en
manos de la gran banca. La excusa perfecta para entrar
en la guerra en auxilio de los británicos vino dada por
el hundimiento del Lusitania por submarinos
alemanes. La muerte de ciudadanos estadounidenses en el
incidente fue utilizado hasta la saciedad por los
periódicos para crear un clima de opinión propicio a la
participación en la guerra. La verdad sobre el
hundimiento del Lusitania es, como siempre
suele suceder, completamente diferente a lo divulgado
por la prensa de la época. Tanto Gran Bretaña como
Alemania llevaban a cabo un duro enfrentamiento
submarino con la intención de que no llegaran municiones
al bando contrario. El Lusitania iba cargado de
municiones para el bando británico. De hecho, el
gobierno alemán había publicado varios avisos en la
prensa norteamericana para que ningún ciudadano de ese
país viajase en el Lusitania, aduciendo
que sería hundido, porque tal como se comprobó
posteriormente viajaba cargado de municiones.
Finalmente, en 1917, bajo el lema: "La guerra para
acabar con todas las guerras" Estados Unidos entró
en el conflicto. Al mismo tiempo, los conspiradores
sacaban pingues beneficios de la industria bélica,
además de aumentar la deuda de las naciones en guerra,
lo que aumentaba su poder. El propio Winston Churchill
confesó que si Estados Unidos no hubiese entrado en la
guerra "la paz se habría logrado con Alemania, no
hubiese habido colapso alguno por el que Rusia optara
por el comunismo, ni caída del gobierno en Italia,
seguida por el fascismo, y el nazismo nunca hubiese
ganado ascendencia en Alemania". Sin
comentarios...
LA II GUERRA MUNDIAL LA II GUERRA MUNDIAL
Los conspiradores también fueron en buena medida los
responsables de la subida de Hitler y toda su corte de
lunáticos al poder. El partido nazi obtuvo todo tipo de
apoyos desde los grandes centros financieros. Los
grandes banqueros creían que sólo con Hitler en el poder
se podría evitar que se llevase a cabo el plan de
recuperación económica ideado por el doctor Wilhem
Lauterbach. El principal agente de los conspiradores en
esta operación era Greeley Schacht, presidente del Banco
Central de Alemania y desde siempre vinculado a los
intereses de la banca Morgan. Con su polémica renuncia
al cargo, Schacht provocó una honda inestabilidad
política, lo que originó que en apenas cuatro años
Alemania tuviese otros tantos gobiernos ministeriales.
El último de ellos, presidido por von Schleicher,
consiguió cierta estabilidad, lo que provocó un enorme
desasosiego en los conspiradores. Con el apoyo de
Schacht los banqueros internacionales consiguieron que
von Schleicher fuese defenestrado de su puesto de
Canciller y colocaron en su lugar a Hitler, fuertemente
apoyado por la gran banca con centro en Wall Street. En
1933 Hitler consiguió el apoyo de más del 90 % de la
población, erigiéndose en el Führer (caudillo). En la
famosa noche de los cuchillos largos uno de los
asesinados, por supuesto, fue von Schleicher, el único
que podía hacer frente a los intereses oligárquicos que,
unidos a las ansias de poder de un psicópata, provocaron
la II Guerra Mundial. Hitler, en contra de lo que
pensaban los centros financieros, no siguió las
consignas de los conspiradores y provocó una guerra sin
precedentes. Todo fue un error de cálculo de los grandes
intereses bancarios, sólo que el error se saldó con
millones de muertos.
LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE
El famoso anarquista Bakunin declaró que los
seguidores de Karl Marx "tienen un pie en el banco y
otro en el movimiento socialista". Desde luego no iba
mal encaminado. Es un hecho que la Revolución
Bolchevique que llevó a Lenin al poder fue financiada
por los conspiradores. Llevados por su afán de estar en
todos los frentes, vieron inmediatamente la oportunidad
de apoderarse del antiguo imperio zarista. Lenin
viajó a través de Europa, en plena I Guerra Mundial, con
más de seis millones de dólares para financiar a los
revolucionarios rusos. La mayor parte de ese dinero
procedía de Max Warburg. Recordemos que su hermano,
Paul, fue uno de los conspiradores que hicieron posible
el nacimiento de la Reserva Federal estadounidense. El
tercer hermano, Félix Warburg estaba casado con la hija
de Jacob Schiff que, según declaró su nieto, John
Schiff, ayudó con unos 20 millones de dólares al triunfo
de la Revolución Bolchevique. Otro conocido
revolucionario, León Trotsky, también recibió el apoyo
de los conspiradores. Trotsky fue apresado por el
ejército canadiense. Gracias al apoyo del coronel House,
el principal agente de la banca internacional en Estados
Unidos, Trotsky fue liberado y con ¡¡¡pasaporte
estadounidense!!! se reunió con Lenin. Un ex - general
ruso implicado en la Revolución, llamado Arséne De
Goulevitch, afirma en su libro Czarism and the
Revolution que los principales proveedores de
fondos para la revolución fueron "ciertos círculos
británicos y americanos que, por mucho tiempo, habían
prestado su apoyo a la causa revolucionaria rusa". De
Golovitch evidencia en su obra el importante apoyo
financiero de las grandes familias de banqueros como los
Warburg o los Schiff. Según el último embajador ruso en
Estados Unidos antes de estallar la Revolución
Bolchevique, una vez que triunfó la Revolución los
bolcheviques transfirieron cientos de millones de rublos
en oro a la banca Kuhn - Loeb. En este mismo sentido,
periódicos estadounidenses como el Washington
Post informaron en su día que los Morgan y los
Rockefeller también financiaron a los revolucionarios.
Por supuesto sobre este controvertido tema es mucho
más lo que desconocemos que lo que ha trascendido a la
opinión pública.
LA GRAN BANCA Y LA URSS
Existen abundantes datos que apuntan a que los
conspiradores no sólo financiaron a los bolcheviques
sino que apoyaron y sostuvieron a la URSS tanto
económica como tecnológicamente, a través del trasvase
de patentes e información técnica. Mientras las
potencias occidentales se gastaban miles de millones de
dólares en armarse contra el enemigo soviético los
conspiradores controlaban a los dos bandos. Su táctica
es infalible. Ganara quien ganara ellos nunca saldrían
perdiendo. Veamos algunos ejemplos concretos sobre esta
cuestión: -
Después de la revolución Bolchevique, la Standart Oil,
unida a los intereses Rockefeller, invirtió millones de
dólares en negocios en la URSS. Entre otras
adquisiciones se hizo con la mitad de los campos
petrolíferos del
Caúcaso. -
El Chase Manhattan Bank, propiedad de los Rockefeller,
estuvo involucrado en la venta de bonos rusos en Estados
Unidos a partir de 1928 a través del Consejo de la
Reserva Federal, tal como denunció el presidente de la
Comisión Bancaria del Congreso, Louis
MacFadden. -
Según informes del Departamento de Estado norteamericano
la banca Kuhn - Loeb financió los planes de recuperación
de los bolcheviques los cinco primeros años de
revolución. -
La IBEC, corporación controlada por los Rockefeller y
los Rothschild, invirtieron miles de millones de dólares
en la URSS, según publicó en New York
Times. -
El ex - director de cambios internacionales de la
Reserva Federal admitió en una conferencia el 5 de
diciembre de 1984 que la banca soviética influye
enormemente en el mercado interbancario a través de
determinadas empresas bancarias
estadounidenses. -
Los soviéticos se aliaron en 1980 con empresas
occidentales para controlar el mercado mundial de oro.
-
Según se desprende de documentos del FBI y del
Departamento de Estado norteamericano, apoyados por
documentos del Kremlim, filtrados tras la caída de la
URSS, el supermillonario magnate estadounidense Armand
Hammer financió y colaboró desde los primeros años de la
Revolución Bolchevique en el establecimiento de la Unión
Soviética. Albert Gore, padre del actual candidato
Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos trabajó
durante buena parte de su vida para Hammer. Albert Gore,
desde su puesto de la Comisión de Relaciones Exteriores
del Senado sofocó varias investigaciones federales sobre
las relaciones de Hammer con la URSS. Además el
multimillonario financió la carrera política de Albert
Gore Jr., posible próximo presidente
estadounidense. -
El comité Reece del Congreso de los Estados Unidos,
encargado de investigar las operaciones de las
fundaciones libres de impuestos descubrió la implicación
de estas fundaciones, dependientes de la gran banca, en
la financiación de movimientos revolucionarios en todo
el
mundo. -
Henry Kissinger, el incombustible político y
conspirador, se vio salpicado por un escandaloso asunto,
cuando autoridades norteamericanas detuvieron a un socio
suyo en varias empresas por su implicación en negocios
sucios con la URSS.
Todavía es más sorprendente el trasvase de
información estratégica de los Estados Unidos a la URSS
a través de empresas de la gran banca internacional.
Estos son algunos
casos: -
El New York Times publicó que los grandes
banqueros exportaron durante años productos no
estratégicos a la URSS. El truco consistía en
catalogar todos los productos como no estratégicos, pero
se incluían instrumentos científicos, productos químico,
metálicos,
etc. -
También el New York Times publicó que el
conocido magnate Cyrus Eaton, junto a los Rockefeller,
llegó a acuerdos con los soviéticos para enviar desde
Estados Unidos ¡¡¡todo tipo de patentes!!! Es decir, los
conspiradores estuvieron durante años enviando a la URSS
capacidad tecnológica estadounidense. Todo lo
expuesto en este trabajo tan solo es la punta del
iceberg. Nos hemos dejado infinidad de temas en el
tintero como la desaparición de la URSS, la caída del
muro de Berlín o las actividades de los conspiradores en
relación con los OVNIs y la Nueva Era. Nada mejor para
concluir que una frase, extremadamente
clarificadora, pronunciada por J. Warburg en
el senado norteamericano. "Nos guste o no tendremos un
gobierno mundial único. La cuestión es si se conseguirá
mediante consentimiento o por conquista".
ANEXO: ALGO NO CUADRA
Desde los primeros instantes en los que nos
propusimos escribir este artículo decidimos que
preferíamos pecar por defecto que por exceso. Por esta
razón hemos obviado multitud de informaciones
absolutamente increíbles y de las que sólo tenemos
breves destellos. Si no ¿Cómo explicar que Karl Marx
escribiese parte de sus obras financiado por Natham
Rothschild?. Los cheques con los que el banquero pagó a
Marx se conservan todavía en el Museo Británico de
Londres. ¿Acaso le encargo Rothschild a Marx la
redacción del Manifiesto Comunista? ¿Qué hacia un gran
banquero financiando al ideólogo de la dictadura del
proletariado? Curiosamente, las metas revolucionarias de
Marx se parecen sospechosamente a las de la Orden de los
Illuminati, una sociedad secreta cuyos planes se
descubrieron casualmente en 1786. Además, según algunas
fuentes Marx se relacionó con una organización llamada
la Liga de los Justos, que podría ser una continuación
de los Illuminati. Siguiendo esta misma vía, pero
aproximándonos más a la actualidad, podemos preguntarnos
qué demonios hacía la gran banca internacional
financiando a la Escuela de Frankfurt. Con este nombre
se designa a una serie de filósofos e intelectuales
marxistas que desarrollaron buena parte de sus
investigaciones en la universidad estadounidense de
Columbia. Gracias al apoyo financiero y editorial de los
grandes banqueros la Escuela de Frankfurt fue el
principal núcleo de divulgación marxista de occidente.
Sus ideas fueron las responsables, en gran medida, de
las revueltas estudiantiles de 1968 y del nacimiento de
toda una serie de grupos marxista en pleno mundo
capitalista. Desde luego hay muchas cuestiones que se
nos escapan. Quizá, como postulan algunos teóricos de la
conspiración, nuestra historia está planificada 100 años
antes por los amos del mundo. Es una exageración,
¿verdad?.
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