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HISTORIA DE LAS REVISTAS: EL AYER Y HOY DE "VEA" E-Mail


ImageEl Chile de comienzos del siglo XX no vivía una de sus mejores realidades sociales: el presidente de ese entonces, Germán Riesco Errázuriz, se encontraba con un conjunto de problemas que afectaban a los sectores más pobres de la población: carencia de viviendas mínimamente habitables, servicios higiénicos, alimentación, salud y otras necesidades básicas no estaban cubiertas; por otro lado, la cesantía al parar las salitreras, la huelga de la carne, el paro de Antofagasta y la solución de algunos conflictos limítrofes, copaban la agenda noticiosa de esa época.

Bajo ese contexto social, el que en ese entonces era el dueño de El Mercurio, Agustín Edwards Mac-Clure, tenía el afán de crear una revista ilustrada que compitiera con “Sucesos”, que editaba exitosamente Gustavo Helfman Reimers. En ese instante, las vidas de ambos se entrecruzarían.

Desde febrero de 1905, hasta fines de 1919, Edwards llevaba una gestión impecable. Sin embargo, decide vender la empresa Zig-Zag a la imprenta Universo, cuyo dueño era Gustavo Helfman, quien buscó satisfacer las necesidades de entretenimiento e información con sus publicaciones.

Cuando parecía que la depresión mundial de 1929 haría estragos en su incipiente negocio, la editorial logró sobrevivir a las pérdidas económicas y reorganizó sus líneas, privilegiando la creación de revistas y orientando su línea editorial a la publicación de libros. La recuperación se transformaba en un desafío imprescindible, razón por la cual -en 1934- se reorganizó la conocida Empresa Editora Zig-Zag. 

Desde 1939 hubo un incremento considerable en el catálogo de publicaciones, contando con un amplio listado de nuevas alternativas periodísticas, el cual llegaba casi hasta la veintena, emergiendo entre ellas, revista Vea.

“VEA”: LA REVISTA LLAMADA A REVOLUCIONAR EL PERIODISMO NACIONAL

Abril de 1939: el primer número de revista Vea sale a circulación en todos los quioscos del país, bajo la premisa de un medio revolucionario, apuesta que implicaba la inclusión de un periodismo “sentido, nervioso y moderno”.

Bajo la dirección de Jenaro Prieto, quien compartía roles en el Diario Ilustrado, se buscó desde el punto de vista editorial, evitar en sus páginas los ataques del odioso centralismo, poniéndolas a disposición de todas las ciudades y pueblos de la República. Incluso, en la página 4 de la primera edición, un recuadro señalaba que “Vea conoce las aberraciones del centralismo y lo combatirá con toda la fuerza de sus recursos”.

Esta aseveración se refleja en el reportaje central, que aborda la posible existencia de petróleo en Magallanes. En su primer párrafo, destaca que “bajo la nieve de la zona, el petróleo, eterno, mezquino, se niega a encender la lámpara de la prosperidad chilena”.

En un tono desafiante, del artículo se desprende que “Vea dirá lo que sabe: de los numerosos estudios realizados, ya sea por geólogos contratados por el Gobierno por comisiones geológicas enviadas por entidades petroleras particulares, se desprende que existe en el país la posibilidad de encontrar petróleo”.

Entre las secciones, destacaba la de salud del doctor R.T. Zukor (“Si usted no puede dormir, lea lo que dice el doctor y acuéstese”); la columna del doctor Reissman y la cultural de Axel Muthe y “Biografías”.

Con mayor amplitud, entre las 40 páginas del primer número, los lectores podían disfrutar de los cuentos de Dale Collins (“Y un día apareceré en el marco de tu ventana”), notas políticas e internacionales.

El soberbio remate de media distancia de “Cañón” Alonso, la destreza en el ring de Arturo Godoy, el viaje de un nuevo equipo de natación a Guayaquil, encabezado por el especialista en la categoría espalda, Arturo Tomwall, y un completo reporte del deporte amateur, ocupaban las páginas de “Vea Deportivo”.

La tendencia regionalista se mantenía en los siguientes números: la segunda edición, del 26 de abril de 1939, exhibe en portada, fotografías de un sismo en la zona norte de nuestro país. “Vea es la primera revista que da como primicia fotografías del último movimiento sísmico de la zona norte -tuvo intensidad de terremoto y los perjuicios causados son mayores de los que se imaginan-. Estado ruinoso en algunas casas de Copiapó: 47 temblores el mismo día.

Valparaíso tampoco quedaba atrás en el riguroso enfoque de crítica social que implantaba la emergente revista, Acevedo Hernández firmaba un artículo que hablaba de un centro de belleza en el pacífico, pero también de un lunar que manchaba esa hermosura: el conventillo.

Otro hito importante en el desarrollo de las encuestas en la prensa se encuentra en esta revista, edición que tenía un perfil más político que publicaciones como Zig-Zag. En mayo de ese año, “Vea” efectúa un pequeño sondeo a especialistas y representantes del mundo obrero con el propósito de establecer cómo sería un domingo ideal para el obrero chileno. Al mes siguiente la revista publica: “Vea ha realizado una apasionante encuesta: ¿Quién o quiénes gobernarán Chile dentro de diez años?”. Lo interesante era conocer quiénes eran los políticos con mayor futuro en el país. Para ello entrevistó a doce políticos de diversas posiciones políticas e ideológicas y les preguntó: ¿Quién nos gobernará dentro de diez años?

En julio de 1939 la revista publicó los resultados de una encuesta sobre las opiniones existentes acerca del proyecto de ley que otorgaba en Chile todos los derechos políticos a la mujer. Participaron dirigentes de derecha, izquierda y colectividades políticas independientes. El propósito de la encuesta se encontraba circunscrito en el contexto de un nuevo proyecto de ley que buscaba impulsar la extensión de la participación de las mujeres a todas las actividades políticas, es decir, no solamente participar en las elecciones municipales sino que también contar con derecho a votar en las elecciones parlamentarias y a ser elegidas en cargos de representación legislativa.

Es importante destacar que revista Vea actuó como un medio preocupado por dar visibilidad a las distintas posiciones. En este sentido, el uso de la encuesta estaba orientado a ser un mecanismo deliberativo sobre materias de interés público. En 1940 revista Vea continuó elaborando reportajes a partir de “encuestas” sobre la realidad política nacional a partir de las opiniones de representantes de la élite política.

Cerca de 1945, las fotos sociales, artículos que graficaban la realidad política del Chile de la época -presidido por Juan Antonio Ríos- y una extraña tendencia farandulera, comentando los más sabrosos chimentos de las estrellas de Hollywood, como Greta Garbo, Silvia Sydney o Grace Moore, captaban la atención de los lectores.

Un claro ejemplo de ello lo marca un reportaje referido al carácter que reflejan las mujeres a partir de la forma de sus labios. De él se desprende que Eleanor Powell era una muchacha energética, leal, firme y de gran personalidad o que Bárbara Stanwyck, tendría una “cabeza buena para los negocios”.

Llegando a la década del ‘50 -noviembre de 1949, en el número 551-, aparecen las cartas al director, entre las cuales destaca un reclamo hacia los detractores de los resultados de las elecciones en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Fech. Firmaban Walter Blanco (presidente), Ricardo Ferrando y Hernán Pardo (directores).

El semanario, que costaba 4 pesos, experimentaba un cambio de imagen: en portada la fotografía única da espacio a un mayor número de fotos con el logo de la revista al centro.

La sección “Vea Internacional” pasa a tomar mayor fuerza y acapara una mayor cantidad de páginas. “El lente de Vea” pasa a formar parte de sus páginas, dejando a un lado las clásicas fotos sociales de los eventos de la época. El almuerzo en el Stade Francais tras el partido de rugby entre los anfitriones y Green Cross o la antesala de la pelea de Ramón Marchant y Gerardo Díaz, en el club México de Santiago, eran foco de atención de esta nueva propuesta.

Los problemas sociales no quedaban atrás en la línea editorial de la revista, que comenzó a salir a circulación los miércoles. El crimen de los lirios (relato del asesinato de María Eliana Yévenes, niña de 7 años asesinada en pleno centro de Santiago) y un gran número de asaltos con violencia en locales y casas particulares, eran denunciados y debidamente descritos por imágenes.

Esta tendencia, exitosa en cuanto a la adhesión del público, llevó a instaurar otra sección: “La revista policial de la semana”. En ella puede encontrarse el drama de los niños de la población Los Nogales, el crimen de la “vieja avara” (Zoila Troncoso) al interior de su lujosa mansión o el marido engañado “que ahogó con sangre los amores de su mujer” en Concepción.

ImageEn 1955 llegó desde Argentina una serie de fotos capturadas por un corresponsal de Vea, de la madre de Eva Perón (Juana Ibarguren) y su hija Blanca, rezando en el templo de Constitución. Se especulaba que “Evita” podría haber sido sepultada en el Maule. El 18 de noviembre, la revista publica varias instantáneas del grupo: “Doña Juana pretende llevar su corazón cansado a las playas chilenas…”, comenta una nota, en alusión a su viaje a Constitución.

El enfoque aterrorizador contaba con una extraña mezcla en cuanto a contenidos, debido a que lo que sucedía en la farándula criolla tomaba cada vez mayor fuerza. La mujer incógnita que salía con el futbolista de la selección chilena Jaime Ramírez o del “Rey del Bolero”, Lucho Gatica, entre otros personajes, comenzaban a tener un mayor protagonismo y se transformaban en foco de atención de los reporteros de la revista.

La publicidad adopta un inusual protagonismo en cada una de sus 32 páginas: la famosa menta Kolynos, que avisaba por lo general a media página, perdía espacio ante la vorágine de las zapaterías de las calles Puente, San Diego, Matucana y Ahumada. De este modo, Lux, Gardó, San Luis, La Elegancia, Princesa, Ritmo, La Tentación, Manolo, Bata, luchaban por un espacio de difusión de sus tiendas.

La revista se llenó de gloria con la cobertura de la muerte de Gabriela Mistral, en 1957. Durante mes y medio, desde su deceso en Nueva York hasta su sepultura en Santiago, Vea vendió más de 500 mil ejemplares semanales.

DÉCADA DEL ‘60: LLEGA “EL MAGO DE LA CIRCULACIÓN”

Nacido en Cauquenes el 22 de enero de 1916, Jenaro Medina Vera fue director de la revista Vea durante casi dos décadas. Considerado como el “mago de la circulación”, por el alto tiraje que otorgaba a la editorial Zig-Zag -convertía en miles de ejemplares las publicaciones que dirigía. No había televisión, la señal de las radios de Santiago se escuchaba en el interior a partir de las 8 de la noche, pero Vea vendía 500 mil ejemplares en un Chile que merodeaba los 8 millones de habitantes.

Rigoberto León Hinojosa, reportero policial y de espectáculos de Vea, confesó al sitio web derechos.org, que “don Jenaro, que así lo llamábamos, también hubiera podido ganarse la vida como imitador. Disfrutaba imitando perfectamente la voz nasal y engolada de su amigo Pablo Neruda, al recitar los ‘20 Poemas de Amor...’ en las ‘sesiones culturales’ de Las Tejas, célebre chichería de Nataniel. Pasaba largos fines de semana con el futuro Nobel en Isla Negra. Los lunes, tempranito, volvía a editorial Zig-Zag para cerrar el semanario. Soñador, inquisitivo... le metía tijeras a las largas crónicas del ‘Negro’ Humberto Malinarich, discutía banalidades con el ‘Ciego’ -por lo grueso de sus anteojos- Eduardo Rivas o reprochaba la crudeza de mi lenguaje”. También formó parte de ese equipo, Mario Vergara Parada, José Gómez López, Raúl Morales Álvarez y los reporteros gráficos Pancho Silvestre y José "Pichanga" Muga.

La fórmula aplicada en la época apuntaba hacia un sustituto adelantado de la televisión en blanco y negro, con un precio al alcance de medio millón de lectores, textos breves y abundantes fotografías de operaciones a corazón abierto (del doctor Helmuth Jaeger), de terribles fusilamientos de la época y de los crímenes más espantosos de la semana.

El Mundial de 1962 era otro buen pretexto para editar históricas publicaciones de revista Vea. El furibundo zurdazo de Leonel Sánchez en la portería norte del Estadio Carlos Dittborn en Arica, ante Unión Soviética, que levantó a Julio Martínez de su asiento con el desgarrador grito de “justicia divina”, la “chilenita” de Honorino Landa que sorprendía a los brasileños en el Estadio Nacional, o el derechazo de Eladio Rojas ante Yugoslavia que significaba el tercer lugar en la justa deportiva, eran relatados y fotografiados al mismo nivel que la revista Estadio.

También se privilegiaba la información científica, presentándola de manera atractiva a un lector más proclive a disfrutar de un gran despliegue fotográfico que a extensas lecturas. Vea cumplía así con el espíritu de su nombre y para hacerlo mejor, Jenaro Medina no tenía empacho en "fusilar" el material que su tijera entresacaba de publicaciones internacionales, principalmente francesas, que leía y traducía con placer. Su posición en Zig-Zag le permitía darse el gusto de ir a París en un fin de semana largo, cenar en algún restaurante legendario, y contar el lunes en la redacción el encuentro con los personajes que conoció en el viaje.

En el equipo de revista Vea destacaba una reportera inquieta, directa y controvertida: Raquel Correa, que poco a poco fue tomando protagonismo en este medio de comunicación. Ascendió a jefa de informaciones, subdirectora y finalmente directora. Desgraciadamente este proceso lo vivió entre el gobierno de la Unidad Popular (UP) y el golpe militar. Esta aseveración es reafirmada por la intervención de la UP, interesada en neutralizar las revistas informativas Ercilla y Vea, aprovechando la infraestructura de la empresa -perteneciente al grupo de Sergio Mujica Lois- para formar la editorial que pasó a llamarse Quimantú. Atrás quedaba la empresa familiar de Gustavo y Federico Helfman.

También hubo cambio de director. El nuevo cargo lo asumía Hernaní Banda, debido a que Jenaro Medina rehusó vivir en el Chile post golpe del '73. Curiosamente el mago de la circulación creó  una versión colombiana de Vea que se empinaba por los 70 mil ejemplares, cifra considerada un buen tiraje.

Posteriormente, la revista sacó una nueva edición en Venezuela. Nelson Luis Martínez, uno de los gigantes del periodismo venezolano, aceptó la propuesta de Medina, que sólo pedía dos pasajes aéreos y una habitación de hotel. Su elección tampoco fue afortunada. Sacó unos seis números de la revista y dio trabajo a algunos periodistas chilenos exiliados en Caracas, pero no tuvo el éxito esperado. Sus nuevos patrones estimaron que estaba divorciado de las nuevas realidades periodístico-tecnológicas y lo despidieron.

CAMBIO DE CASA, CAMBIO DE ENFOQUE

En febrero de 1973, la revista sufre un cambio de casa. Desde la editorial Zig-Zag, en Bellavista 069, a la Sociedad Editora Revista Vea Limitada, en avenida Providencia 283.
Era un año complicado, la polarización política que vivía el país llevó a que la prensa quedara a la deriva, tomando como pocas veces en su historia, partido por uno u otro bando. Vea no estaba exenta de esa realidad y fue tomando un perfil más político en este difícil periodo, sin dejar de lado el exitoso enfoque policial y de denuncia.

En dicho esquema, Raquel Correa asumió el papel de subdirectora y comenzaba a marcar su estilo periodístico. “Candidatos bajo el lente”, un completo informe de la elección senatorial en Santiago y entrevistas a destacados personajes de la contingencia nacional reafirmaban dicha aseveración. Inolvidable fue su reportaje a Bernardo Leighton “Los motivos del hermano Bernardo”, entre otros.

La periodista destaca que esa revista Vea era totalmente distinta a la de hoy, partiendo con entrevistas de tipo humano, cosas de interés general, con personajes de la cultura, incluso del deporte. Pero muy pronto le correspondió hacer entrevistas más serias, de política y de actualidad.

Raquel Correa recuerda que durante el gobierno de la Unidad Popular la situación de la prensa era “angustiante e interesante; las dos cosas: había libertad extrema, no hubo censura o revisión de textos”.

La revista recibía servicios de Europa Press y los reportajes de Sergio Retamales, “Osmur”, eran acompañados de la sección “Vea ciencia” de Lincoyán Rojas y las extensas crónicas de deportes de Luis Inostroza, basadas principalmente en las grandes actuaciones de Colo Colo en Copa Libertadores. Carlos Caszely, “Chamaco” Valdés, el “Gringo” Nef y el “Loco” Páez eran protagonistas de grandes hazañas deportivas y ocupaban una gran cantidad de páginas de Vea.

El Festival de Viña de ese año fue completamente cubierto por Osmur: En “De las contradicciones”, así titulaba su reportaje, describía el sorpresivo triunfo de Julio Zegers con “Los pasajeros”, en detrimento de “Dame tiempo”, éxito de Romuald, que alcanzó un inusitado éxito en la versión de Frank Sinatra.Image

Otro acontecimiento que entró en la historia de este medio de comunicación fue el informe de un macabro hallazgo de osamentas humanas en el Cerro Blanco. Se especuló que un grupo de enigmáticos asesinos del “nido de delincuentes” cavó una fosa macabra y al mismo tiempo hubo algunos detractores que señalaron que ese material fotográfico era irreal y no correspondía a dicho cementerio particular.

Pero llegó el golpe militar. El periodismo y todos los medios de prensa fueron fuertemente censurados. Ante la imposibilidad de ejercer la libertad de prensa sin verse directamente afectada, Raquel Correa escribe y publica en la revista una carta en la cual se hacía una ácida crítica al gobierno de Pinochet, firmando con el seudónimo Teresa Infante. Rápidamente el gobierno se manifiesta y la periodista y directora de la revista es llamada al edificio Diego Portales, donde los censores revisaban los originales, y es obligada a revelar la procedencia de la carta, a lo que se niega. En 1975 Vea cambia de línea editorial y la directora rehúsa continuar en esas condiciones.   

Dos años después del golpe militar, Raquel Correa queda sin trabajo y vuelve a la dirección Hernaní Banda.

La revista se mantiene apegada al formato de semanario, mostrando en sus páginas crónicas de crímenes y contingencia política. Por ello, no era raro ver al mismísimo Augusto Pinochet a bordo del nuevo Metro de Santiago. ¡Buenas noticias! “Estamos en la línea de las grandes ciudades”, titulaba el artículo.

A fines de los ‘70, nuestros tenistas eran foco de atención de los fanáticos del deporte y de la pluma de Luis Inostroza. Patricio Cornejo, “corazón de chileno”, y Jaime Fillol derrotaban a quien se les pusiera en frente en el Court Central del Estadio Nacional, mientras que la rebeldía de Carlos Caszely ante el gobierno militar, en una ceremonia de bienvenida del equipo chileno que participó del mundial de fútbol en Alemania, era altamente difundida en la revista.

LA “FARANDULIZACIÓN” TOTAL DE VEA

Llegada la década del ‘80, un gran número de personajes del espectáculo captaba la atención de la prensa nacional. Raquel Argandoña, César Antonio Santis, Eliseo Salazar, Pilar Cox y un gran grupo de cantantes y artistas, se transformaban en fotos de portada en Vea.

Darío Rojas asume como director de la revista, en lo que sería el inicio del cambio editorial de Vea.  “Antiguamente, el periodismo de espectáculos era mínimo, era el pelo de la cola en el quehacer de un medio. Yo era periodista de política y observé que había un grupo que estaba acostumbrado a cubrir en boites, además de otros a quienes les empezó a interesar lo que sucedía con animadores, modelos y gente que aparecía en televisión”. Desde ese momento decide enfocarse en la prensa farandulera.

Un claro ejemplo de este prominente cambio lo marcó la organización de fiestas patrocinadas por la revista. La presencia de un gran número de figuras de la televisión propició un estrecho lazo entre los periodistas y las fuentes, obteniendo de esta forma varias exclusivas. Los gastos corrían por cuenta del Grupo Cruzat. Durante ese periodo, Hernaní Banda llega por tercera vez a la dirección de Vea.

En las oficinas del piso 13 de la torre institucional de este grupo inversor, surgía un semillero de nuevos cerebros, entre ellos, Juan Ignacio Oto, quien en 1987 se convierte en socio principal de la empresa editorial Holanda Comunicaciones, iniciándose en la edición de publicaciones de libros y revistas, entre ellas Vea.

Jaime Godoy Cartes toma la responsabilidad de la dirección de la revista, manteniendo la línea familiar, muy masiva, con extensas entrevistas a prominentes personajes de la televisión, el deporte y la política.

Durante las dos últimas décadas existió un gran número de golpes noticiosos y conflictos con algunos personajes de la farándula, destacando -en febrero de 2004- el de la animadora de televisión Karen Doggenweiler, quien protagonizó un confuso incidente con un periodista de revista Vea en su casa de veraneo en Cachagua. Insultó y golpeó a una novata periodista y a un reportero gráfico, que pretendían una entrevista. La idea era conseguir versiones sobre su nueva vida de casada e interrogarla sobre Fernandita, la hija de su primer matrimonio.

Nelson Rodríguez, editor de la época, explica que “siempre hubo con la Karen una buena relación, pero cuando se casó y asumió su papel de esposa y mujer embarazada sufrió un impensado ataque de hermetismo. Afortunadamente, todo fue aclarado”.

El carácter mediador de Juan Ignacio Oto lo llevó a intervenir en el tema y prohibió a sus periodistas hablar sobre el incidente, para evitar un quiebre en las relaciones con una pareja de amplia difusión mediática y fuente constante para las múltiples publicaciones del holding.

Basado en esa línea, a la hora de decidir conflictos, el dueño de Vea abortó el que podría haber sido un gran golpe periodístico: el “romance” durante nueve años entre el humorista Álvaro Salas y la vedette, Tatiana Merino. “La filtración de la noticia provocada por una infidencia, provocó el llamado inmediato de Canal 13 para postergar la publicación. Jaime Cartes y yo no estábamos de acuerdo con esa idea, pero Juan Ignacio (Oto) ya había decidido, no había otra posibilidad”, dice Nelson Rodríguez.

La idea era no dañar la imagen pública de Salas, razón por la cual la estación televisiva envió a la oficina ubicada en avenida Holanda 279, al gerente de Marketing y Comunicaciones del canal católico, Marcelo Bravo, quien pagó a la revista "Vea" para que no publicara esa nota.

Sin ningún tipo de reparos, Bravo declaró que se la había "jugado" por su empresa y que él fue "como la gota que rebasó el vaso, porque ellos (Vea) habían recibido hartas presiones". De esta forma, consiguió su objetivo y según sus palabras sólo después informó al canal, una vez que todo estaba arreglado con Juan Ignacio Oto.

ImageFinalmente, la entrevista no salió en el momento planificado. Se especuló que Canal 13 ofreció dos boletos de avión a Buenos Aires y una entrevista con Alejandro Chávez, en ese entonces, periodista de “Viva la Mañana”.

El canal de televisión optó por reconocer el hecho como “un error” en una declaración pública. En ella se expresó: “Los procedimientos utilizados en este caso -que dieron lugar a interpretaciones incorrectas-, constituyen un error manifiesto, que el canal reconoce y por el cual pide excusas públicas”. Pero agrega que “no obstante lo anterior, atendidas las intenciones que llevaron a su ejecutivo a realizar esta gestión inapropiada, el canal confía en su buena fe”.

“Hubo decisiones no editoriales de altas esferas de ambos medios de comunicación. Logramos publicar el artículo, pero el tiempo nos dio la razón: Canal 13 reconoció su error y la entrevista debió salir el día que estaba fijada”, concluye Nelson Rodríguez.
Otro conflicto lo vivió revista Vea con el abogado y ex pareja de Raquel Argandoña, Hernán Calderón, cuando vio a su hija de 15 años, conocida como “Raquelita”, en la portada de julio de 2006, supuestamente desnuda.

Hernán Calderón llegó a manifestar su preocupación por “una situación casi de pedofilia” a la que fue sometida su hija.

Raquelita declaró en Revista Vea que le gustan las luces y el medio artístico: "Desde chica acompañé a mi mamá a entrevistas, fotografías, y me quedó gustando".

Pero el tiempo llevó precisamente a Calderón a la portada de la revista: la animadora ochentera Viviana Nunes aseguró a revista Vea que la verdadera amante de Eliseo Salazar fue Alejandra Álvarez. Fuentes consultadas, cercanas a Alejandra, aseguraron que ella sí mantuvo una relación con el piloto, cuando se inauguró en Chile el hotel Ritz el 2003.

En octubre de 2005, la ex animadora Pilar Cox realizó una entrevista desde la clínica Rayencura de Malloco, donde se rehabilita de su adicción al alcohol, refiriéndose públicamente por primera vez a la noticia que la ha tenido en primera plana, luego que Alfredo Lamadrid revelara en su programa “Cada día mejor” la situación de la otrora animadora de “Martes 13”.  “Me sentía muy mal… cuando al bebedor se le pasa el efecto del trago se juzga mucho, se castiga”, señaló a revista Vea.Image

También resaltaron los especiales de cocina y los números destinados a la muerte del Papa Juan Pablo II, el 2 de abril de 2005, producto de una septicemia y un colapso cardiopulmonar irreversible, agravado por su enfermedad de Parkinson. Una gran cantidad de testimonios de personajes prominentes de nuestro país marcó la pauta de estas ediciones.     

GASTRONOMÍA + BELLEZA + MODA + SALUD= LA NUEVA VEA

Por ajustes en el equipo editorial, Jaime Godoy dejó la dirección de la revista en noviembre de 2006. Nelson Rodríguez se mantiene como editor general y asume el liderazgo, bajo la premisa de que “la farándula es la que vende en los quioscos hoy por hoy”.

Vea sufrió algunos vaivenes en la distribución, pasó de semanal a quincenal por problemas de avisaje, por lo que debió implementar algunos cambios en su estructura editorial. De este modo, las secciones de gastronomía, belleza, moda y salud adquirieron mayor fuerza. “Estos especiales contaron con gran aceptación del público femenino”, confiesa Nelson Rodríguez.

En el manejo del diseño, Nelson Rodríguez piensa que “es necesario privilegiar lo gráfico. Queremos ser consecuentes con el nombre de la revista, que la foto sea grande, de buena calidad, exclusiva”.

En cuanto a publicaciones controversiales, la modelo argentina Rocío Marengo también tuvo problemas con la publicación. "Estoy segura de que Felipe va a ser mío", tituló la revista a principios de 2007. A Marengo no le gustó nada el titular de la entrevista que concedió y aseguró que se tergiversó la información.

"A mí me mató este titular, me dolió muchísimo... En este caso yo no me equivoqué y Vea me perjudicó", afirmó la implicada. Sin embargo, Nelson Rodríguez recalcó la trayectoria que tiene la revista Vea y que él no se prestaría para tergiversar datos. "Habrá que poner en una balanza la credibilidad de revista Vea y la de Rocío Marengo", dijo.

Otra protagonista de las portadas de Vea ha sido Cecilia Bolocco, que reconoció en Colombia su relación con Carlos Menem y posteriormente fue fotografiada por el “paparazzi chileno” Ángel Mora.

La última idea del equipo editorial ha sido la implementación de un suplemento especial, llamado “La verdadera historia”. Este inserto de revista Vea “es una biografía de personas que hacen noticia”, cuenta Nelson Rodríguez.

“La iniciativa nace a partir de la extensión de las entrevistas de estos personajes, que al editarlas me dejan con gusto a poco. Creí que lo mejor era dar espacio a historias interesantes, aprovechando el banco de imágenes que tenemos. La difusión de nuestras entrevistas en matinales y programas del mundo del espectáculo, nos tiene muy satisfechos”, concluye Rodríguez.

 *Rodrigo Sánchez es periodista de UNIACC y candidato a Máster en Edición. 

 
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